20 diciembre 2007

Aletargadores

“No news is good news”, reza el dicho. El hecho de que no haya noticias, es una buena noticia. Significa que las cosas van bien, que no hay que informar de atentados, de accidentes de coche, de asesinatos conyugales, de sida o inmigración. Lamentablemente, siempre hay noticias. Sin embargo, si se atiende a lo publicado en los medios esta semana, parecería que hay escasez de tragedias. El romance entre el presiente de Francia, Nicolás Sarkozy, y la modelo y cantante Carla Bruni acapara el centro de la información internacional. Y el agitado y estéril debate entre el conejo y el pollo es el centro de la crónica política en España.

En serio, ¿qué nos pasa a los periodistas?

Desde hace ya un tiempo la información ha pasado a ser infotainment, un neologismo nacido de la unión entre information y entertainment. Infoentretenimiento, lo han llamado aquí. Lo importante en un periódico –no digamos ya en un informativo de televisión– no es tanto proporcionar al ciudadano los datos necesarios para la comprensión del mundo en que vivimos, sino atontarle con historias nimias que le ayuden a mantener una conversación en el café de la oficina.

Pan y circo, ¿les suena?

La televisión basura parece no ser suficiente para domar a una sociedad; aquellos que tienen como misión despertarla de su letargo y enfrentarla a los fraudes de la política o los engaños del consumismo se han pasado al lado oscuro de la fuerza.


roto


“Es lo que la gente quiere escuchar”, dirán. ¿De veras? yo no quiero saber con quién se acuesta Sarkozy, quiero que me digan por cuántos euros se ha vendido a Gaddafi. Tampoco tengo ninguna curiosidad por saber las razones la separación de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, más bien desearía leer un sólido reportaje sobre las cuentas de la Corona.


En fin, es clamar en el desierto. Esto no ha hecho más que empezar.

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