Una de las mayores angustias por las que puede pasar un lector como yo es no tener nada que leer. Los lectores solemos ser considerados personas normales: cultas, instruidas quizá, con un rico mundo interior. Al menos, así nos gusta vernos en ocasiones. Sin embargo, en el fondo somos yonquis.
De igual modo que el fumador no duerme tranquilo sabiendo que no tiene tabaco para el día siguiente, así yo no me acuesto con la conciencia en paz si no hay un libro en mi mesilla. Necesito escoger uno nuevo, aunque no lo abra siquiera. En ocasiones leo un párrafo, una única frase. Compruebo que el estilo es atractivo, adecuado para el momento, y cierro los ojos.
Estas semanas estoy pasando por una fase en la que no puedo leer nada. Empiezo una novela, avanzo cincuenta, cién páginas y la abandono. He probado con varias, de muy diferentes países y corrientes. Ninguna me gusta.
Guardo en mi ordenador una lista de los libros que voy leyendo. Durante un tiempo escribía también una de los libros que abandonaba. Los libros no leídos. Amigos que me fallaron o a los que fallé. Pero era demasiado deprimente y eliminé el archivo.
Los últimos libros que he intentado leer han sido Nocilla dream, un par de novelas de Juan Carlos Onetti, otra de Juan Benet, Tiempo de silencio... En mi mesa descansa el primer volumen de El hombre sin atributos. No sé si podré terminarlo.
Espero que esto dure poco. La angustiaay la tristeza crecen. Los días parecen más vacíos sin la lectura. Ojalá dentro de unos días pueda escribir aquí una reseña elogiosa. Hasta entonces, me refugiaré en las series de televisión que vienen de Estados Unidos. Es allí donde hoy se hace la mejor literatura (quien haya visto Los Soprano o A dos metros bajo tierra quizá coincida conmigo).
De igual modo que el fumador no duerme tranquilo sabiendo que no tiene tabaco para el día siguiente, así yo no me acuesto con la conciencia en paz si no hay un libro en mi mesilla. Necesito escoger uno nuevo, aunque no lo abra siquiera. En ocasiones leo un párrafo, una única frase. Compruebo que el estilo es atractivo, adecuado para el momento, y cierro los ojos.
Estas semanas estoy pasando por una fase en la que no puedo leer nada. Empiezo una novela, avanzo cincuenta, cién páginas y la abandono. He probado con varias, de muy diferentes países y corrientes. Ninguna me gusta.
Guardo en mi ordenador una lista de los libros que voy leyendo. Durante un tiempo escribía también una de los libros que abandonaba. Los libros no leídos. Amigos que me fallaron o a los que fallé. Pero era demasiado deprimente y eliminé el archivo.
Los últimos libros que he intentado leer han sido Nocilla dream, un par de novelas de Juan Carlos Onetti, otra de Juan Benet, Tiempo de silencio... En mi mesa descansa el primer volumen de El hombre sin atributos. No sé si podré terminarlo.
Espero que esto dure poco. La angustiaay la tristeza crecen. Los días parecen más vacíos sin la lectura. Ojalá dentro de unos días pueda escribir aquí una reseña elogiosa. Hasta entonces, me refugiaré en las series de televisión que vienen de Estados Unidos. Es allí donde hoy se hace la mejor literatura (quien haya visto Los Soprano o A dos metros bajo tierra quizá coincida conmigo).
2 comentarios:
vos nunca visitás bitacoras, ni comentás post, ni na de na, que feo. para que sos bloguer?
Ve, yo créi que era el único, y creyéndome especial me aturrullaba con mi enfermedad. Entonces con lo de hoy ya no me siento tAn solo.
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