Los resultados en las primarias de New Hampshire pueden hacer pensar a más de uno que estaba equivocado. Hillary Clinton ha superado en votos a Barack Obama; y John McCain ha sido el vencedor absoluto de los republicanos. Bien, aún hay esperanza.
1.-
Para empezar, Clinton sólo ha ganado a Obama por dos puntos porcentuales. Cierto que todas las encuestas pronosticaban una derrota importante, una de la que quizás no se recuperarse. Pero ya lo decían sus colaboradores: Hillary se crece ante los obstáculos. Así que después de Iowa se puso manos a la obra. “Si los ciudadanos quieren cambio, yo les daré cambio”, se dijo al ver cómo el concepto había arrastrado a los votantes a decantarse por Obama.
Y es que la palabra change ha sido la más repetida por todos los contendientes durante una semana. En un spot publicitario, los estadounidenses podían escuchar:
Y en el debate conjunto antes de la votación de New Hampshire dijo: "I want to make change, but I already made change".
Después de asimilar y usar la palabra change hasta vaciarla de contenido (no era un uso sincero), sus asesores pensaron que una pizca de sensiblería no vendría mal. Dicho y hecho. Un simpatizante le preguntó cómo podía soportar una campaña tan dura, su respuesta fue:
Acompañó estas palabras con silencios emotivos, como quien no puede continuar hablando sin romper a llorar. Al final del acto, muchos simpatizantes se acercaron a mostrarle su solidaridad. Misión cumplida: la fría y distante senadora Clinton se convierte en, sí, una mujer con corazón y sentimientos.
El tercer acto de su actual campaña (veremos si mantiene el tono dentro de un mes) es sólo otra modalidad de demagogia. En su discurso de victoria dijo: “I listened to you and in the process I found my own voice”.
Ahora resulta que los electores, y no los redactores de discursos, marcan la voz de un político.
2.-
La segunda razón por la que creo que Obama –y Giuliani, pero esa es otra historia– aú tiene posibilidades es que todavía quedan muchas primarias por ganar.
Las primarias consisten en elegir delegados que en verano asistirán a la convención del partido para elegir al candidato definitivo. Nadie logra escaños o votos, realmente. Cada candidato consigue delegados que, supuestamente, votarán por él cuando llegue la hora.
Pues bien, en la anterior convención, la que eligió a John Kerry como candidato, votaron más de 4.300 delegados. La última palabra la tienen más de 4000 personas llegadas desde todos los puntos de Estados Unidos. Se reúnen en una gran sala y votan y votan cuantas veces haga fata hasta tener un candidato (como la elección del Papa). Sucede que hay delegados que van con la idea de votar al candidato 1, pero éste es desbancado a la primera votcaión; estas personas no se van a casa, sino que son seducidas (compradas con promesas vanas y reales) por los asesores del candidato 2, que esita sus votos. Y así unas cuantas veces.
Por mucho que un candidatos tenga un determinado número de delegados, todo puede pasar.
La pregunta es, ¿cuántos delegados tienen hoy Clinton y Obama? En Iowa se repartían 57 y en New Hampshire 30. Clinton tiene unos 29 y Obama unos 23. Hasta 4000 aún faltan muchos.
Las primarias claves se celebrarán el “supermartes”, cuando estén en juego 2064 delegados. Esa sí es una cifra a tener en cuenta. El “supermartes” tendrá lugar el 5 de febrero. Entonces podremos tener una idea más o menos clara de quién será el candidato demócrata a las presidenciales de noviembre.
Hasta entonces, nos queda la esperanza.
1.-
Para empezar, Clinton sólo ha ganado a Obama por dos puntos porcentuales. Cierto que todas las encuestas pronosticaban una derrota importante, una de la que quizás no se recuperarse. Pero ya lo decían sus colaboradores: Hillary se crece ante los obstáculos. Así que después de Iowa se puso manos a la obra. “Si los ciudadanos quieren cambio, yo les daré cambio”, se dijo al ver cómo el concepto había arrastrado a los votantes a decantarse por Obama.
Y es que la palabra change ha sido la más repetida por todos los contendientes durante una semana. En un spot publicitario, los estadounidenses podían escuchar:
“We will change things in this country. Because we want it. Because we have one candidate who spent her life fighting for it. (...) If we have the will, she has the strength. If we have the conviction, she has the experience. If we're ready for change, she's ready to lead."
Y en el debate conjunto antes de la votación de New Hampshire dijo: "I want to make change, but I already made change".
Después de asimilar y usar la palabra change hasta vaciarla de contenido (no era un uso sincero), sus asesores pensaron que una pizca de sensiblería no vendría mal. Dicho y hecho. Un simpatizante le preguntó cómo podía soportar una campaña tan dura, su respuesta fue:
"It's not easy. It's not easy. (...) You know, this is very personal for me. It's not just political. It's not just public. I see what's happening, and we have to reverse it. And some people think elections are a game. They think it's like who's up or who's down. It's about our country. It's about our kids' futures. It's really about all of us together”.
Acompañó estas palabras con silencios emotivos, como quien no puede continuar hablando sin romper a llorar. Al final del acto, muchos simpatizantes se acercaron a mostrarle su solidaridad. Misión cumplida: la fría y distante senadora Clinton se convierte en, sí, una mujer con corazón y sentimientos.
El tercer acto de su actual campaña (veremos si mantiene el tono dentro de un mes) es sólo otra modalidad de demagogia. En su discurso de victoria dijo: “I listened to you and in the process I found my own voice”.
Ahora resulta que los electores, y no los redactores de discursos, marcan la voz de un político.
2.-
La segunda razón por la que creo que Obama –y Giuliani, pero esa es otra historia– aú tiene posibilidades es que todavía quedan muchas primarias por ganar.
Las primarias consisten en elegir delegados que en verano asistirán a la convención del partido para elegir al candidato definitivo. Nadie logra escaños o votos, realmente. Cada candidato consigue delegados que, supuestamente, votarán por él cuando llegue la hora.
Pues bien, en la anterior convención, la que eligió a John Kerry como candidato, votaron más de 4.300 delegados. La última palabra la tienen más de 4000 personas llegadas desde todos los puntos de Estados Unidos. Se reúnen en una gran sala y votan y votan cuantas veces haga fata hasta tener un candidato (como la elección del Papa). Sucede que hay delegados que van con la idea de votar al candidato 1, pero éste es desbancado a la primera votcaión; estas personas no se van a casa, sino que son seducidas (compradas con promesas vanas y reales) por los asesores del candidato 2, que esita sus votos. Y así unas cuantas veces.
Por mucho que un candidatos tenga un determinado número de delegados, todo puede pasar.
La pregunta es, ¿cuántos delegados tienen hoy Clinton y Obama? En Iowa se repartían 57 y en New Hampshire 30. Clinton tiene unos 29 y Obama unos 23. Hasta 4000 aún faltan muchos.
Las primarias claves se celebrarán el “supermartes”, cuando estén en juego 2064 delegados. Esa sí es una cifra a tener en cuenta. El “supermartes” tendrá lugar el 5 de febrero. Entonces podremos tener una idea más o menos clara de quién será el candidato demócrata a las presidenciales de noviembre.
Hasta entonces, nos queda la esperanza.
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