14 mayo 2009

El poder de la masa

Hace unos años, en un concierto de U2, pensé, “Si ahora Bono dice: Matad a ese de la camisa azul, lo matan”. Tal era el poder que ejercía el cantante sobre los que asistían al concierto. 80 mil personas de diferentes países, lenguas, tendencias políticas... Su único rasgo en común era la música de U2. y sin embargo, durante 2 horas actuaron como una sola persona.

Esto, pensé, es el fascismo.

Mi habitual miedo hacia la masa se volvió pánico y decidí no asistir a ninguna manifestación y, en la medida de lo posible, conservar mi “individualidad” en acontecimientos multitudinarios. Ya apenas canto en los conciertos: disfruto del espectáculo y observo el comportamiento de la gente. Cuando por obligación social he de ver un partido de fútbol por televisión, intento comprender los motivos de sus gritos, de sus movimientos, sus alegría y tristezas. Hace unas semanas vi un Madrid-Barcelona en la televisión de un bar: pasé miedo.

Todo esto viene a raíz de la película La Ola, Die Welle. Un interesante trabajo que intenta dar respuesta a una sencilla pregunta: ¿es posible una nueva dictadura en Alemania? La respuesta, por supuesto, es sí. De hecho, es posible en cualquier país. El autoritarismo no entiende de fronteras.



Un profesor de instituto quiere demostrar esta teoría sus alumnos y les propone un juego. Durante una semana, crearán un grupo según los rasgos del autoritarismo: nombre, líder, uniforme, ideología... Como era previsible (aquí está el mayor fallo de la película; una vez establecida la premisa el espectador podría salir del cine, y resumir sin problemas todo el argumento), el proyecto se desborda y la Ola crece: de ser un puñado de estudiantes con las habituales rencillas entre sí, sus amores, filias y fobias, pasan a formar parte de una organización compacta y rechazan a quienes no forma parte de ella.

La misión del profesor, será entonces, destruir su propia creación (todas las películas nacen de un mito: esta puede venir de Frankenstein). No revelaré el final, aunque es fácil de imaginar.

Pese a esta previsibilidad, Die Welle es una buena película. Necesaria en un país con un pasado dictatorial. Al principio, un estudiante dice “Otra vez con Hitler, qué pesadez”. Si ese es el sentimiento generalizado, esta película es de obligado visionado en los institutos. Hay que estar alerta y recordar los rasgos del lobo, no sea que vuelva y nos coja desprevenidos.

La pregunta obligada es: ¿qué ocurriría de preguntar lo mismo a chavales de 17 años en España? ¿Sería también necesario un proyecto similar para ahuyentar toda tentación autoritaria?

Pensándolo bien, Die Welle debería formar parte del programa de Educación para la ciudadanía.

2 comentarios:

El desván de la memoria dijo...

Ha sido inevitable para mí pensar desde el título de tu entrada en el soberbio libro "Masa y Poder" de Elias Canetti.
Supongo que lo conoces; para quien no lo haya leído y se ha sentido interesado por tu reseña, lo recomiendo encarecidamente.
Un abrazo,
Ramón

Juan Manuel Rodríguez de Sousa dijo...

Yo la vi en el cine, cuando se estrenó, y como película artística es un poco "normalita" pero el mensaje está claro, además refleja hechos que ocurrieron de verdad...

Y estaré pendiente de "Masa y Poder" que Ramón ha recomendado.

Un saludo
Juanma