25 diciembre 2008

Pintereano

Harold Pinter ha muerto. No es noticia. Ya no. Los informativos han hablado de su muerte y han mostrado imágenes de octubre de 2005, cuando recibió el premio Nobel. Los periódicos tienen listas sus columnas de opinión para mañana; algunos las han colgado en la web. Los bloggers han dicho ya su palabra al respecto.

¿Qué falta entonces? El ciclo se ha cumplido. Alguien muere. Una agencia da la noticia. Los medios rastrean su hemeroteca y pulican lo que tienen. Algún supuesto amigo del finado habla sobre él: "yo lo conocí en tal ocasión... Me ayudó mucho". Otro supueso experto en la materia analiza su legado, importantísimo, por supuesto. Al poco tiempo se le homenajea en un parque, un auditorio, un teatro. Después, queda archivado.

Yo también he participado en este grotesco ciclo/circo. Esta vez no quiero. (¿Pero acaso este pots no es mi particular eslabón en la cadena?)

pinter241006_wideweb__470x373,0

Sólo he leído una obra de Harold Pinter, El amante. No me gustó, no la entendí. Antes de Nobel no lo conocía, y después tampoco he profundizado (como sí he hecho con Coetzee o Saramago).

Mañana, sin embargo, me compraré uno de los volúmenes que Losada ha editado de sus obras teatrales. Me temo que será una pérdida de dinero, tengo la triste certeza de que esta vez tampoco entenderé su teatro. Algunas de sus obras más políticas no están traducidas al epañol, y no me apetece comprarlas en inglés.

Para mí su mejor texto fue publicado en diciembre de 2005. Debía pronunciarlo ante un puñado de distinguibles señores y respetables señoras. El cáncer se lo impidió. Reacio a tener que callar, salió de la UCI durante unas horas, y sin levantarse de la silla de ruedas, grabó en un vídeo su discurso. Quizá el mejor discurso de aceptación del Nobel que se haya leído. En cualquier caso, el que más ruido hizo.

Su ronca voz suena mientras escribo estas líneas. A quien le interese, aquí lo cuelgo, subtitulado al español. Y quien prefiera leerlo, puede hacerlo aquí.


No hay comentarios: