28 octubre 2009

Afganistán: What are why fighting for?

No lo consiguió Alejandro Magno. Tampoco las tropas soviéticas... Afganistán ha vencido a todos los los ejércitos a lo largo de su historia. El último llegó al país en 2001, tras los atentados de Nueva York. Las tropas estadounidenses acabaron con el gobierno talibán y la ISAF, compuesta principalmente por tropas europeas, trata ahora de reconstruir el país.

Pese a haber perdido decenas de soldados, el Gobierno no se cuestiona la presencia de España en Afganistán.

Dice Luis Montes Martínez, asesor del Ministerio de Exteriores:
"La seguridad no se juega exclusivamente dentro de las fronteras, sino que tiene un componente global. Lo que pasa en el otro extremo del mundo puede tener influencia en Madrid o Londres. Por lo tanto, como actor responsable, España tiene que contribuir con sus socios a estabilizar un país que ha generado una profunda inestabilidad en el ámbito internacional".

La estabilización no es fácil. Como explica un militar español, en un mismo barrio de Kabul hay que ayudar a una familia, separar a dos miembros de tribus enfrentadas y repeler un ataque de la insurgencia.

Pero los verdaderos enemigos son la corrupción, el analfabetismo y la pobreza. Buena parte del gobierno tiene lazos con el narcotráfico, el 40 por ciento de la población no sabe leer ni escribir y el salario medio de un funcionario son 50 euros al mes.

En palabras de José Francisco Gan, coronel del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra:
"Hay que enseñar a los ciudadanos medios de vida diferentes a los que les llevan a a delincuencia. No se puede pretender que alguien que busca comida se quede quieto en casa. Si el talibán le paga un dinero por engrosar sus filas, lo hará. Hay que darle una oportnudidad de desarrollo y hay que darle un trabajo. Pero no para un día... Hay que darle expectativas de futuro. Entonces habrá una oportunidad para el país".

Es la teoría, pero en la práctica algunos miembros del gobierno pagan por el alquiler de sus mansiones 10 mil euros al mes. Mientras, Sanidad gasta 8 euros por persona al año.

Adiós, soitu, adiós

Escribo sobre el cierre de soitu.es al ritmo de Bruce Springsteen y su No surrender (por mandato expreso del señor Pérez de Albéniz).

Escribo con tristeza, ira y buenos recuerdos. El final de soitu es una mala noticia para sus trabajadores, para sus lectores, para los que aún no lo conocían, para los medios en conjunto. Siguió la estela de ADN.es: informar de forma diferente al modo Cebrián o el modo Pedro J. Lo consiguió.

Pero el dinero manda y los banqueros se han cansado de gastar sin recibir. Por eso cierran.



He seguido soitu desde su embarazo, desde los deliciosos videos que colgaban mostrando el casting o la construcción del sitio. Cada mañana, el Descodificador era lectura obligatoria. Un post suyo sobre Dylan me hizo volver a escribir en el blog tras una temporada escaso d ideas y ganas. Después llené el reader con los rss de vida digital, del rumano residente es España, Gervasio, de cine... Ahora tendré que eliminarlos.

Al año de existencia, me hice usuario y comencé a enviar textos. Algunos los publicaron otros no.

Gané algo de dinero y recibí la satisfacción de ser leído y comentado por un buen puñado de personas (algunas más que aquí, en cualquier caso).

Soitu era la esperanza de trabajar un día en un medio diferente, abierto, libre. Más de una vez pensé ponerme en contacto con Gumersindo Lafuente y proponerle una serie de artículos sobre, por ejemplo, los retrones. No lo hice por vergüenza y miedo. ¿Aceptarían los lectores las bromas sobre la discapacidad?

Dentro de unos meses, Gumersindo volverá a sonar por la web, y traerá una nueva idea bajo el brazo.

Hasta entonces.

Larga vida a soitu.es

26 octubre 2009

Miedo

Uruguay sufrió una dictadura durante 12 años. A su término, como en muchos otros países, se firmaron leyes para proteger a los militares, policías, censores, torturadores... La dictadura daba paso a la democracia incompleta: sin examen de conciencia, sin justicia. En Latinoamérica las leyes tuvieron nombres tan reveladores como "Punto final y obediencia debida". Aquí en España, fueron más discretos: lo llamaron Transición.

Este fin de semana, los uruguayos han echado por la borda la oportunidad de reconciliarse con su pasado. Al mismo tiempo que las elecciones presidenciales, se votaba en referéndum la anulación de estas leyes. Los partidarios sólo han logrado el 48%, un porcentaje insuficiente.

Hoy, más de un general habrá brindado por el miedo de los uruguayos.

Creo sinceramente que el referéndum no ha salido adelante por puro miedo. Miedo al pasado, a resucitar fantasmas, a ver de nuevo caras que no se quieren ver, a la vuelta de las armas, a un nuevo golpe... El miedo es muy poderoso: Paraliza, atenaza, impide cumplir los sueños, impide vivir.

Es fácil criticar el comportamiento de los uruguayos desde el otro lado del Atlántico. Pero no hay que olvidar que en España tampoco ha habido examen de conciencia ni reconciliación, ni justicia. Manuel Fraga, Adolfo Suárez, Sabino Fernández Campo, Juan Carlos de Borbón... Son sólo algunos de los "notables" que se merecen un juicio o, como mínimo, una confrontación con su comportamiento durante la dictadura.

¿Qué sucedería si aquí se votase algo similar? ¿Querrían los españoles juzgar a toda una generación política y cultural? ¿Querrían revisar ese cuento de hadas llamado Transición y comprobar que no todo fue tan bonito, sino se usó el miedo a una nueva Guerra Civil (vamos, a un nuevo derechazo) para imponer una Constitución?

Pues pasaría lo mismo. Nada.

La derecha rancia votaría no a conciencia, pero buena parte de la sociedad votaría no por miedo.

Ojalá me equivoque.

22 octubre 2009

La telebasura (y la política, y tantas otras cosas) según Iriarte

Siempre acostumbra hacer el vulgo necio
de lo bueno y lo malo igual aprecio.
Yo le doy lo peor, que es lo que alaba.

De este modo sus hechos disculpaba
un escritor de farsas indecentes;
y un taimado poeta que lo oía,
respondió en los términos siguientes:

Al humilde jumento
su dueño daba paja, y le decía:
Toma, pues que con eso estás contento.
Díjolo tantas veces, que ya un día
se enfadó el asno, y replicó: Yo tomo
lo que me quieres dar; pero, hombre injusto,
¿piensas que sólo de la paja gusto?
Dame grano, y verás si me lo como.

Sepa quien para el público trabaja,
que tal vez a la plebe culpa en vano,
pues si en dándola paja, come paja,
siempre que la dan grano, come grano.

Moraleja:

Quien escribe para el público, y no escribe bien,
no debe fundar su disculpa en el mal gusto del vulgo.

20 octubre 2009

Afganistán, segundo round

karzai

El pie de esta foto dice que estos hombres son -de izquierda a derecha- Kai Eide, el enviado de la ONU para Afganistán, el senador estadounidense John Kerry y Hamid Karzai, presidente de Afganistán. Es una forma de verlo. Otra forma sería decir que John Kerry es el enviado de la metrópoli a la colonia, o de la casa matriz a la filial, que Karzai es su títere y que el enviado de Naciones Unidas tiene como función acallar a la opinión pública (cada vez más silenciosa, por cierto).

Se han juntado en Kabul para anunciar que sí, que habrá segunda vuelta en las elecciones presidenciales. La primera ronda, en agosto, costó 160 millones de euros, movilizó varios miles de soldados, y dio pie a los talibanes a matar a decenas de conciudadanos en la "fiesta de la democracia" y a cortar los dedos manchados de tinta de algunas personas (¿incautos, ingenuos, valientes?) que habían votado. Todo para nada. Karzai, como era previsible, manipuló los resultados. No ganó por mayoría absoluta, sino que se quedó en un insuficiente 48%. Y aún esa cifra resulta difícil de creer.

El 7 de noviembre los afganos tendrán que elegir de nuevo: arriesgarse a morir para dar su voto a unos políticos enriquecidos gracias a sus relaciones con mercenarios y narcotraficantes que, además, firman leyes que legalizan la violación dentro del matrimonio o quedarse en casa. Nada les garantiza que no se vaya a repetir el pucherazo. De hecho, el antiguo enviado de la UE para Afganistán no tiene duda que se el fraude se repetirá.

Yo lo tendría bastante claro:

Unos tipos invaden el país, desmembran el gobierno y el ejército, juegan con las amistades y enemistades de las tribus para lograr una volátil estabilidad, hacen escasos esfuerzos para sacar a los ciudadanos de la pobreza, no hacen nada para ayudar a las mujeres (ayudar de verdad, no hacerse fotos con ellas), montan unas elecciones que pocos quieren, tardan en reclamar los resultados por el miedo al qué dirán y, después, pretenden montar la farsa de nuevo.

Si yo fuera afgano, el 7 de noviembre haría lo usual: sobrevivir.

08 octubre 2009

La muerte en Herat

Es tan obvio que se nos escapa. O queremos que se nos escape. Es el peligro de aceptar la realidad sin preguntar su porqué, de creer a los medios -con su hábil utilización de palabras e imágenes- sin dudar de lo que nos cuentan.

Cuando caemos en la cuenta, todos decimos: "pues es verdad". Pero a veces es demasiado tarde.

Aquí algunas puntualizaciones que viene bien recordar:

  • La muerte de un soldado es una tragedia, pero no debe ser portada de informativos. Un soldado no vale más que un obrero de la construcción. Hoy hemos sabido que ayer falleció un trabajador sin contrato en Valencia. Se cayó del tejado del chalet donde trabajaba. Hoy, como mucho, ha sido publicado en un breve o en una noticia de 20 segundos en los informativos (y no en todos).
  • Lo de Afganistán no es una guerra: es una invasión. Estados Unidos lideró en 2001 un grupo de países occidentales, entraron a sangre y fuego en el país, acabaron con su gobierno, con su ejército y dijeron a los ciudadanos que iban a salvarlos de los talibanes. Como no podía ser de otro modo, muchos no quisieron ser salvados, o no de esa manera. El problema de fondo no es el fanatismo religioso, sino la pobreza (y de esto sabe bastante Ramón Lobo).
  • Parece que sólo el dolor hace ver la realidad. Ayer la abuela del soldado (¿por qué esa insistencia en repetir su nombre?) decía: "Le dijeron que iba en misión humanitaria y le llevaron a una guerra".
  • El Ministerio de Defensa condecorará al soldado con la Cruz al Mérito Militar. Su familia, recibirá una indemnización de 140.000 euros. El Gobierno redactó una ley en 2004 para dar este dinero a los familiares directos de los militares que pierdan la vida en el curso de una operación de mantenimiento de la paz o de asistencia humanitaria. Al albañil fallecido ayer, ¿qué le dará el Gobierno? Algunos muertos, por lo visto, merecen más consideración que otros.

La misión en Afganistán comenzó con 70 soldados. En breve habrá casi un millar. ¿Para cuando la retirada?

07 octubre 2009

Si lo piensas dos veces, te llamarán Bertolt Brecht

Todos hemos sufrido los efectos de la educación. Desde los 4 años, la escuela nos inyecta un sistema de pensamiento, unos modos de vida, una jerarquía de valores. A medida que avanzamos cursos memorizamos datos, fechas y nombres. Aprendemos historia, literatura, geografía. Los colegios públicos educan -se supone- en valores laicos y los privados en los fundamentos de la religión. A los 18 años somos clones. Lo aprendido en la niñez y adolescencia -y no me refiero sólo a la lista de los Austrias o la tabla de los elementos- ha calado en nuestra mente.

Como escribió José Agustín Goytisolo,
Trabaja niño, no te pienses
que sin dinero vivirás.
Junta el esfuerzo y el ahorro
ábrete paso, ya verás,
como la vida te depara
buenos momentos, te alzarás
sobre los pobres y mezquinos
que no han sabido descollar.
No es posible implantar la igualdad entre hombre y mujer si de pequeños cantábamos aquello de:
Lunes antes de almorzar,
una niña fue a jugar
pero no pudo jugar
porque tenía que lavar
Así lavaba, así, así,
Una vez terminada la educación oficial viene la deseducación. El que la quiera, por supuesto.

Y quizá descubramos que los moros no eran tan malos como decían,;que estuvieron 800 años en esto que ahora se llama España y no fue para tanto; aún más, que aportaron muchas cosas a la cultura y la ciencia, a la civilización. ¿Fue entonces positiva la Reconquista? Ay, asalta la primera duda.

Isabel la Católica expulsó a los judíos, dicen en la escuela. Claro, no eran españoles, piensa el alumno. Pero poco enseñan que este destierro acabó con la clase media y, a la larga, llevó al proverbial atraso de España y, si nos ponemos, a la Guerra Civil. Y su cruz sigue siendo el mayor honor que alguien puede recibir. Y Hitler era muy malo, pero Isabel muy buena...

La Guerra de la Independencia, ¿fue beneficiosa? Cada año celebramos sus batallas, y recordamos a los "héroes". ¿Pero no sucede ahora algo parecido en Irak? Ojo del escolar que se atreva a comparar a Palafox con Al Sader...

España fue un imperio, en sus territorios no se ponía el Sol. ¿Y nos debemos enorgullecer por ello?

La historia, lo sabemos, la escriben los vencedores. Pero la repiten como papagayos los maestros de escuela.

Cuesta trabajo deseducarse, liberar la mente de los corsés impuestos como verdades absolutas, repetidos a lo largo de los años por los medios de comunicación, la familia, el cine, la iglesia.

Yo intento deseducarme poco a poco: libro a libro, canción a canción, persona a persona. Lo que en un principio te parece de extremistas desfasados tiene sentido al poco tiempo, las revoluciones no lo son tanto y lo obvio es cada vez más dudoso.

Durante los últimos meses he leído libros que me han mostrado un mundo diferente al que nos venden; he visto películas que revelaban lo que no quieren que sepamos; he escuchado canciones que vuelven a apelar a la extinta solidaridad. Y los radicales son los que van a la raíz del problema.
Desinformación, de Pasual Serrano
Espejos, de Eduardo Galeano
Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano
La doctrina del
shock, de Naomi Klein

La corporación, de Mark Achbar
De igual a Igual, de León Gieco
Pequeñas aportaciones para ser más libre. Yo lo intento. Poco a poco. Me falta mucho. Pero ya estoy mejor.