26 enero 2008

Kosovo

La semana pasada se celebraron elecciones en Serbia. La primera vuelta la ganó el candidato nacionalista, Tomislav Nikolic, con casi el 40 por ciento de los votos. El actual presidente, el "europeísta" Boris Tadic, consiguió casi el 35 por ciento.

Estos comicios no tendrían apenas repercusión si no fuera porque la idependencia de Kosovo está al caer. (Recordemos: Kosovo es una región que perteneció a Serbia; fue masacrada durante la guerra de Yugoslavia por Slobodan Milosevic, Radovan Karadzic y Ratko Mladic; ahora es una provincia autónoma bajo gobierno de la ONU). Ninguno de los dos candidatos está de acuerdo con la idependencia de Kosovo. Los ciudadanos, tampoco.

Europa y Estados Unidos son partidarios de la independencia; Rusia es contraria. Los primeros prefieren una declaración de indepenencia consensuada, acorde con el tempo serbio, para evitar confrontaciones innecesarias. Pero Kosovo ya ha dicho que será una declaración unilateral y que se producirá en breve. Rusia se opone "categóricamente" a la independencia, sostiene que sentaría un peligroso precedente para el derecho internacional y ha anunciado su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.


Es de suponer que cuando Putin habla de "precedentes" está pensando en Chechenia. Si Kosovo obtiene la independencia, quizá podría conseguirla Chechenia, una región que también ha pasado lo suyo.

Para reforzar este apoyo a Serba, hoy Putin ha firmado un acuerdo con Tadic para suministrar gas a varios países de Europa a través de Serbia. De nuevo, haciendo política con dinero. O haciendo dinero con maniobras políticas. Si la propuesta viniese de un país a favor de la independencia de Kosovo, quizá el acuerdo no se hubiera firmado. Pero Rusia es "amiga".

Ahora imaginemos que dentro de un año Kosovo es un estado independiente, que a Serbia no se le ha pasado el enfado y que aún "le tiene ganas" a algún país europeo. El presidente Serbio piensa, "¿Y si les cortamos el gas?" Algo similar ocurrió en Ucrania hace unos meses (en teoría fue un acidente), y no fue una nimiedad.

Con el acuerdo de hoy, no sólo Putin da su apoyo a Serbia, le regala un arma contra Europa. Ahora tendrán que medir sus palabras cuando hablen de independencia.

Es lo que hace España. El gobierno, estoy convencido, está a favor de la independencia de Kosovo, pero no puede decirlo muy alto por si lo oyen los nacionalistas. Ya hay quien ha comparado la situacion del País Vasco o de Cataluña con la región balcánica. Y no es lo mismo. Hasta que un enfermo mental, un militar sin alma y un poeta metido a genocida (amén de un puñado de aviones de la OTAN) se pasen unas semanas destrozando sus casas, no tienen derecho a compararse con Kosovo.

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