Carlos Boyero es un tipo que me ha regalado muchas horas de felicidad. Nunca se cansará de recomendar a la grandísima HBO; suya es la frase que dice "el mejor cine actual se hace en la HBO". Los Soprano, A dos metros bajo tierra, The wire... son mis deudas particulares. Pero Boyero también se equivoca.
La noche es nuestra, voy a decirlo claro, es un plagio; un pastiche, un refrito de películas policíacas y de tantas y tantas películas sobre mafia. Según Boyero, es una película excelente y sombría. Nada de eso.
La peli va de una familia de policías (irlandeses, cómo no). Hay un hermano bueno: familiar, policía, virtuoso, correcto en el vestir, moderado en sus costumbres. Y hay un hermano malo: droga, mujeres latinas de barrios bajos, amigos poco recomendables, vestimenta incorrecta (pendiente incluido). El malo está apartado de la familia, no quiere saber nada de ese mundo; ni siquiera sus amigos conocen su orígenes (sí lo sabe su novia).
En un momento dado un traficante ruso (malo, malísimo) intenta asesinar al hermano policía. Tras una casi inexistente fase de duda y angustia (el traficante es conocido suyo y casi socio), el hermano malo decide ayudar a la policía, arriesgando su negocio y su vida. ¡Qué buen hermano!
Por supuesto, algo falla y los malos descubren su identidad. Desde entonces, su vida (y la de su chica) consiste en huir y esconderse en moteles vigilados por guardaespaldas. La cosa podría haber terminado bien de no ser por una indiscreción de la chica (¡Ah fragilidad, tu nombre es mujer!, parece decir el director. ¿Se puede ser mas machista en pleno siglo XXI? Y luego las asociaciones de mujeres critican los anuncios de Axe.....). Es la culpable de la muerte de padre, un tipo serio, severo, de los que crían hijos sin ayuda de la madre, pero "gran" policía. Todo muy de tragedia shakesperiana.
Al final el hermano malo (ya es bueno; el personaje ha cambiado a lo largo de la película, como debe ser) atrapa al traficante. En la ultima escena lo vemos en su graduación como policía. Muy mono en su disfraz.
Conclusión. El bien triunfa; no te metas droga; no lleves pendiente, no abandones a tu familia; no te líes con bellas mujeres latinas, terminarán por traicionarte (líate con una aburrida estadounidense, que sepa esperarte en casa con la cena preparada).
Lo peor, sin embargo no es la trama, sino el modo de contarlo. Recuerdo que en la fantástica Philadelphia, el abogado negro solía decir. "Explíquemelo como si fuera un niño de 8 años". Pues eso. El director piensa que el espectador no ha viso nunca una película de policías o de mafiosos y se cree en la obligación de explicarlo todo. Sobran diálogos, sobran escenas, sobran decorados, sobra lluvia; sobra música; sobra metraje; sobra patriotismo barato; sobra machismo encubierto.
Sobra todo eso. Y a mí me faltan los 6 euros que me gasté en la entrada.
La noche es nuestra, voy a decirlo claro, es un plagio; un pastiche, un refrito de películas policíacas y de tantas y tantas películas sobre mafia. Según Boyero, es una película excelente y sombría. Nada de eso.
La peli va de una familia de policías (irlandeses, cómo no). Hay un hermano bueno: familiar, policía, virtuoso, correcto en el vestir, moderado en sus costumbres. Y hay un hermano malo: droga, mujeres latinas de barrios bajos, amigos poco recomendables, vestimenta incorrecta (pendiente incluido). El malo está apartado de la familia, no quiere saber nada de ese mundo; ni siquiera sus amigos conocen su orígenes (sí lo sabe su novia).
En un momento dado un traficante ruso (malo, malísimo) intenta asesinar al hermano policía. Tras una casi inexistente fase de duda y angustia (el traficante es conocido suyo y casi socio), el hermano malo decide ayudar a la policía, arriesgando su negocio y su vida. ¡Qué buen hermano!
Por supuesto, algo falla y los malos descubren su identidad. Desde entonces, su vida (y la de su chica) consiste en huir y esconderse en moteles vigilados por guardaespaldas. La cosa podría haber terminado bien de no ser por una indiscreción de la chica (¡Ah fragilidad, tu nombre es mujer!, parece decir el director. ¿Se puede ser mas machista en pleno siglo XXI? Y luego las asociaciones de mujeres critican los anuncios de Axe.....). Es la culpable de la muerte de padre, un tipo serio, severo, de los que crían hijos sin ayuda de la madre, pero "gran" policía. Todo muy de tragedia shakesperiana.
Al final el hermano malo (ya es bueno; el personaje ha cambiado a lo largo de la película, como debe ser) atrapa al traficante. En la ultima escena lo vemos en su graduación como policía. Muy mono en su disfraz.
Conclusión. El bien triunfa; no te metas droga; no lleves pendiente, no abandones a tu familia; no te líes con bellas mujeres latinas, terminarán por traicionarte (líate con una aburrida estadounidense, que sepa esperarte en casa con la cena preparada).
Lo peor, sin embargo no es la trama, sino el modo de contarlo. Recuerdo que en la fantástica Philadelphia, el abogado negro solía decir. "Explíquemelo como si fuera un niño de 8 años". Pues eso. El director piensa que el espectador no ha viso nunca una película de policías o de mafiosos y se cree en la obligación de explicarlo todo. Sobran diálogos, sobran escenas, sobran decorados, sobra lluvia; sobra música; sobra metraje; sobra patriotismo barato; sobra machismo encubierto.
Sobra todo eso. Y a mí me faltan los 6 euros que me gasté en la entrada.