11 noviembre 2007

Usureros!

Ley de la Represión de la Usura, de 1908: “Usura es todo contrato de préstamo en que se estipule un interés desproporcionado con las circunstancias del caso”. Esta definición –y su páctica– sigue vigente un siglo después.

Cada mañana, en los intermedios de programas informativos como La mirada Crítica o Los desayunos de TVE, empresas usureras nos bombardean con anuncios de dinero fácil.

“Hasta 6 mil euros en 24 horas, con los mínimos trámites y sin cambiar de banco”. “El dinero donde usted decide”. “Si necesitas dinero para disfrutar de lo que siempre has soñado, cuenta con nosotros”.

Lo que no dicen tan alto ni tan claro es el interés que cobran por los préstamos. El dinero lo consigues rápido, pero tardarás mucho en pagarlo. Según un artículo del diario Público, un préstamo de 6 mil euros (la cantidad que suelen anuncian estas empresas) puede costar 3 mil euros más que en un banco normal. La Caixa cobra un 8'75% de interés; Cofidis un 23%. Eso sí, hay que acercarse mucho a la pantalla para leerlo.

Estas empresas –me resisto a llamarlos bancos, aunque algunos ya dispongan de sus departamentos dedicados a este lucrativo negocio– no hacen preguntas. Llamas por teléfono, pides tu dinero y en 24 horas lo tienes en tu cuenta. Después, terminas pagando la lavadora o la comunión de la niña durante mucho, mucho tiempo.

Y digo lavadora y comunión en lugar de máster o vacaciones en el Caribe porque no debemos olvidar a quién van dirigidos estos anuncios. Todos concentrados por las mañanas –del mismo modo que los anuncios eróticos se emiten tras la medianoche–, su público potencial son las amas de casa, los parados y las personas no acostumbradas a verse en un apuro financiero. Si lo que normalmente se denomina “clase media” no suele cae en estos engaños, para muchas personas con pocos recursos son la única forma de recibir un préstamo. Y, visto el dineral que se gastan en publicidad (50 millones de euros anuales) es de creer que tienen muchos clientes.


Durante décadas, los periódicos han ganado dinero a espuertas con los anuncios casificados como relax (prostitución); en la actualidad ya hay, que yo sepa, dos diarios que se niegan a publicar este tipo de anuncios. Quizá sea hora de que las televisiones piensen un poco, sólo un poco, en los ciudadanos y cuelguen el teléfono cuando esta gentuza llame para contratar 30 segundos de publicidad.

O, pensándolo bien, quizá también sea hora de que los bancos cambien de actitud. En lugar der crear divisiones usureras (Santander tiene que competir con Cofidis y su solución es inventarse Crediágil), podrían suavizar los requisitos para otorgar préstamos. Los bancos se escudan en que los clientes no devolverán el dinero, pero resulta que, en este negocio, sólo hay un 3% de morosos.

Al final, pierden los de siempre. El rico se enriquece y el pobre se empobrece.

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