Hace unos días, [el ojo fisgón] hablaba de su “sistema” para comprar libros. Según decía, durante un tiempo compraba libros de forma compulsiva; no tenía tiempo para leerlos todos y se agobiaba. Ahora compra sólo los que va a leer de inmediato.
Todo lector serio se ha enfrentado alguna vez a la mítica pregunta de un conocido o un familiar, “¿Has leído todos los libros de tu biblioteca?”. Al principio me daba apuro contestar, realmente compraba muchos libros que luego no me gustaban. Me sentía casi culpable por gastar tanto dinero y por llevarme libros a casa demasiado a la ligera.
Pero lo cierto es que me gusta ver mi habitación llena de libros. Adoro ver cómo crecen y tengo que hacerles hueco. Aunque tenga serios problemas de espacio, sé que nunca renunciaré a comprar libros. Más aún desde que tengo trabajo (y sueldo). En ocasiones compro libros que quiero leer en breve; otras veces compro para el futuro; otras porque me cae bien un autor; otras porque me cae mal; hay veces, debo confesar, que compro porque no me gusta salir de una librería con las manos vacías.
De todas formas, no soportaría haber leído todos los libros que poseo. Ahora mismo acabo de desechar dos que estaba leyendo (uno por aburrido, otro por incomprensible) y cuando publique este post tendré que elegir mi próxima presa. Es un momento excitante y a la vez pesado. Es difícil elegir, pero al mismo tiempo enriquecedor. No lo parece, pero es una decisión importante.
Todo lector serio se ha enfrentado alguna vez a la mítica pregunta de un conocido o un familiar, “¿Has leído todos los libros de tu biblioteca?”. Al principio me daba apuro contestar, realmente compraba muchos libros que luego no me gustaban. Me sentía casi culpable por gastar tanto dinero y por llevarme libros a casa demasiado a la ligera.
Pero lo cierto es que me gusta ver mi habitación llena de libros. Adoro ver cómo crecen y tengo que hacerles hueco. Aunque tenga serios problemas de espacio, sé que nunca renunciaré a comprar libros. Más aún desde que tengo trabajo (y sueldo). En ocasiones compro libros que quiero leer en breve; otras veces compro para el futuro; otras porque me cae bien un autor; otras porque me cae mal; hay veces, debo confesar, que compro porque no me gusta salir de una librería con las manos vacías.
De todas formas, no soportaría haber leído todos los libros que poseo. Ahora mismo acabo de desechar dos que estaba leyendo (uno por aburrido, otro por incomprensible) y cuando publique este post tendré que elegir mi próxima presa. Es un momento excitante y a la vez pesado. Es difícil elegir, pero al mismo tiempo enriquecedor. No lo parece, pero es una decisión importante.
Hace años leí una entrevista con Elias Canetti en la que hablaba sobre este asunto (¿o era un perfil en el que el periodista ponía las palabras en boca del premio Nobel?). La he buscado muchas veces, pero ha sido inútil. Sin embargo, revisando sus Apuntes, he encontrado esta cita que sirve para la ocasión.
Coincido plenamente con sus palabras. Mientras queden libros sin leer, hay futuro.No me arrepiento de esas orgías de libros. Me siento como en la época de la expansión para Masa y poder. También entonces todo sucedió por aventuras con libros. En Viena, cuando no tenía dinero, gastaba todo lo que no tenía en libros. En Londres, en los peores momentos, conseguía, contra viento y marea, comprar de vez en cuando libros. Nunca he aprendido nada sistemáticamente, como otra gente, sino por excitaciones súbitos.
Siempre empezaban con mi mirada caída sobre algo que tenía que poseer fuera como fuera. El gesto de coger, la alegría de tirar el dinero por la ventana, el transportarlo a casa o al local más próximo, el contemplar, acariciar, hojear, el guardarlo durante años, el momento de un nuevo descubrimiento cuando las cosas se ponían serias, todo esto es parte de un proceso creativo cuyos detalles secretos desconozco. Pero en mi caso nada sucede de otro modo, y por lo tanto tendré que comprar libros hasta el último instante de mi vida, sobre todo cuando sé con seguridad que nunca los leeré.
Creo que es también parte de la rebeldía contra la muerte. Nunca quiero saber qué libros entre ésos se quedarán sin leer. Hasta el final no está determinado cuáles van a ser. Tengo libertad de elección, puedo elegir en cualquier momento entre todos los libros de mi alrededor, y por ello tengo en mi mano el curso de la vida.
5 comentarios:
Uno de los mandamientos del buen lector es: "Puedes dejar de leer un libro cuando te dé la gana".
Hay veces que no te engancha, que no es el momento para seguir leyendo, que no te apetece empezarlo... Y estás en tu derecho como lector.
Efectivamente, Vera. Yo recurro a ese derecho con frecuencia. En muchas ocasiones, es liberador.
La lectura de textos abre nuevos caminos y transforma el espíritu. La transformación genera la creación de nuevos mundos.
La lectura de textos abre nuevos caminos y transforma el espíritu. La transformación genera la creación de nuevos mundos.
A mi me pasa un poco como a ti, me gusta tenerlo todo lleno de libros, y compro para leer ya y para más adelante, algunos llevan 2 años ahí y aún no los he cogido.. todo se andará, pero a diferencia de ti, yo los leo de principio a final me gusten o no,sólo he debido abandonar 2 o 3 en mi vida, asi que imagínate como serían...(Raulin me encanta tu blog, un beso. Lidia)
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