Recuerdo un tiempo en el que volvía del instituto pensando lo mismo, "¿A quién habrá matado hoy ETA?". Sería hace unos diez años. Entonces no había Internet, ni móviles. Las horas de escuela eran horas de aislamiento informativo. Tampoco a esa edad –15 o 16 años– tenía mucha curiosidad por la política. Prefería ver Los Simpsons que el telediario. Pero los asesinatos de ETA no eran política. Tenían, aunque suena muy mal, más interés.
Quizá esa temprana obsesión me venga de la infancia. Recuerdo que mi abuela me decía, "Ten cuidado con los de la ETA, que son muy malos. Van de negro y tienen la cara tapada". Creo que alguna de mis pesadillas fueron protagonizadas por estos hombres de negro.
Desde lo atentados del 11M ya no espero una muerte cada mediodía. Principalmente porque ETA ha bajado mucho su macabro ritmo de apariciones; pero también porque la información es casi instantánea.
Estas últimas semanas, sin embargo, me levantaba cada mañana y miraba los periódicos digitales en busca de una muerte. "Un día más" me decía. "Que aguanten así mucho tiempo". Especial miedo tenía el jueves; en jueves cayó el 11M, y estos asesinos pueden tener un humor muy retorcido.
El viernes llegó la noticia a la redacción. Llegué a casa profundamente triste. Pero no había tiempo para el duelo, había que trabajar. Y esa tarde toda la redacción lo hicimos.
Ayer tuve que cortar los totales de Sandra Carrasco, la hija del ex concejal asesinado por ETA. Entonces sólo pensé, "Son potentes". No había mucho tiempo para más. Había que preparar el vídeo y enviarlo para que saliese en los informativos. Me preocupé de los segundos que duraban, de los niveles de audio...
Hoy he podido leer los periódicos con calma. Público dedica su portada íntegra a Sandra Carrasco. La página dos contiene la transcripción completa de sus palabras. Después hay una emotiva bella crónica del funeral. Parecido ha hecho El País.
Ha sido entonces cuando me he desmoronado. Hasta ahora nunca había llorado leyendo un periódico.
Después llegan los análisis. Que si la campaña no debe suspenderse por los terroristas, que si el PP aprovechará el atentado para deslegitimar al gobierno del PSOE, que si ETA está en las últimas...
Palabras vacías.
Los políticos hacen las declaraciones que están obligados a hacer. Los ciudadanos salen a la calle. Lo mismo de siempre.
Al menos, la hija del asesinado ha dicho lo que todos pensamos. Incluso los políticos, aunque no puedan decirlo.
Son unos hijos de puta.
Quizá esa temprana obsesión me venga de la infancia. Recuerdo que mi abuela me decía, "Ten cuidado con los de la ETA, que son muy malos. Van de negro y tienen la cara tapada". Creo que alguna de mis pesadillas fueron protagonizadas por estos hombres de negro.
Desde lo atentados del 11M ya no espero una muerte cada mediodía. Principalmente porque ETA ha bajado mucho su macabro ritmo de apariciones; pero también porque la información es casi instantánea.
Estas últimas semanas, sin embargo, me levantaba cada mañana y miraba los periódicos digitales en busca de una muerte. "Un día más" me decía. "Que aguanten así mucho tiempo". Especial miedo tenía el jueves; en jueves cayó el 11M, y estos asesinos pueden tener un humor muy retorcido.
El viernes llegó la noticia a la redacción. Llegué a casa profundamente triste. Pero no había tiempo para el duelo, había que trabajar. Y esa tarde toda la redacción lo hicimos.
Ayer tuve que cortar los totales de Sandra Carrasco, la hija del ex concejal asesinado por ETA. Entonces sólo pensé, "Son potentes". No había mucho tiempo para más. Había que preparar el vídeo y enviarlo para que saliese en los informativos. Me preocupé de los segundos que duraban, de los niveles de audio...
Hoy he podido leer los periódicos con calma. Público dedica su portada íntegra a Sandra Carrasco. La página dos contiene la transcripción completa de sus palabras. Después hay una emotiva bella crónica del funeral. Parecido ha hecho El País.
Ha sido entonces cuando me he desmoronado. Hasta ahora nunca había llorado leyendo un periódico.
Después llegan los análisis. Que si la campaña no debe suspenderse por los terroristas, que si el PP aprovechará el atentado para deslegitimar al gobierno del PSOE, que si ETA está en las últimas...
Palabras vacías.
Los políticos hacen las declaraciones que están obligados a hacer. Los ciudadanos salen a la calle. Lo mismo de siempre.
Al menos, la hija del asesinado ha dicho lo que todos pensamos. Incluso los políticos, aunque no puedan decirlo.
Son unos hijos de puta.
1 comentario:
Sí, lo son. Y sin embargo la gente les hace caso y la abstención en Euskadi sube. Asombroso y triste.
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