10 febrero 2009

Irremediablemente vacía

Así ve la vida el personaje más lúcido, inteligente, vital y coherente de Revolutionary Road. Así ve la vida un matemático que vive recluido en un psiquiátrico, al que las descargas eléctricas en el cerebro le han borrado los conocimientos científicos. Él es el único personaje que se atreve a decir la verdad a las claras, aunque todos lo piensen. Y él, de algún modo, es el catalizador de la historia.

Frank y April Wheeler, (DiCaprio y Winslet) son una pareja “adorable”, “especial”. Jóvenes, guapos y amables, viven en una casa con jardín y tienen 2 hijos encantadores. A él le va bien en el trabajo, aunque en su interior siente que está malgastando su vida. Ella sabe que está malgastando su vida. Un buen día deciden cortar con el pasado y empezar de cero (¿no es eso una capítulo del sueño americano?). Se irán a a París, el símbolo de la intelectualidad y el mundo artístico: April trabajará de secretaria en un organismo internacional y Frank descubrirá lo que de verdad quiere hacer: escribir, pintar...

Pero la vida no es tan sencilla. Al cabo, como es de esperar, Frank no es capaz de dejar el barrio residencial donde habitan (no me atrevo a decir “viven”). Su cobardía se hará patente, de nuevo, por boca del matemático loco.

Comprenden que no son especiales, nunca lo fueron, aunque muchas personas así lo vieran; otros vendrán más tarde que creerán lo mismo, y tampoco serán especiales.



Richard Yates escribió la novela hace 4 décadas; ahora Sam Mendes la ha volcado a la pantalla de forma eficaz (y por partid doble: de paso, ha logrado resucitar el nombre y la obra del escritor). Yates es muy crudo en su lenguaje; en otra de sus novelas,
The Easter Parade -traducida al español como Las hermanas Grimes- las descripciones son precisas como un bisturí, y los diálogos duelen sólo al leerlos. Lo mismo sucede en la película. Las discusiones entre la pareja dejan al espectador clavado en el asiento. Si eso es la vida en pareja, llega a pensar, mejor vivir solo.

Para terminar, Leonardo DiCaprio y Kate Winslet hascen el papel de sus vidas. Así de sencillo. Winslet está sumamente atractiva en una escena y en la siguiente es un guiñapo; DiCaprio puede pasar de ser un bromista a un agresor descontrolado en sólo un minuto. Es una pena que Winslet no esté nominada al Oscar por está película (sí lo está por El lector).

Y es una pena que Revolutionary Road no esté seleccionada en la categoría a mejor película. Se llevaría el galardón.

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