Thomas Beatie, de Oregón (EEUU), es un transexual en su quinto mes de embarazo. Si todo sigue bien, en cuatro meses se convertirá en el primer hombre en dar a luz en la vida real, fuera de las pantallas cinematográficas.
Para cambiar de sexo, algo que hizo hace unos años, Beatie, que nació mujer, se sometió a una operación en la que le quitaron el pecho e inició una terapia hormonal. Sin embargo, mantuvo sus órganos reproductores femeninos.
Pero en una decisión sin precedentes, optó por dejar su tratamiento bimensual de testosterona porque sintió la llamada de la maternidad. Así como suena. Thomas, que es legalmente un hombre desde hace años, ha querido quedarse embarazado.
Las ganas de tener un niño son tan grandes que la pareja piensa que puede vencer todos los obstáculos con los que se han encontrado y va a encontrarse durante la gestación.
"Cuando se lo contamos a nuestros familiares se quedaron muy sorprendidos y muchos médicos rechazaron tratarnos", declara Thomas, para quien "tener un bebé no es una necesidad únicamente femenina, sino que es parte del ser humano".
Hace un año, gracias a la inseminación artificial y a un banco de semen, lo que parecía imposible se ha convertido en realidad. "El embarazo es una sensación increíble", afirma.
"Mi barriga crece día tras día, pero yo me siento hombre y cuando nazca mi hija, que está previsto para el mes de julio, yo ejerceré de padre y Nancy de madre", añade.
Beatie lamenta en su testimonio vivir una especie de vacío legal. "Los médicos nos han discriminado, rechazándonos por sus creencias religiosas. Otros profesionales sanitarios rechazan dirigirse a mí como a un varón o reconocer a Nancy como mi mujer. Los recepcionistas se han reído de nosotros. Tampoco algunos amigos y familiares nos han apoyado; la mayoría de la familia de Nancy ni siquiera sabía que era un transexual".
"Fuera de la comunidad médica, la gente no sabe que estoy embarazado de cinco meses. Pero nuestra situación hará a las personas preguntarse qué es para ellos lo normal", concluye.
Para cambiar de sexo, algo que hizo hace unos años, Beatie, que nació mujer, se sometió a una operación en la que le quitaron el pecho e inició una terapia hormonal. Sin embargo, mantuvo sus órganos reproductores femeninos.
Pero en una decisión sin precedentes, optó por dejar su tratamiento bimensual de testosterona porque sintió la llamada de la maternidad. Así como suena. Thomas, que es legalmente un hombre desde hace años, ha querido quedarse embarazado.
Las ganas de tener un niño son tan grandes que la pareja piensa que puede vencer todos los obstáculos con los que se han encontrado y va a encontrarse durante la gestación.
"Cuando se lo contamos a nuestros familiares se quedaron muy sorprendidos y muchos médicos rechazaron tratarnos", declara Thomas, para quien "tener un bebé no es una necesidad únicamente femenina, sino que es parte del ser humano".
Hace un año, gracias a la inseminación artificial y a un banco de semen, lo que parecía imposible se ha convertido en realidad. "El embarazo es una sensación increíble", afirma.
"Mi barriga crece día tras día, pero yo me siento hombre y cuando nazca mi hija, que está previsto para el mes de julio, yo ejerceré de padre y Nancy de madre", añade.
Beatie lamenta en su testimonio vivir una especie de vacío legal. "Los médicos nos han discriminado, rechazándonos por sus creencias religiosas. Otros profesionales sanitarios rechazan dirigirse a mí como a un varón o reconocer a Nancy como mi mujer. Los recepcionistas se han reído de nosotros. Tampoco algunos amigos y familiares nos han apoyado; la mayoría de la familia de Nancy ni siquiera sabía que era un transexual".
"Fuera de la comunidad médica, la gente no sabe que estoy embarazado de cinco meses. Pero nuestra situación hará a las personas preguntarse qué es para ellos lo normal", concluye.
1 comentario:
Me parece excepcional la valentía, pero sobr etodo el amor de esta pareja y el gran deseo de formar por con igualdad de condicón una familia. Gracias al amor las barreras de género han desaparecido....
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