09 diciembre 2009

Aminatu Haidar: todos culpables

No siempre hay buenos y malos, inocentes y culpables. A veces, todos son cómplices. En el caso de Aminatu Haidar, la responsabilidad es compartida.

Marruecos sigue empeñado en no dar el paso a la democracia. Recorta derechos, socava libertades, tortura, amenaza. ¿Es ilegal expulsar a un ciudadano del país al que -le guste o no- pertenece? Si no lo es, debería serlo. ¿Imagina que el gobierno español se negara a rescatar a los tripulantes vascos de Alakarana por el hecho de ondear la ikurriña? Después llega la desidia de Rabat, los insultos del Ministro de Exteriores, las amenazas con cambiar las relaciones diplomáticas. Todo esto dictado por el hijo de quien fuera buen amigo del rey Juan Carlos. Aunque sólo fuera por respeto, sus ministros podrían mostrarse un poco más humildes.

Tampoco Haidar ha estado muy acertada. Ella es una heroína, una luchadora. Después de defender las reivindicaciones de los saharauis durante años, su labor comenzaba a ser reconocida. Ahora la actuación de Marruecos la pone en un aprieto: o acepta su pasaporte marroquí y sigue con su trabajo (pasar por el aro para romperlo en un futuro) o lanza un órdago al gobierno. Haidar ha tomado este último camino, que, es de temer, la va a llevar a la tumba. Con ello pretende también dar notoriedad a un problema del que pocos se acuerdan. Pero la estrategia no puede ser mas desacertada.

En la memoria colectiva hay una huelga de hambre reciente, la de Ignacio de Juana Chaos. Ambas figuras no son comparables, ni mucho menos, pero es difícil olvidar las fotografías el terrorista y el comportamiento de gobierno, oposición y sociedad aquellos días. Así pues, una parte de la sociedad quizá apoye su objetivo, pero no su método. Tampoco ayuda haber rechazado todos los ofrecimientos de Moratinos. "¿Qué quiere entonces esta señora? Que se vaya a su país a protestar, que aquí ya tenemos problema suficientes". Este es un pensamiento que habrá pasado por la cabeza de muchos.

El gobierno, por su parte, también se encuentra en un dilema. ¿Dejar o no dejar morir a la activista? Legalmente, no puede alimentarla por la fuerza. Y el método de la persuasión ya no parece funcionar. Pero si Haidar muere, tendrán un problema serio. Tampoco estuvo bien gestionado su frustrado viaje del viernes pasado: si no tenía autorización de gobierno marroquí, no debían haberla subido a un avión. Pero es cierto lo que dijo José Bono: le han ofrecido el cielo, y lo ha rechazado. No pueden hacer más.

Excepto, quizá, presionar a Marruecos. Amenazar también con revisar acuerdos económicos, de pesca, de inmigración... Aquí sí hay falta de voluntad, o exceso de Realpolitik.

Lo ideal sería que Marruecos accediese, que respetase los derechos de todos los ciudadanos, que revisase su posición sobre el Sáhara.. Pero esto, lo sabemos, no va a suceder. Haidar pide un imposible y apuesta su vida por ello. Va a perder.

3 comentarios:

Tiresias dijo...

Si yo me pongo en huelga de hambre y pido que el gobierno me conceda una pensión vitalicia de 2000 euros mensuales estoy convencido de que acabaría en el crematorio.
Para quien vaya a decir que no es el mismo caso, es verdad, no es el mismo caso; pero lo que pide la señora Haidar es igualmente imposible por más que sea más legítimo (¿es legítimo lo imposible?).
En fin, que habría que saber quién la dejó subir al avión y, sobre todo, quién la dejó bajar. Una vez aquí la dura realidad es que no puede hacérsele volver si Marruecos se niega. ¿Se puede presionar a Marruecos? Claro que sí ¿Se puede obligar a Marruecos? Claro que no.
Seguramente Aminetu morirá. ¿Su causa habrá progresado con su muerte? Temo que no.
Encuentro un cierto toque de egolatría en aquellos que acceden a inmolarse por una causa, propia o ajena. Me resulta ligeramente exhibicionista el hecho de mostrarse voluntariamente ante las cámaras y decir "véis, estoy tan comprometida que hasta daré mi vida por la causa" Si finalmente consigue lo que pide se convertirá en una heroína, no sólo la conocerán los comprometidos con la causa saharaui, dará entrevistas, la proprondrán (Obama mediante) al Nóbel de la paz... ¿Si muere? quién sabe lo que pasará aparte de que ya no existirá. Quizás le quede el consuelo de pensar que incluso muerta será recordada y que el sacrificio merecerá la pena y que todo cambiará... Sin embargo mi poca fe en el ser humano me hace pensar que casi nadia de los que empieza una huelga de hambre cree en realidad que no vaya a conseguir lo que pide...

Anónimo dijo...

El caso de Aminatu vuelve a ser una evidencia más de la hipocresía que se despliega por el mundo, aunque, como el cado de España, se disfracen de falso progresismo y a la vez joroben como el que más. El tema del Sahara no es más que otro de los casos vergonzosos de injusticia que padecen los pueblos que no poseen recursos apetecibles para el “democrático” primer mundo, además de tener la desgracia de que junto a él haya un pais que es gendarme de USA (caso este de Marruecos en Africa, o de Israel en Próximo Oriente). Y vergonzosa también la actitud hacia el pueblo saharaui de los dos gobierno seudosocialista que han gobernado en España limpiandole la baba al rey marroquí y olvidándose de los compromisos firmados, y lo que es más importe, los morales, contra un pueblo que lleva siglos padeciendo injusticias. Desde aquí animo a los grupos de apoyo a Aminatu a que redoblen la lucha, pero que no caigan en el error de que esta luchadora muera, oiganlo bien, eso es lo que desearía el gobierno Marroquí: muerta serían dos días de noticias pero viva se convertiría en una “mosca cojonera”, y eso si que les da quebraderos de cabeza. Y una reflexion más: ¿dónde está el Frente Polisario que no se les ve ni oye? Me guardo lo que pienso. ¡A vivir Aminatu, que tú vales más viva que muerta, ya que los actuales lideres saharaui han caido en el conformismo! Saludos de un Andalusí.

Magda Díaz Morales dijo...
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