31 julio 2007

Tots els colors del verd

Se acabó la sequía. Vuelvo a leer. Estoy con La casa verde, de Vargas Llosa y con la primera parte de Verdes valles, colinas rojas, escrita por Ramiro Pinilla. Hace un año leí 500 páginas y lo abandoné; ahora llegaré hasta el final.

Aquí copio extractos de una interesante entrevista que publicó El Mundo. Después, unos comentarios vertidos por Iñaki Anasagasti en su blog.



P. ¿Su trilogía (3.500 folios, «ésta es mi cota») ha ayudado a ordenar el caos (histórico) del País Vasco?

R. El mío, sí. Era a lo que aspiraba. ¡Cómo voy a ordenar semejante caos a partir de una ficción! Hombre, el mensaje de fondo es la comprensión del otro. Yo, que no soy nacionalista, intento comprender el nacionalismo, pese a que el nacionalismo, como toda fe, no puede explicarse con palabras, no puede razonarse.

P. ¿Víctima de qué?

R. El nacionalismo vasco se encuentra cómodo en el victimismo, es su característica fundamental. La aparición del nacionalismo es un fenómeno muy egoísta promovido por un señor, Sabino Arana, que, como todos los burgueses, estaba perdiendo los privilegios que tenía en el país. Se sienten heridos y confunden sus propios privilegios con la identidad nacional vasca, y así se crea un movimiento fundamentado en la fe patriótica que, como toda religión, arraiga porque el hombre no puede vivir a solas con su ser: somos cobardes, necesitamos apoyos externos, pertenencia a un grupo de prestigio, un país, una lengua... Para mí en cambio esto no tiene ningún valor, para mí lo valioso es el ser interior.

P. ¿La Historia vasca es puro mito, melancolía?

R. El nacionalismo continúa esgrimiendo los mitos que circulaban por las aldeas hace dos siglos, y hoy ya no los cree, pero le encantaría creerlos: por ejemplo, que el paraíso bíblico radicaba en Euskadi y que Adán y Eva hablaban vasco. El caso es aferrarse a la fe, con toda su alma, exentos de razón.

P. El nacionalismo se enfrentó al progreso, ¿lo sigue haciendo?

R. Al progreso material no se ha enfrentado, no: de hecho incorporó todos los avances técnicos que circulaban por el mundo y así se montó la gran industria vasca. Pero, sin embargo, vetó el progreso de las ideas que entraban por Francia y las ideas que traían los obreros de fuera, a los que llamaron maquetos y explotaron salvajemente, porque con su ateísmo y su socialismo amenazaban la identidad vasca, su religión. Así que nacionalismo vasco e Iglesia, que han sido siempre uno, ejercieron todo su poder para resistir a los movimientos obreros. La identidad vasca está en el pueblo, pero la burguesía la hizo suya para dominar, hablándoles de la gran amenaza.

P. ¿A quién se enfrenta hoy?

R. Al mundo moderno. El nacionalismo juega con la tradición, porque sentimentalmente no quiere abandonar la infancia. Piden la autodeterminación y la independencia y ni ellos mismos creen que pueda ser posible; son simples juegos, juegos de las élites para endulzar al pueblo, para que les voten, vaya.

P. ¿Tiene ahora esperanzas en el proceso de paz o cree que algunos están ya de nuevo reescribiendo la actualidad?

R. Tengo esperanzas en el proceso de paz: alguien tenía que hacerlo. Se llegará a una paz oficial, lo que no quiere decir que se llegue a la reconciliación, porque es imposible hasta que pasen al menos dos generaciones. Han sido 35 años y 900 muertos, pero nadie se siente vencido. En la guerra, aunque cruel, se da la lógica del vencedor y el vencido, pero los que hemos sufrido el terrorismo nos preguntamos, ¿a nosotros quién nos ha vencido? Los radicales se han ensañado con una parte del pueblo vasco mientras la otra mitad miraba para el otro lado, sin embargo no hay un hecho tácito de guerra, con ganadores y perdedores. Pero no quiero aparecer como un monstruo antinacionalista, yo no soy antinacionalista.





En el mundo de la cultura vasca hay gentes que independiente de su valía cultural o artística son unos auténticos petardos. Gentes que con su antipatía afilada siempre logran lo contrario de lo que buscan. Entre ellos se encuentran Ibarrola y Ramiro Pinilla.

Independientemente que para mi, y es subjetivo, sus libros son unos auténticos rollazos imposibles de leer, es otro que, al igual que Ibarrola, tiene una auténtica fijación con el PNV.

En 1960 ganó el premio Nadal y el de la Crítica con sus libros “Las Ciegas Hormigas”, escrita mientras escribía frases para colecciones de cromos como la de Blancanieves.

Por supuesto no estoy de acuerdo en nada con él. Pero contestando de esta manera se hace grato en la Villa y Corte.

29 julio 2007

Cita semanal

La única realidad que conocéis es la que veis por la televisión. Ahora mismo existe una generación que no sabe nada más que lo que ve en la televisión. La tele es el evangelio, la revelación suprema. La televisión puede crear o destruir presidentes, papas y primeros ministros. Es la fuerza más formidable de este mundo ateo.

La TV no es la verdad. La TV es un parque de atracciones. La TV es un circo, un carnaval, una compañía de acróbatas, cuenta cuentos, bailarines, malabaristas, domadores de leones y jugadores de fútbol. Es el negocio del pasatiempo.

Nosotros nunca os contaremos la verdad. Os contaremos lo que queréis oír. Mentimos. Traficamos con las fantasías. Nada es real. Hacéis lo que os dice la tele. Os vestís y coméis como en la tele. Es una locura masiva, ¡chalados! En nombre de Dios, vosotros sois la realidad y nosotros la fantasía. Así que apagad la televisión. ¡Apagadla hora mismo! ¡Apagadla!

Network
Sidney Lumet, 1976

26 julio 2007

Con el mono

Una de las mayores angustias por las que puede pasar un lector como yo es no tener nada que leer. Los lectores solemos ser considerados personas normales: cultas, instruidas quizá, con un rico mundo interior. Al menos, así nos gusta vernos en ocasiones. Sin embargo, en el fondo somos yonquis.

De igual modo que el fumador no duerme tranquilo sabiendo que no tiene tabaco para el día siguiente, así yo no me acuesto con la conciencia en paz si no hay un libro en mi mesilla. Necesito escoger uno nuevo, aunque no lo abra siquiera. En ocasiones leo un párrafo, una única frase. Compruebo que el estilo es atractivo, adecuado para el momento, y cierro los ojos.

Estas semanas estoy pasando por una fase en la que no puedo leer nada. Empiezo una novela, avanzo cincuenta, cién páginas y la abandono. He probado con varias, de muy diferentes países y corrientes. Ninguna me gusta.

Guardo en mi ordenador una lista de los libros que voy leyendo. Durante un tiempo escribía también una de los libros que abandonaba. Los libros no leídos. Amigos que me fallaron o a los que fallé. Pero era demasiado deprimente y eliminé el archivo.

Los últimos libros que he intentado leer han sido Nocilla dream, un par de novelas de Juan Carlos Onetti, otra de Juan Benet, Tiempo de silencio... En mi mesa descansa el primer volumen de El hombre sin atributos. No sé si podré terminarlo.

Espero que esto dure poco. La angustiaay la tristeza crecen. Los días parecen más vacíos sin la lectura. Ojalá dentro de unos días pueda escribir aquí una reseña elogiosa. Hasta entonces, me refugiaré en las series de televisión que vienen de Estados Unidos. Es allí donde hoy se hace la mejor literatura (quien haya visto Los Soprano o A dos metros bajo tierra quizá coincida conmigo).

25 julio 2007

En el coche patrulla

¿Cómo es posible? No lo entiendo. Justo ahora. Faltaba poco. ¿He sido lento? Robar un coche es fácil. Pim pam pum. Y me cogen. Me vigilaban. Seguro. Control rutinario. Eso habrán dicho. Ja. No. no se lo creen ni ellos. Tienen demasiada suerte. No hay tantos controles. Ya me seguían. No los he visto. ¿Cómo no los he visto? Han esperado hasta ahora. Soy de ETA. Estúpido. Da igual. Lo sabían. Vi sus caras. Sabían todo. No hubiera servido de nada negarlo. Estoy jodido. Estamos jodidos. Lo saben todo. Caemos como moscas. Controles rutinarios. Y una mierda.

24 julio 2007

Carta al hijo

Querido Mariano,


Últimamente me tienes muy enfadada. Ya apenas vienes por casa, sólo te veo en televisión. Y siempre con cara de enfado.

¿Qué te ocurre, hijo? ¿Estás cansado del trabajo? Ya imagino, debe de ser muy difícil esperar a las elecciones a ver si hay suerte y ganas las eleciones. En el mercado me han dicho que votarán por ti, pero hay una que creo que lo dice por decir. Cuando me iba, la oí cuchichear, "Mientras Acebes y Zaplana estén con él, nada de nada".

¿Cuántas veces te lo he dicho? Esos no son bunos chicos. Ya sé que eres mayor para aguantar sermones, pero soy tu madre y tengo que decírtelo. No me gustan tus amigos. Ese Angelito tiene una cara rara. Habla siempre como de reojo. La última vez que vino a casa ya se lo dije, "Si no te gusta la sopa dilo, pero no me hables con ese tonito que no lo soporto". Y el valenciano, con esa sonrisa puesta siempre en la cara. Es como esos vendedores de libros que pasan por casa. A mí me gusta más el de Madrid, Alberto.


En fin, hijo. Seguro que tienes trabajo y te aburo. A mí ya me da un poco igual que seas presidente o no. Lo único que me gustaría es verte contento. Sonríe un poco en televisión, que se te va a poner cara de acelga.


Un beso.

Tu madre.

23 julio 2007

A vueltas con El Jueves

Continúa el reguero de artículos en torno a la portada de la revista El Jueves. Aquí el más sensato y mejor razonado de todos los que he leído.


Este columnista de El Mundo escribe cada mañana en su blog un Apunte del Natural. Muy recomendable.

Cuatro años sin el detective salvaje

El pasado domingo 15 de julio se cumplía el cuarto aniversario de la muerte del último gran escritor latinoamericano. Descendiente de Borges, pero también de Phlilip K Dick y de las películas de serie Z, Roberto Bolaño consiguió insuflar de nuevos aires a la marchita narrativa del Nuevo Mundo.

Nació en Chile y murió en Barcelona; entre estas dos fechas median sólo 50 años. Hasta vivir de la literatura no tuvo más remedio que trabajar en los más diversos oficios (recepcionista, basurero, guarda de camping) par
a permitirse unas horas en las que escribir sus alucinantes poemas. Él mismo dirá en una entrevista: “Todo para ser hoy un escritor disciplinado, convencido de que lo más importante para escribir es tener paciencia, mucha paciencia”.

No le faltó. Hay que ser muy paciente y estar muy se
guro de su propia valía para no rendirse y dedicarse a algo más productivo que la literatura. Bolaño no sólo estaba convencido de ser escritor, se sabía un gran escritor.


Pero aún faltaba para que el resto del mundo se d
iese cuenta de quién era este chileno que vivía en un pueblo de la costa mediterránea. Los primeros que atisbaron su capacidad literaria fueron los jurados de pequeños certámenes municipales que premiaban una y otra vez sus cuentos, sin saber que eran los mismos pero con diferente título. Poco después llegó una novela de extraño nombre. La literatura nazi en América. En ella, Bolaño relataba con humor las biografías ficticias de más de una decena de escritores nazis a lo largo de todo el continente. Vendió pocos ejemplares, pero sirvió para que el editor Jorge Herralde se fijase en él.


En 1998 publicó Los detectives salvajes. Con ella ganó el premio Herralde y el Rómulo Gallegos, galardón que antes habían obtenido, entre otros, Gabriel García Márquez y Javier Marías. La novela tiene más de 600 páginas y cuenta la historia de un par de jóvenes poetas que recorren medio mundo en busca de una misteriosa poetisa. Como en todas las grandes novelas, y ésta lo es, no importa el argumento; aquí lo atractivo es su estructura caleidoscópica, pequeñas piezas más o menos ordenadas que sólo al final adquieren sentido, y
su estilo hipnótico, un lenguaje que hace imposible detener la lectura.

Fue el principio del éxito; éxito relativo, pues para muchos seguía siendo un escritor que sólo escribía para escritores. En realidad, toda su narrativa es, en el buen sentido de la expresión, autobiográfica: quien lea sus novelas podrá trazar un mapa vital de Roberto Bolaño bastante preciso.


Cinco años después su hígado falló y comenzó la leyenda. Se rumoreaba que quedaba una novela sin publicar. Su novela definitiva. Más de mil páginas repartidas en cinco nouvelles que debían ser leídas de una sola vez. Efectivamente, un año después de su muerte, Anagrama publica 2666. Tras su lectura, el respeto que lectores y críticos sentían hacia Bolaño se convirtió en veneración.


La narrativa de Roberto Bolaño se ha ido construyendo a sí misma hasta formar un mosaico en el que los personajes se cruzan y las historias se cuentan de diferentes maneras. Para conocer su obra hay que leer todas sus novelas y cuentos, a ser posible por orden de escritura. Yo lo hice, y merece la pena.

22 julio 2007

Cita semanal

Si estos señores recuperan el poder, van a venir con unas ganas de revancha que a mí, personalmente, me da mucho miedo .

Jesús de Polanco



21 julio 2007

Torpeza judicial

Esta semana la Fiscalía General del Estado ha pedido al juez Juan del Olmo que secuestre laa edición de la revista El Jueves.

La razón: en la portada aparecía una caricatura que podía constituir un delito a la Corona.

La solución: secuestrar la revista para que nadie la lea.

El efecto: el contrario.

Hace ya unos años que no lo El Jueves y estos días he visto la portada casi una decena de veces. Los medios digitales –ignoro si también los impresos, supongo que sí– se han hecho eco de la "noticia" y han publicado la portada junto al texto informativo, quizá para que todos nos escandalizáramos con el chiste que atenta contra la dignidad de los príncipes.

Ahora la Fiscalía se ha dado cuenta de esta reacción y considera que ningún medio debería reproducir la caricatura. Me temo que ya es tarde. La reproducción de la portada en los medios es la prueba de que la Fiscalía se equivoca, que no es lo mismo llamar "Jefe de los Torturadores" al Rey (como hizo Otegui hace unos años) que reírse a costa de lo bien que viven los príncipes (tal vez deberíamos dejar de usar la expresión "vivir a cuerpo de rey").

Es muy posible que los príncipes, si se han enterado del asunto (¿leerán El Jueves?), hayan visto desproporcionada la medida; puede que hasta hayan conseguido una copia de la revista y se hayan reído de la portada (recordemos el famoso chiste de la cena de los príncipes en casa de Sabina, ella misma lo contó porque le hacía gracia; parece que la Corona también tiene sentido del humor).

En fin, más que censura lo que este asunto demuestra es que en España tenemos muy poco sentido del humor. Me gustaría ver qué haría la Fiscalía si tratásemos a los reyes de la forma que lo hacen en Inglaterra.

Para no ser menos, aquí la portada de la revista. La verdad, no es para tanto.


18 julio 2007

Cita semanal

Toda literatura nacional es, por naturaleza, una literatura imaginaria, y eso en el mejor de los casos; generalmente suele ser una literatura artificial.

Roberto Bolaño


13 julio 2007

Loa de la duda

Cada mañana me levanto, enciendo el ordenador, abro la carpeta de favoritos donde guardo los periódicos y comienzo a dudar. El verbo es el correcto. Si uno se acerca a las novelas dispuesto a tomar por cierto todo lo que en ellas se cuenta, ante los medios de comunicación hay que ser cautelosos, tener la firme intención de dudar de todos aquellos titulares que pretenden pasar por la verdad suprema.

Muchas personas se informan únicamente a través de un periódico, una radio, un canal de televisión. Si combinan diferentes formatos, éstos suelen coincidir en la línea editorial. Quien lee El País no se despierta con la COPE; los lectores de La Razón no cenan con los informativos de Cuatro.


La inconsciencia proporciona tranquilidad, y consumir un sólo medio aporta mucha inconsciencia.


Es necesario, sin embargo, despertar a la realidad. Los medios de comunicación nunca son inocentes. Es un hecho. Ningún periódico, radio, cadena de televisión o página de Internet es objetiva. Esta situación no es negativa por sí misma. Pero debemos saber diferenciar.


Hay muchos casos donde la ideología, las conveniencias políticas, o el deseo de publicar una exclusiva antes que nadie han pervertido el bien funcionamiento de un medio de comunicación. No es lugar éste para citar las diferentes actitudes “poco periodísticas” de los medios españoles. Señalaré pues dos casos que atañen a medios anglosajones. En 2003 el New York Times descubrió que uno de sus reporteros había inventado más de 30 artículos y plagiado otros 70; con él también se fueron varios editores que no hicieron nada ante las repetidas sospechas de su falta de profesionalidad.


El segundo caso es más reciente. Un tribunal británico ha obligado a la BBC a pagar 74.000 euros por manipular el resultado de un concurso infantil. Los niños podían llamar a la cadena para conseguir un juguete, pero debido a problemas técnicos el sistema de llamada no funcionó y alguien se le ocurrió pedir a una niña que estaba de visita en los estudios; la niña ganó el concurso.


Si no podemos fiarnos de la BBC, ¿entonces de quién?


Hay quienes están de acuerdo en todo lo dicho y proclaman que la verdadera libertad informativa se encuentra en los blogs. Me temo que no es tan fácil. Muchos bloggers son periodistas que escriben notas en la versión digital de su periódico; otros tienen páginas propias, pero es harto difícil que escriban artículos contradiciendo lo que han firmado en el papel. Respecto a los bloggers “independientes”, lo son en un sentido económico, no ideológico. Todos consumimos información proveniente de otros medios, todos tenemos preferencias políticas. Al final los blogs están llenos de titulares muy parecidos a los que aparecen en las portadas de los diarios y en los informativos del mediodía.


Pero la cautela y la duda no deben conducir al pesimismo. Existe siempre una cierta dosis de partidismo y maniqueísmo, pero tiene un doble filo: cada uno defiende a su favorito y se dedica a investigar al contrario. Al final, quien gana es el ciudadano (aunque le cueste 2 horas diarias saber qué pasa en el mundo).

11 julio 2007

Anti-Cuéntame

Siento un inicial rechazo hacia todo tipo de narrativa acerca de la Guerra Civil, el franquismo y la transición. El tema, sencillamente, no me interesa, me aburre. El tratamiento de un asunto tan importante me suele resultar, además, demasiado ligero. El único libro sobre la Guerra Civil que me atrapó fue Los girasoles ciegos, y en ello tuvo que mucho que ver la serena tristeza que impregnaba todo el texto; Alberto Méndez no intentó únicamente contar aventuras de la guerra.



Ahora Isaac Rosa viene a romperme los esquemas por segunda vez. El vano ayer, hay que decirlo desde un principio, es una magnífica novela sobre el franquismo. Y lo es precisamente porque se aparta de los clichés que infestan este género. La contraportada del libro resume muy toscamente su contenido: “En plena agitación universitaria de los años sesenta, un viejo profesor se ve implicado en un confuso incidente que provoca su expatriación. La reconstrucción de su peripecia saca a la luz la inexplicada desaparición de un estudiante”. Nada de eso. Esta anécdota es una simple excusa para trabajar sobre el Franquismo, y para analizar el modo en que las novelas anteriores han relatado el periodo.

Sobre la estructura de algo que se ha venido a llamar “novela en marcha”, Isaac Rosa realiza una feroz crítica a toda una corriente narrativa que ha antepuesto la acción, las ventas y el número de lectores al verdadero retrato de los años negros del franquismo. Todo ello sazonado con una maravillosa ironía que en ocasiones hiela la sangre.

Porque El vano ayer es una novela dura. Tanto de fondo como de forma. Isaac Rosa intenta evitar todo parecido con Cuéntame y escribe páginas enteras sobre métodos de tortura. Aquellos que hemos nacido en democracia sólo sabemos de la época por los libros, los discos y la televisión. Pero, como bien indica Rosa, al cabo se crea una percepción meliflua del pasado: “no fue tan malo, hubo peores dictaduras; “la Segunda República cayó por su propio peso”, “la culpa de la Guerra Civil la tuvieron los dos bandos”; “los españoles somos fratricidas por naturaleza”... Esta novela pone los puntos sobre las íes y –en un momento en que una parte de nuestra sociedad se muestra, por decirlo de alguna forma, renuente a revisar el pasado– nos dice que aún queda por hacer, que el olvido no es la solución.



Pero El vano ayer es una novela, y como tal debe utilizar mecanismos literarios atractivos. Y lo hace de sobras. Casi podría decirse que es un cajón de sastre de técnicas narrativas, todas ellas perfectamente ensambladas. En la novela encontramos desde la narración más pura en tercera persona hasta las interpelaciones al autor realizadas por los propios personajes de la novela. El narrador es consciente de las limitaciones de la historia y ofrece versiones alternativas de la misma; también reflexiona en voz alta sobre cómo debieran escribirse este tipo de novelas. Casi al final del libro, Isaac Rosa relata el Franquismo desde el inicio de la guerra hasta la muerte del dictador imitando modelos literarios y lenguajes de la edad media. Así, es fácil de reconocer el Poema de mio Cid o las Coplas a la muerte de su padre.

Comienza así esta peculiar Historia del Franquismo: “Que por julio era, por julio, quando las grandes calores, qando el General el que en buen ora nasco, supo en tierras africanas de la perdida de España. Cartas le fueron venidas como España era sangrada; las cartas echo en el fuego e al mensajero matara; echo mano a sus cabellos e las barbas mesaba”.

Y termina:
“E desta manera, despues de puesta la vida tantas veces por su ley al tablero, despues de tanta hazaña a que no puede bastar cuenta cierta, en la su villa del Pardo vino la Muerte a llamar a su puerta”. En definitiva, un escritor actual contemporáneo al que merece a pena leer (y eso ya es mucho).

08 julio 2007

Cita semanal

Cuando el trabajo no constituye una diversión, hay que trabajar lo indecible para divertirse.


05 julio 2007

Treguas de ayer y de hoy

Vídeo de Netoratón



Medio Coetzee

Es curioso lo que me sucede lo mismo con Coetzee. Me gusta mucho. Me cae bastante bien y creo que es el mejor premio Nobel que se ha dado en la última década. Y, sin embargo, todas sus novelas me decepcionan.

La segunda parte de Desgracia,
su mejor novela, me resultó directamente aburrida; no pude acabar Esperando a los bárbaros (un plagio de El desierto de los tártaros, una “existencial” y tediosa novela del italiano Dino Buzzati); su parcial autobiografía, formada por Infancia y Juventud, es un mero pasatiempo; Foe un intento de jugar a la metaliteratura; Elisabeth Costello y Hombre lento me gustaron realmente: pero de nuevo deseaba terminar con ellas cuando aún quedaban demasiadas páginas por leer.

Aún así, continúo intentándolo.


Vida y época de Michael K
es una magnífica novela que comienza a tambalearse a la mitad y pierde todo su interés 30 páginas antes del final.

Como es de imaginar, el africano narra la historia de Michael K, un hombre que podríamos llamar “sin atributos”. Nunca ha hecho nada importante, no tiene familia ni amigos, a duras penas es capaz de mantener una conversación; lo más destacable en él es su labio leporino. Es un personaje muy interesante, al que sólo le falla el nombre (¿cómo puede nadie atreverse a llamar K al protagonista de su novela? ¿Acaso no ha leído a Kafka?).


El libro se centra en un episodio de la vida de K. La guerra civil asola Sudáfrica y decide llevar a su madre enferma a una apartada granja para vivir en paz (y, más importante, sin la molestia de la sociedad). Pero el viaje es duro: hambre, robos, noches al raso, la muerte de su madre y el encierro en un tren que recuerda a los que recorrían Alemania en los años 40 son algunos de los “obstáculos” que el protagonista debe salvar para llegar a su granja.

Pero allí no será feliz. La guerra ha arruinado el edificio y se ve obligado a comer lagartijas para sobrevivir. Una patrulla lo confunde con un rebelde y lo tortura para que revele el escondite de sus compañeros. En vista de su mutismo y su estado de salud, lo envían a un campo de reeducación, donde ingresara en el hospital militar. La novela termina bien. K escapa del campo y encuentra un lugar donde “podría ser feliz”.

Quizá allí esté el fallo. Los mejores episodios de la novela son los que transcurren en medio del horror: en su barrio sitiado por los dos bandos en guerra, en el tren que lleva trabajadores-esclavos, en unos campos de reeducación que pretenden ser un lugar seguro para vagabundos.

Son páginas que uno no puede leer de un tirón; debe detener la lectura y continuar al otro día. Sólo por esas páginas la novela merece la pena.

03 julio 2007

Vengonzoso

¿Y pagamos a individuos como éste? ¿Y no hay forma de exulsarlos del parlamento?

Lo triste es que si la cámara hubiera grabado a un miembro del PSOE, el resultado sería parecido.

Viendo este vídeo me pregunto para qué sirve el Debate sobre el estado de la ación que hoy se celebra.



Cada uno de los ponentes subirá al estrado con unos papeles que él no ha escrito. Los leerá con pasión, recibirá aplausos absolutamente pactados (recuerdan a las risas enlatadas de las malas seres de TV) y bajará a su escaño con una sonrisa. Una vez acomodado, revisará más papeles y comentará con su vecino la "jugada" (eso si no lee el periódico o, directamente, se va a tomar café). No escuchará al ponente: ¿para qué? , diga lo que diga, él ya tiene su respuesta preparada.

Y durante dos días, todos los medios de comunicación "analizarán" del derecho y del revés los incidentes del debate. Pero este "análisis" se parece mucho a lo que hacen los tertulianos de Salsa Rosa.

En fin.

01 julio 2007

Cita semanal

Para leer lo bueno es necesario no leer lo malo, porque la vida es corta y el tiempo y las fuerzas limitadas.

Arthur Schopenhauer