08 febrero 2009

Fragmentos de una entrevista a Richard Dawkins en El Mundo

Al filo del bicentenario de Darwin, qué mejor oráculo al que acudir que Richard Dawkins, divulgador del evolucionismo, ateo militante y polemista recurrente en distintos ágoras. Dawkins es autor de El gen egoísta y El espejismo de Dios. Dos libros de éxito que reflejan su doble naturaleza de científico brillante y pensador anticlerical.

Un alma doble que emerge inevitablemente durante la entrevista, que se celebra en su domicilio de Oxford bajo una tormenta de nieve. A priori, Dawkins se antoja una persona solícita y agradable. Las preguntas lo co
nvierten sin embargo en un tipo hosco, desabrido y gruñón. Lo que sigue es el resumen de una conversación estimulante pero tensa y difícil.

Pregunta.- ¿Cómo le explicaría la importancia de la teoría de Darwin a alguien de otro planeta?

Respuesta.-
Le diría que logró explicar por qué existimos como seres complicados y estadísticamente improbables. Antes de él, la gente pensaba que la complicación, la elegancia, la belleza de las cosas vivas tenían su origen en un ser superior. Eso fue lo que Darwin destruyó.


P.- O sea que según usted la muerte de Dios es una consecuencia lógica de la teoría de Darwin.

R.-
Yo no iría tan lejos. Diría más bien que, después de Darwin, la hipótesis de un ser superior que ha diseñado el mundo deja de sostenerse. Si uno cree en Dios debe hacerlo por otros motivos, pero no porque lo necesite para explicar el mundo.


P.- Usted ha escrito: «Darwin hizo posible que yo fuera un ateo intelectualmente realizado». ¿A qué se refiere?

R.- Antes de Darwin, cada vez que uno miraba el mundo veía alrededor una presencia masiva de pruebas de que alguien lo había diseñado.Y eso hacía muy complicado ser ateo. Fue Darwin quien hizo mucho más fácil serlo, al descubrir que era la selección natural lo que movía el mundo.

P.-
¿Por qué es tan difícil para la especie humana deshacerse de la religión?


R.-
Por ignorancia. Muchas personas son el producto de un adoctrinamiento infantil que les presenta como un hecho que Dios existe.


P.- ¿Le merecen las grandes religiones el mismo respeto que los hechiceros de las tribus africanas?

R.- Exactamente el mismo. En ninguno de los dos casos hay pruebas de que aquello en lo que creen exista. Por eso merecen el mismo grado de respeto. Es decir, cero.

P.-
A la luz de las cantatas de Bach o de las catedrales, ¿no cree que el cristianismo ha tenido algunos efectos positivos?


R.-
No hay duda que la religión ha inspirado un arte extraordinario.Pero eso no convierte una religión en verdadera. Ahora bien, yo creo que cuando uno vive en una cultura cristiana, como nosotros, es importante que los niños aprendan sobre la cultura en la que viven. Uno no puede apreciar la Historia ni la literatura europea si no ha leído la Biblia o ha recibido nociones de arte sacro.


P.-
O sea, que en su opinión esas cosas deben enseñarse en las escuelas.


R.-
Por supuesto que sí. De lo que no estoy a favor de adoctrinar a los niños ni de etiquetarlos como niños católicos o musulmanes.


P.- O sea, que según usted la mayoría de las personas religiosas son radicales, no liberales.

R.- Sí. Y eso es muy preocupante.

P.- Pero hay creyentes cuyo empeño ha hecho mejor el mundo. Desmond Tutu, Teresa de Calcuta

R.-
Desmond Tutu es una buena persona. Nadie que haya leído su vida puede decir lo mismo de Teresa de Calcuta. A mí me parece que era una mujer malvada. Ella creía que era muy buena, pero no le importaba nada el sufrimiento de las personas. Lo único que quería era convertirlas.


P.- ¿Y Gandhi? Era religioso también.

R.-
Quizá. Pero es irrelevante. Hay buenas y malas personas, crean o no crean en Dios. No creo que sea una buena idea predicar mentiras aunque algunas de las personas que las crean sean buenas personas. Lo que cabe preguntarse es si la religión suele hacer mejores o peores personas.


P.- Hitler y Stalin eran ateos.

R.-
Stalin era ateo, pero ninguna de sus atrocidades son la consecuencia lógica de ese ateísmo sino de su marxismo. Una ideología que, por cierto, tiene mucho que ver con la religión. Hitler y Stalin establecieron en sus estados una especie de religión y de culto a su personalidad. Eso no es ateísmo.


P.- ¿Y su hija? ¿Es atea?

R.- Sí. Supongo que sí, pero eso a usted no le importa.

P.- ¿Y usted la educó en el ateísmo?

R.- Eso a usted tampoco le importa. Es un asunto privado.

P.- Pero supongo que a los lectores les gustará saber si usted predica con el ejemplo o ha adoctrinado a su hija.

R.-
Está bien. Contestaré a su pregunta. Yo le escribí una carta cuando tenía 10 años en la que le animaba a pensar por sí misma y eso es lo mejor que un padre puede hacer por su hija.


P.-
Hay gente que no comprende su voluntad de extender el ateísmo.Gente que piensa: «Señor Dawkins, probablemente Dios no existe. Así que deje de preocuparse y disfrute de su vida». ¿Qué les diría?


R.- Les diría que lo que de verdad me apasiona es la verdad científica y que lo que deseo es abrir los ojos a la gente sobre el hecho maravilloso de su propia existencia. Mientras el adoctrinamiento religioso interfiera en el conocimiento de esa verdad científica lo combatiré. No le quede duda.

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