Y sin embargo, estoy impaciente por descargarme la quinta temporada de 24.
Para quien no lo sepa, 24 es una serie de acción producida por la cadena FOX protagonizada por Kiefer Sutherland en el papel de Jack Bauer. Éste es un agente federal de la Unidad Antiterrorista de los Ángeles. Cada temporada de la serie tiene 24 capítulos que, se supone, transcurren en tiempo real. Bauer, como en toda ficción made in USA, se las ve y se las desea para cumplir con su deber: salvar a Estados Unidos de un brutal atentado terrorista (unos ataques que ríete tú del 11S). Al final del día, lo consigue. Durante el transcurso de su misión, y gesto es quizá lo más destacado de la serie, Bauer ha matado a alrededor de un centenar de personas, se ha saltado la ley y la Constitución unas cuantas veces y ha utilizado la tortura para conseguir información.
Bauer debería estar encerrado en una prisión por el resto de su vida. Pero para aquellos que seguimos sus hazañas, es un héroe.
Desde su origen, la industria cinematográfica estadounidense ha tenido como objetivo (más o menos secundario y más o menos evidente) defender y difundir el american way of life y su sistema político y militar. 24 es el penúltimo proyecto. La serie podría verse como pura propaganda de la administración Bush y de la necesidad de su guerra contra el terror. Lo triste y peligroso es que su veneno ha calado en algunas personas.
Durante un coloquio de juristas celebrado en Ottawa en junio de 2007, el juez de la Suprema Corte de Estados Unidos, Antonin Scalia, justificó el uso de la tortura basándose no en textos jurídicos o el derecho internacional, sino en el ejemplo de Jack Bauer.
Al referirse a la segunda temporada de la serie, en el curso de la cual vemos a nuestro héroe salvar a California de un ataque nuclear gracias a los informes obtenidos mediante interrogatorios "enérgicos", el juez Scalia no titubea al afirmar: Jack Bauer salvó a Los Ángeles; salvó cientos de miles de vidas. ¿Va usted a condenarlo? ¿A decir que el derecho está en su contra? ¿Habrá un jurado que condene a Jack Bauer?.
Hace unos días terminé la 4ª temporada. En un momento dado, Bauer arresta (mejor diría “secuestra”) a un presunto colaborador de los terroristas (aunque en el Los Ángeles de Bauer la presunción de inocencia sea un lastre innecesario). Quiere presionarlo (torturarlo) para hacerle hablar. Aparece entonces un abogado de Amnistía Internacional para evitarlo. El picapleitos -que encima ha sido engañado, pues lo ha llamado el líder terrorista- va a estropear toda la operación por defender los derechos de un tipo sin escrúpulos, un asesino. ¡Bauer, haz algo! (Lo hace; libera al hombre, lo secuestra en su coche, le rompe varios dedos y consigue que “cante”)
En el momento en que el espectador piensa algo parecido, -y yo lo hice- el veneno de 24 ha entrado en la sangre.
Quizá ésta sea la razón primordial por la que odio a Bauer. Ha conseguido su objetivo. Si ha llevado a alguien como yo a justificar la tortura en la ficción, ¿qué no hará con aquellos más derechistas?
Me impongo mi propia penitencia, espero que también sirva como antídoto: leer La balada de Abu Ghraib al ritmo de Woody Guthrie, que gustosamente golpearía a Jack Bauer con su guitarra.