30 junio 2008

No era esto

Termino con tristeza la entrevista que hoy publica El País. Este señor que responde a algunas preguntas, que evita otras y que pronuncia un discurso que recuerda al añejo “España va bien” no es Zapatero. Tiene su mismo cuerpo, sus mismas manos, su misma voz -no su mirada ni su gesto, convertidos ya en eterna y vacua pose-, pero no es el político al que votamos con ilusión en las dos últimas elecciones generales. ¿Quién es, entonces?

Esta entrevista -da reparo llamarla así, mejor decir este publirreportaje- es la prueba tangible de que, como popularmente se dice, a Zapatero se le ha subido el poder a la cabeza. En tiempos de Felipe González, los últimos tiempos, se habló mucho “síndrome de La Moncloa”. Es una rara enfermedad -rara porque sólo la padecen unos pocos elegidos- que consiste en creer permanentemente que se está en poder de la razón, que el resto se equivocan, que todo va bien, menos lo de los otros; una enfermedad que puede causar irritabilidad, enfados, silencios incómodos, enemistades con antiguos compañeros de viaje. Le sucedió a Felipe González, le sucedió- todos lo recordamos- a José María Aznar, y ahora el virus ha entrado en José Luis Rodríguez Zapatero.

El síndrome también causa acomodo, pereza, tendencia a la más elemental inercia. Lo hemos comprobado en este tiempo pasado desde el 9 de marzo. ¿Qué ha hecho el gobierno? Disfrutar de la victoria; y esperar a que el cadáver de su enemigo pase por su puerta. Pero el enemigo no ha muerto, sino que ha salido reforzado de una crisis– esto sí era crisis, la situación económica es otra cosa, no se sabe el qué- que muchos creían devastadora (lo que no mata...).

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En esta coyuntura, “el periódico global de noticias en español” ofrece una oportunidad de oro al presidente para explicarse -y justificarse- a los ciudadanos. Una plataforma ideal para mostrar su vena más izquierdista, reformadora, su papel de líder, sus proyectos, sus viejas pero necesarias ideas republicanas. En cambio, el lector sólo recibe frases demasiadas veces oídas -“este es un Gobierno que ha hecho la ley de igualdad más avanzada de Europa”-, frases surrealistas -“es un tema opinable si hay crisis o no hay crisis”-, frases que nunca deberían pronunciarse -“la directiva europea de retorno de inmigrantes es un avance progresista”-, y frases que, sencillamente, son falsas -“(la consulta vasca) es una ley que es claramente inconstitucional”-.

No hay en toda la conversación ningún anuncio importante, no hay una declaración de intenciones, no ofrece retos, no aporta soluciones. Todo sigue igual: la relación con la Iglesia, la ley del aborto, la ilegalidad de la eutanasia. Habla del Ministerio de igualdad, pero no ofrece da contenido a este organismo -por otra parte muy necesario, si fuera eficaz-; como un adolescente ante el cura, casi confiesa su error al intentar acabar con ETA por medio del diálogo; no se moja cuando le preguntan por el Partido Popular; intenta quedar bien con Pedro Solbes y con Miguel Sebastián.

Como la sociedad teorizada por su gurú, toda la charla es líquida. Demasiado líquida.

Ahora que lo ciudadanos somos más viejos -y sinceros con nosotros mismos-; ahora que hemos perdido la esperanza -aunque nos queda el miedo a Esperanza-; ahora que hemos comprobado que España no se ha roto pero tampoco es más luminosa -como sí lo fue después del 14 de marzo de 2004-; ahora que los malos tiempos vuelven y tan solo escuchamos cuentos -pero sabemos todos los cuentos-; ahora quizá es momento de decirlo alto y claro: estamos decepcionados.

Hace tres meses, hubo quienes votaron para que no ganase el Partido Popular, otros porque de veras creíamos en el proyecto socialista, pero al caer la noche -tristes y con un picazón en la conciencia- pensamos, “en 2012, me quedaré en casa”.

29 junio 2008

De pruebas, 2


Parece que funciona. Podre publicar en vacaciones? Eso si, ni acentos, ni signor de interrogacion ni nada. Y deberia aprender a hacer fotos...

La nueva Comedia Humana

Ahora parece que todo el mundo nos hemos vuelto adictos a las series de televisión. Es la moda. Hace años fueron los videojuegos, luego la MTV y después el messenger. En 2008, tocan series producidas y emitidas en Estados Unidos y visionadas al día siguiente en España y Latinoamérica gracias a Internet (y la los cientos de personas que las subtitulan al castellano; un día deberían darles el Príncipe de Asturias de Cooperación). Por primera vez en mi vida, voy a la moda.

No es novedad proclamar que hay grandes series de televisión. Ya lo he dicho otras veces. Aquí quiero hablar de la última obra maestra que he conocido: The Wire, “La escucha”; producida, cómo no, por.... HBO.

The Wire no es una serie de policías y ladrones. Aunque lo parezca. The Wire es La Comedia Humana de Balzac. Así de sencillo. El escritor retrató la Francia de la primera mitad de siglo XIX; The Wire retrata el Baltimore de la primera década del siglo XXI.

La serie está formada por 5 temporadas en las que los policías tienen que resolver un caso. Como en CSI, pero a lo bestia. Lo que Grissom y compañía consiguen en un capítulo de 40 minutos, éstos lo hacen (y no del todo) en 13 episodios de 1 hora de duración. Cada temporada se centra en un aspecto de Baltimore: drogas en los barrios bajos, corrupción en los muelles, periodismo, política y educación. Nadie se salva. En 5 temporadas se consigue una precisa radiografía de la ciudad; radiografía que bien podría extenderse a cualquier urbe europea (dice Carlos Boyero: “No me gustaría vivir en el Baltimore de The Wire, pero tampoco me gusta vivir en el Madrid de Esperanza Aguirre")

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Lo cierto es que no importa el caso, el puro y simple argumento. Como en la buena ficción, lo imprescindible son los personajes. Hay decenas: policías, narcotraficantes, periodistas, políticos, estibadores... Todos tienen nombre y apellidos. Todos tienen una vida detrás. Todos importan. Si bien al principio el espectador está de parte de los “buenos”, a medida que pasan los capítulos comienzan las dudas. No hay buenos y malos. Todos son hijos de su tiempo, de su barrio, de sus heridas, de sus venganzas, de sus miedos, de sus frustraciones. Desde el jefe de policía rencoroso hasta el asesino homosexual (gran hallazgo). Aquí radica la grandeza de The Wire. El espectador acaba por quererlos a todos.

The Wire, hay que advertirlo, no es una serie ligera. Cuesta engancharse, si ésa es la palabra. Yo lo conseguí al segundo intento (como me sucede con la buena literatura y la buena música). Es lenta hasta la exasperación. Donde en otras series hay acción, rápidos movimientos de cámara y sexo, aquí hay caminatas por aceras sucias, primeros planos de los personajes y mucho, mucho diálogo. Hay que verla con calma, en silencio.

Pero hay que verla.

Aquí un vídeo de 20 minutos en el que varios periodistas elogian, aún más, la serie.

28 junio 2008

De pruebas


Intentando enviar texto y fotografias desde el movil. 
Vista desde mi mesa de lectura.

26 junio 2008

Puritanos, meapilas y homófobos

Estamos en el año 2008 y aún es insólito ver a dos hombres besándose en la televisión. En el mundo de la ficción, las series están a la vanguardia de la pelea por la visibilidad. Tanto, que ya hay quien critica que toda serie deba tener su gay de turno. Después, las películas, en las que suele primar más las necesidades del guión y empieza a decaer el tópico del amigo gay divertido que aconseja a la protagonista. (Pero pasan los años y la mejor película sobre el tema sigue siendo Philadelphia). A la cola de la normalización, y del sentido común, está la publicidad.

Heinz se ha visto obligada a retirar un anuncio de la televisión británica porque la Advertising Standards Authority ha recibido un puñado de quejas. Es decir, un grupo de aburridos puritanos se ofenden porque sus hijos ven (o pueden ver, quizá lo hagan por precaución) un spot en el que 2 hombres se besan; un beso, la verdad, bastante casto, incluso aburrido, del tipo que se dan las parejas antes de ir a trabajar po las mañanas. Estos mojigatos llaman a la Advertising Standards Authority y dicen que el anuncio es ofensivo e inadecuado. La Advertising Standards Authority, que en realidad es una organización dedicada a censurar los anuncios (es decir, una empresa formada por los mismos mogijatos meapilas, que vieron que podrían recibir dinero a final de mes haciendo lo que siempre han hecho, amargar la vida al personal), acepta gustosa las críticas y las da a conocer.

Consecuencia inmediata: el spot sale de la parrilla. Consecuencia indirecta: llega a internet y lo ve mucha más gente.

Se me ocurren varias preguntas y reflexiones:

¿Existe en Inglaterra esta organización censora? ¿España tiene una similar? ¿Europa lo permite? Creía que estas cosas pasaban antes.

Algunos padres piensan que el spot creará preguntas en los niños (todo se hace por el bien de los niños, incluso las guerras); y entonces tendrán que “dialogar con ellos acerca de las relaciones sexuales”. ¿Pero estamos tontos? Ahora resulta que los padres no deben hablar de sexo en casa... Señores, entonces será cuando los niños empiecen a navegar por Internet, a ver porno y a crearse sus propias teorías.

Aunque quizá para proteger a los niños -supongo que los mismos que en el colegio fumarán porros, comprarán cocaína a los alumnos mayores y practicarán el sexo con sus compañeras de clase sin preservativo; al fin y al cabo, nadie les ha hablado de los peligros de la vida real y de cómo esquivarlos- estos padres y madres puritanos prohíban la entrada la Red de redes en sus casas. Al menos, serían consecuentes.

Y la televisión cede y retira el spot. ¡Qué vergüenza!

Y Elmundo.es titula así: El beso polémico de Heinz. Señor Ramírez, el beso no es polémico. Lo que debería discutirse, y mucho, es la actitud censora de los medios británicos.

También habría que preguntarse: ¿y si se emitiese en TVE?


24 junio 2008

Ocho años de miedo

La última gira europea de George Bush cierra una etapa realmente amarga. Ocho años en los que el mundo, y en especial Estados Unidos, ha cambiado a peor. Es imposible detallar esta involución de la democracia en unas líneas. Quien mejor ha expresado la situación es el escritor y ensayista estadounidense Gore Vidal. “Vivimos en un país que da miedo. Hemos dejado atrás la república y hemos renunciado a la Carta Magna. Vamos a tardar 100 años en reparar todo el mal”.

Tampoco Europa está mucho mejor. Al margen de la crisis de identidad que el referéndum de Irlanda ha creado, en líneas generales hemos dado varios pasos atrás en materia de libertades y derechos civiles. Hace 2 semanas, Inglaterra, emblema el liberalismo y el progreso europeo, aprobó una ley que extiende el periodo de detención a sospechosos de terrorismo de 28 a 42 días. Es decir, cualquier persona puede ser arrestada al salir de su casa y permanecer detenida durante 42 días. Sin ninguna explicación, sin contacto con el exterior y sin asistencia jurídica.

Es sólo un ejemplo de cómo la histeria creada después de los atentados de 11 de septiembre ha erosionado los logros de la democracia en Europa. Pero podríamos hablar del elevado número de cámaras que vigilan los pasos de los ingleses por la calle, de las extremas medidas de seguridad en los aeropuertos, de la autocensura en todo lo tocante al Islam, de los vuelos de la CIA con personas detenidas de forma ilegal que repostaban en bases europeas…

Por supuesto, no hay que olvidar Guantánamo. La mera existencia de este campo de concentración basta para invalidar toda la Administración Bush. El Tribunal Supremo dictaminó hace poco que las personas allí encerradas tienen derechos amparados por la Constitución. Un revés dado por la única institución que ha plantado cara de forma seria a esta ignominia. El gobierno aceptó el rapapolvo, pero, fiel a su estilo, no va a cambiar sus planes. Ahora hay 5 personas sentadas ante un tribunal militar acusadas de planear los atentados de Nueva York; por lo menos una de ellas ha sido sometida a tortura, según ha admitido la propia CIA. Los juicios, a pesar de la sentencia, no se van a detener. Es la demostración fehaciente de que el actual gobierno estadounidense no siente respeto ni por el Tribunal Supremo.

En noviembre habrá relevo en la Casa Blanca. Buena parte del mundo –al cabo, las elecciones de Estados Unidos afectan al planeta entero– se pregunta quién ganará, si Obama o McCain, y si cambiará en algo la situación. Ambos candidatos han expresado su propósito de cerrar Guantánamo, un anuncio positivo y esperanzador. Es deseable que no sea ésta la única diferencia con la actual administración. La relación con España –prácticamente rota desde la retirada de las tropas de Irak–, la actitud benevolente hacia la política israelí o la escasa implicación en la lucha contra el cambio climático son algunos de los comportamientos que, a juicio de muchos, deberían mejorar.

A la espera de las elecciones, sólo queda despedir a George Bush como se merece, con alivio.

Con Dios a nuestro lado

Dylan es Dios. Así de sencillo. Como Él, sus designios son inescrutables; sus caprichos impredecibles; sus enfados terribles; sus palabras imposibles de entender, excepto para aquellos que están entrenados; sus mensajes, breves y espaciados, acaso también enigmáticos; sus logros, por supuesto, inconmensurables.

Este es el Dylan que ayer se presentó en Zaragoza. El mismo que lleva tocando 20 años de forma ininterrumpida por ciudades de todo el mundo occidental. Un abuelo al que los fieles adoran y temen por igual. Un tipo que ha sido capaz de escribir una cincuentena de obras maestras de la canción pero ya no puede cantarlas. Lo que Dylan hace reconozcámoslo, no es cantar. La voz nunca ha sido lo suyo -no es Frank Sinatra-, pero ahora se parece más a Manuel Fraga que a Tom Waits.

¿Qué espera alguien que va a ver a Bob Dylan? Se puede responder con otra pregunta. ¿Qué espera quien acude un domingo a la Iglesia? Hay quien busca consuelo en las palabras que nacen del púlpito; hay quien va porque hay que ir; hay quien en su interior discute cada una de las palabras que escucha; hay quien sale cada vez más descreído; hay quien renueva su fe.

Yo encontré a un viejo músico cansado físicamente, pero con el espírtu intacto. Un tipo que retuerce los versos que él mismo escribió el siglo pasado hasta volverlos irrecnocibles; un cantante que ya ni siquiera recita, sólo murmura o balbucea; un poeta que se obliga a subir a un escenario cada noche; un caprichoso que se dio el capricho de satisfacer al público y tocar el llamado himno de la expo; un viejo fumador que cuando grita hace vibrar el suelo; una estrella inaccesible del rock que regaló un “Thank you friends”, un saludo perfectamente vocalizado y entendible. Como el católico que se obliga a dudar y se enfada cuando escucha al predicador hablar del amor de Jesucristo y de la bondades del mundo, así salí del concierto. Creo en Dylan, pero me gustaría tener una seria conversación con Él.

Del resto, del recinto, de las entradas, del público, mejor no hablar. Otros ya lo han hecho.


Bob Dylan en 1976



Bob Dylan en 2008. Sí, es la misma canción.

23 junio 2008

Mi no entender

Hay cosas que no entiendo. Cada vez más, de hecho. Ahora, sin embargo, me centraré sólo en una: el sentimiento de identidad colectivo (por llamarlo de algún modo) originado por el deporte.

Ayer, como todos saben, jugaron la selección española y la selección italiana de fútbol; para sorpresa y alegría de muchos, no todos, ganó España. Al menos, es lo que yo digo. “Ganó”, en tercera persona. O “ganaron”, refiriéndome a los jugadores.

Otros dicen “ganamos”. Es un detalle, pero me choca. Ayer participó una veintena de personas, más o menos. No 40 millones. Si escuchamos los informativos o leemos los periódicos, parece que todos estuviéramos en Austria. Y no fue así.

“Si llegamos a penaltis nos pegarán una paliza”, dijo un amigo mío. Curiosamente, hoy no llevaba ninguna marca en el rostro. Tampoco sudó mucho mientras veía la televisión y comía palomitas, (bueno, un poco sí: hacía calor).

Lo que más me fascina y me enfada al mismo tiempo es que se dice de un modo inconsciente. ¿Tanta afinidad hay con la selección española? ¿Tan españoles sienten? De normal, no lo creo. Peo seguro que a más de uno se le escapó un “Viva España”, (o un “arriba”); son frases que no suelen decir un domingo al filo de la medianoche y muertos de calor, pero ayer muchos las dirían.

Puedo llegar a entender (aunque con mucho, mucho esfuerzo) que guste que la selección del país en que uno nace o reside gane un partido importante, pero de ahí a creerse partícipe de la victoria, hay un paso. Quizá así uno se sienta más importante. Hoy parece que todos los españoles son muy felices; el día que un español gane el Nobel, saldré a la calle a gritar “¡Hemos ganado el Nobel! ¡Viva España! ¡Lo conseguimos! ¡¡Qué bien hemos escrito esta última novela, hostia!”.

No sé porqué, me da que igual se ríen de mí...


Nota. En una entrevista reciente, declaré que no creía que algún día escribiera sobre fútbol. Pues ya se ve...

22 junio 2008

Esta Europa nuestra

Hay situaciones a las que la ira y la rabia impiden responder. Como un niño que no sabe hablar bien y sólo grita y llora y balbucea sin que sus padres entiendan lo que dice; como en los viejos tebeos en los que los insultos se representaban con dibujos de bombas, exclamaciones y letras en chino. Así me he sentido estas semanas respecto a la decisiones tomadas por la Unión Europra, una organización cada vez más unida, pero al tiempo más alejada de la idea de Europa.

Los motivos son de sobra conocidos. La semana laboral de 65 horas y la directiva de retrno, llamada con más propiedad directiva de la vergüenza. A estas normas hay que sumar la reforma de la ley antiterrorista en Inglaterra. El país pionero en el habeas corpus puede detener a una persona sin ningún motivo más que la mera sospecha durante 42 días. Sin derecho a defensa, sin que el secuestrado conozca los crímenes de los que se le acusa; pasado ese tiempo, lo sueltan: sin explicaciones, sin disculpas. Inglaterra también es el paíes eruopeo con más cámaras de vigilancia por abitnte.

En el norte de Europa, emblema de los derechos y el estado de bienestar, el gobieno tiene permiso para leer todos los correos electrónicos. La privacidad, anulada de un plumazo; como si los ciudadanos fuéramos presos peligrosos a los que hay que controlar; qué dicen y a quién se lo dicen.


Todos en aras, cómo no, de la seguridad.

Desde el 11S muchas cosas han cambiado en Europa y en el resto del mundo, la mayoría a peor. Durante años hemos culpado de esta involución a Al Qaeda, a Estados Unidos, a la paranoia nacida de los atentados. Ya no es posible. Debemos admitir nuestra culpa. Europa retrocede ella sola, nadie la empuja.

Soy un europeísta convencido, pero -esta es un frase muy repetida estos días- la Europa que se avecina no es la Europa que quiero.

Acabaremos en un estado policial, y no sabremos ni cómo hemo llegado a este punto. Martin Niemoeller, aunque la cita suele atribuirse a Bertlt Brecht, escribió estos versos en unos tiempos oscuros; y hoy vuelven a ser necesarios.

Primero vinieron a por los comunistas,
Y yo no hablé porque no era comunista.
Después vinieron a por los judíos,
Y yo no hablé porque no era judío.
Después vinieron a por los católicos,
Y yo no hablé porque era protestante.
Después vinieron a por mí,
Y para entonces, ya no quedaba nadie que hablara por mí.



Nota.

Mientras, los informativos más vistos de España inyectan en el espectador el veneno de la xenofobia. Hoy, Antena 3 ha emitido una pieza sobre la inmigración ilegal. Más o menos, el presentador ha dicho, “La directiva europea está causando discusión, pero lo cierto es que los ilegales no colaboran con la policía y no facilitan su verdadera identidad ni su país de origen, lo que hace muy difícil el trabajo de repatriación”. Me controlo para no insultarles aquí, ya lo he hecho antes. Si ellos huyeran de su país en busca de comida y fueran detenidos, ¿acaso colaborarin con la policía?

La gente escucha frases como ésta y acaban queriendo expulsar a los imigrantes. Como en la guerra de Ruanda, los medios de comunicación incitan al odio y la xenofobia. Allí, al menos, eran claros, “exterminad a las cucarachas”. Aquí sn más sutiles y, por ello, mucho más peligrosos. La mejor manipulación es la que no se siente, la que termina por hacernos creer que los pensamientos son nuestros.

21 junio 2008

Cita semanal

Carta del señor Lippmann, de Eureka, Colorado, dirigida al Secretario General de las Naciones Unidas, publicada en el New York Times:

Estimado Señor:

Le escribo para comunicarle que he decidido renunciar como miembro de la raza humana. Por consiguiente, pueden ustedes prescindir de mí en los tratados o debates que esa Sociedad realice en el futuro. Saludo a usted con atención.


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18 junio 2008

Esto no es un alegato elitista

Copio y pego un artículo del crítico literario Ignacio Echevarría publicado en el diario chileno EL Mercurio. Es una acertada crítica al mundo (casi mundillo, por lo barriobajero y chabacano en ocasiones) de los críticos literarios.

Convertida ella misma en una ideología, la democracia va siendo parasitada por el mercado, que adopta sus estrategias y su lenguaje. Las películas se anuncian proclamando el número de espectadores que las han visto, y los editores se apresuran a reeditar las novedades de éxito con una faja en la que se consigna el número de ejemplares vendidos.

No sé en Chile, pero en España, de un tiempo a esta parte, los periódicos se muestran cada vez más aficionados a proponer y publicar encuestas de opinión. La tendencia es ilustrar toda suerte de noticias acompañándolas de una valoración -un porcentaje, en realidad- obtenida a partir de las respuestas de los lectores a las más variadas preguntas. En los informativos de televisión hace ya mucho que se vienen empleando los sondeos callejeros con fines parecidos. Pero la prensa gratuita y los periódicos virtuales van extremando esta tendencia, que con frecuencia incurre en extremos ridículos. Pues no sólo se recaba el juicio de los lectores sobre hechos ocurridos, sino que se les pide también que expresen desinhibidamente sus simpatías y sus manías, y que ejerciten sus dotes adivinatorias acerca de asuntos que escapan a todo análisis ("¿Cree usted que Rafael Nadal ganará este año la final de Wimbledon?").

Se transmite así la impresión de que los lectores intervienen tanto en la valoración de la actualidad como en su construcción. Se invoca con insistencia el principio de interacción, y se fomenta con énfasis una mentalidad plebiscitaria de efectos muy poco saludables, dado que refuerza, por un lado, el sentimiento de que todo es opinable, sin importar el fundamento con que se sustenta la opinión en cada caso, y mueve a pensar, por otro lado, que la razón se decanta por el lado de la mayoría, como si los de verdad u objetividad fuesen conceptos estadísticos.

Convertida ella misma en una ideología, la democracia va siendo parasitada por el mercado, que adopta sus estrategias y su lenguaje. Se diría que nadie puede tomarse en serio los resultados de una encuesta respondida voluntariamente por un determinado perfil de ciudadanos que sienten la compulsión de expresarse por cualquier motivo, a propósito de lo que sea. Se diría que a nadie se le oculta lo improcedente que es derivar un juicio cualitativo de un índice cuantitativo. Y, sin embargo, las películas se anuncian proclamando el número de espectadores que las han visto, y los editores se apresuran a reeditar las novedades de éxito con una faja en la que se consignan -a menudo con engaño- el número de ejemplares vendidos.

El mismo día que escribo este artículo, en la página de inicio del diario digital más leído de España se hace la siguiente pregunta: "¿De qué te gustaría que tratase el próximo libro de Ken Follett?". Y se explicita, a continuación: "De entre todas las ideas recibidas se seleccionarán las cinco mejores según criterios de ocurrencia y originalidad. Las ideas ganadoras serán remitidas a Ken Follet, quien firmará y dedicará su libro a cada uno de los cinco ganadores".

¿Patraña publicitaria o estrategia de marketing dirigida a fidelizar a los usuarios del diario? Cualquiera sabe. Pero entretanto, el viejo eslogan de que es el público el que tiene la última palabra (¡y la primera, oiga!) ha ido calando cada vez más hondo en la mente de los agentes culturales, a quienes cuesta cada día más distinguir de los agentes comerciales.

La reciente publicación en España de la última novela de Carlos Ruiz Zafón, El juego del ángel, ha sido tratada por la prensa cultural como un auténtico acontecimiento. A bombo y platillo se anunció que la primera tirada de una novela de un autor español alcanzaba la cifra record de un millón de ejemplares. Cuando a los pocos días aparecieron las reseñas del libro se tuvo ocasión de asistir a un espectáculo penoso que, sin embargo, es cada vez más frecuente: el del crítico temeroso del público al que se dirige, intimidado por la abrumadora legión de los lectores, acobardado por el aparato propagandístico puesto en marcha por publicitarios y periodistas, unos y otros compitiendo en su afán sensacionalista, dando por sentado que tan elevado número de consumidores no se pueden equivocar.

Hace cuarenta años, el escritor alemán Reinhard Baumgart hizo públicas una serie de provocadoras propuestas destinadas a vapulear a la crítica de su país. La más sensacional de todas ellas consistía en postular, para el reseñista de los diarios, un papel semejante al de disc-jockey en una pista de baile. Atrás va quedando, cada vez más desprestigiado -decía Baumgart-, el crítico investido de autoridad, ya sea la autoridad del académico, del policía, del aduanero o del agente de tráfico. Éste formulaba sus juicios desde el supuesto de que el público al que se dirigía estaba necesitado de orientación y de recomendaciones, cuando no directamente de instrucción. Pero entretanto, la inflación plebiscitaria ha abonado entre los lectores la convicción de ser ellos mismos peritos tan aptos como cualquiera para calibrar los méritos de un libro. Basta ver lo que ocurre muy patentemente con el fútbol o con el cine. Así las cosas, el crítico tiende a actuar como una especie de delegado de ese cuerpo general de peritos que constituye su público, ni más ni menos que como actúa un disc-jockey. El éxito de éste, como el del nuevo crítico, depende de su capacidad de sintonizar con los ocupantes de la pista, cuyas apetencias, cuyos gustos, cuyo grado de excitación o de embriaguez le corresponde a él adivinar, estimular y acompasar.

El suyo sí que es el juego del ángel. Y se juega a las puertas del Edén al que acudimos todos para bailar la misma música.

17 junio 2008

Biografía literaria / 4

¿Puede un libro cambiar una vida? Es ya una frase hecha, en muchos casos falsa. Puede que en el mío también, pero yo así lo recuerdo.

He leído 1984, de George Orwell, 3 veces. La primera me costó bastante; la edición, letra minúscula, no ayudaba mucho; la segunda vez pude apreciar con detalle y al tiempo con perspectiva el alcance de la novela; la tercera la leí por puro placer, y fue placentero, no sólo por el texto en sí, sino por el recuerdo de las anteriores lecturas.

Fue la segunda lectura la que cambió el curso de mi vida, o al menos ayudó a tomar una decisión ya planteada. Era verano de 2000. Durante un curso había estudiado Historia, una carrera igual de interesante que inútil. A los pocos meses de comenzarla, deje de asistir a las clases y me dediqué a estudiar por mi cuenta; el tiempo dedicado antes a las aburridas peroratas de los profesores lo utilicé para leer mucho, ver innumerables películas y escuchar música. Aunque pueda parecer que desperdicié un año, no es así; le debo mucho.

En verano, pues, leí 1984 por segunda vez. Supongo que lo haría a lo largo de varios días, pero en mi recuerdo solo existe uno: sentado en la terraza de una piscina, mientras mis amigas se bañaban o jugaban al tenis o tomaban el sol, una actividad aún más aburrida que las clases de Historia Moderna.

Como se sabrá, 1984 describe una distopía, un mundo futurista, ya pasado, en el que el sistema de gobierno es el totalitarismo. Las personas viven para trabajar; el Gran Hermano -¿cuántos de los adictos a la telerrealidad conocerán el origen de este nombre?- los vigila de forma permanente; existe una guerra permanente que nunca se va a ganar o perder, pues la esencia, el sentido último de esta guerra sin batallas ni bajas es mantener sometida y temerosa a la ppblación -me viene a la cabeza la expresión “guerra contra el terror”, ¿por qué será?-; los departamentos del gobierno realizan funciones contrarias a su nombre: el Ministerio del Amor contiene sótanos donde se tortura a los disidentes, a los que dudan; el Ministerio de la Paz se dedica a esta guerra ficticia; el Ministerio de la Verdad es fruto directo de las teorías de Goebbles....

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La novela relata la historia de un hombre que pasa de creer firmemente en el Gran Hermano a dudar del sistema, e incluso a intentar oponerse a él. La chispa de este despertar se encuentra en una muer -igual que sucede en Un mundo feliz o Nosotros; ¿será herencia de la bíblica Eva, incitadora del pecado original?-, y su final en la ominosa Habitación 101, donde las pesadillas se convierten en realidad.

Más allá de la acción, de la historia propiamente dicha, me interesó sobremanera el sistema en sí mismo (siempre he preferido el análisis a la acción, por eso no creo que nunca me meta en política). ¿Cómo se mantiene sojuzgada y a la vez contenta a toda una población? ¿Cómo se tergiversa de forma constante la Historia? ¿Por qué no se cae a pedazos todo el montaje, pues una dictadura no es otra cosa?

Aquel curso había leído Los orígenes del totalitarismo, de Hannah Arendt, un ensayo en 3 volúmenes – el último es el mejor- sobre el nazismo y el fascismo visto desde diferentes perspectivas. El interés, pues, no era nuevo. Pero quizá fue Orwell quien me impulsó a empezar a pensar seriamente en estudiar la carrera de Ciencias Políticas. El paso importante, pues, estaba dado.

Varios meses después abandoné definitivamente la carrera de Historia y me matriculé, con gran sorpresa e incluso enfado de familiares y amigos, en Ciencias Políticas. De esta carrera podría decir lo mismo que de Historia: muy interesante, inútil hasta la médula. Pero eso ya es otra historia.


Nota.


Cuando redactaba en mi cabeza este post recordé las distopías que había leído: 1984, Un mundo feliz, Nosotros -hace varias semanas; para quien no la conozca es la precursora de este subgénero; fue escita en los años 20 en la URSS, con esto se dice bastante- y un librito para adolescentes publicado en 1980 por Gran Angular y titulado Cheyenes 6112. Este último me lo regalaron para Reyes y protesté, ¿un libro como regalo...? Tiempo después lo leí y me encantó.

La estructura es la misma: un mundo perfecto en el que los hombres viven en burbujas, aislados y seguros, a salvo de la contaminación que -se cree o hace creer- imposibilita la vida en el exterior. Un día descubren la existencia de un caballo, un animal que se pensaba extinguido; resulta que fuera de la burbuja hay tribus que viven en la naturaleza, son felices y respiran con normalidad. Después de afrontar miedos y discusiones, al final de la novela varios personajes -impulsados por una mujer, cómo no- traspasan la frontera creada y son capaces de disfrutar de la naturaleza. Un grato recuerdo.

16 junio 2008

Malas noticias desde Suecia

Ha muerto Esbjörn Svensson, el pianista y líder de Esbjörn Svensson Trio (abreviado, EST). Era el pianista de uno de los últimos grandes grupos de jazz.

Surgió a mediados de los 90; en 15 años estos 3 tipos han logrado lo que no todos consiguen a lo largo de toda una carrera: un sonido inconfundible.

Con los mismos instrumentos que usó Bill Evans y ahora utiliza Brad Mehldau, consiguieron un sonido radicalmente diferente y, en el buen sentido de la palabra, moderno. Un soplo de aire fresco.

Su muerte es una mala noticia para el Jazz. Es triste que se vayan grandes figuras; pero más duro es que lo haga gente joven con muchas teclas por tocar.

14 junio 2008

¿Quién mató al Tratado?

“Era previsible. Se deja a los ciudadanos de a pie votar un asunto importante y ya ves lo que pasa”. Es lo que, probablemente, piensen algunos de los dirigentes y técnicos europeos que parieron el Tratado de Lisboa. “Cosas de la democracia”, dirán.

Y tendrán razón. Si hay democracia, hay riesgo. La única forma de asegurarse el sí al tratado era no someterlo a votación. Ni siquiera parlamentaria, no vaya a ser que...

¿Qué ha fallado? Realmente la culpa es, o debería ser, compartida. Primero de los creadores del tratado. Perdieron la Constitución y quisieron crear un sustituto, un clon que no lo pareciese. Un puñado de páginas escritas en lenguaje críptico e indescifrable para los profanos en cuya portada no pareciese la palabra tabú, Constitución. Era sólo un tratado, otro más.

Después de los políticos de cada país, a excepción de irlanda. Obviar el referéndum es una señal clara: no confían en los ciudadanos. La última vez salieron escaldados y no han querido repetir. ¿Tan difícil es explicar de forma clara la esencia del tratado? Pero sin tergiversaciones, sin perversas simplificaciones, sin manipular.

De esta vergüenza -sí, una nueva crisis de identidad es una vergüenza- es en gran parte responsable la clase política de Irlanda. El primer ministro ni siquiera ha leído el texto. Deberían hacerle dimitir. Han manipulado y moldeado la opinión pública -con la inestimable ayuda de los medios de comunicación antieuropeos de Rupert Murdoch- como han querido. Apelando al corazón, al nacionalismo, al miedo.

Pero ha sido la ciudadanía irlandesa la que ha dado la última estocada. Han cedido a los impulsos, al nacionalismo atávico, al egoísmo. Ellos solos han decidido el futuro de Europa en los próximos años. Y están orgullosos. Como un David que vence a Goliat. “Estamos aquí”, parecen querer decir. Como un niño estúpido e irritante que rompe un vaso para que le presten atención. Bravo.

Y es que la guerra es demasiado importante para dejársela a los militares.

13 junio 2008

Amigos para siempre

Quizá sea ésta la última imagen que los europeos recuerden de Bush.

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Un hombre que estuvo al borde del abismo del alchol y la indigencia, un hombre que desayuna y habla con Dios todos los días, un hombre al que el poder ha envejecido, un hombre que cree con sinceridad que sus acciones son correctas -por mucho que se equivoque las más de las veces-, un hombre, en definitiva que bien podría simbolizar el sueño americano, abraza a otro que es su igual y su opuesto, un hombre que siempre ha perseguido con éxito el dinero, que desayuna con Dios, pero puede cenar a gust con el Diablo, que rejuvenece cada pocos meses, que sabe con fría certeza que sus acciones no son las adecuadas, un cínico vividor, la mezcla perfecta entre Casanova, Maquiavelo y Fausto.

Dos de los hombres más odiados por los ciudadanos europeos sonríen en su último encuentro oficial. Mirando esta fotografía, sólo se puede decir, “Por fin se va”. Aunque todavía nos queda el otro.

12 junio 2008

Non olet

Esta semana han aparecido dos noticias relacionadas con Arabia Saudí.

El titular de la primera reza: "Un joven es condenado a 15 añs de cárcel en Arabia Saudí por fotografiar a una chica". Ya en el texto se puede leer que el peligroso delincuente, de 19 años, fotografió a una chica de 17, se imagina que por su peculiar belleza, y envió la imagen a varios amigos. La fotografía ha sido calificada de "inmoral" e "indecente" y por ello el joven irá a prisión, no sin antes haber recibido 2000 latigazos. Los amigos que vieron las imágenes también tienen su merecido castigo, por cómplices: 5 años y 6 meses.
Todo un ejemplo para futuros lascivos.

La segunda señala, que no informa, el encuentro entre la Casa Real de España y la Casa Real de Arabia Saudí; una cita en la que también ha participado el Gobierno. El muy democrático príncipe heredero del país, el sultán Bin Abdulaziz Al Saud, fue agasajado con una cena en el Palacio de la Zarzuela, a la que asistió el ministro de Exteriores. Antes, el principito había charlado con el titular de Justicia, con el presidente del Congreso y con el propio Zapatero.

Siguiendo a Euronews, no comment.

Cita semanal

No me gusta la guerra

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11 junio 2008

Frikinoticia: "Tu vecino ha muerto"

Un tanatorio de Callosa d'en Sarriá (Alicante) ha iniciado un novedoso servicio para avisar a los vecinos mediante mensaje "sms" sobre las personas fallecidas y el horario del entierro.

Esta posibilidad ha sido presentada hoy por el gerente de la funeraria-tanatorio Mediterráneo, José Antonio Pérez, y el alcalde de Callosa, Batiste Saval, quien no ha podido ocultar que se siente "perplejo" por esta "idea" de la empresa, aunque ha añadido que cree que "será muy bien recibida".

Todos los servicios serán coordinados a través de lna página web "www.quisamort.com" ("quien ha muerto" en lengua valenciana), que ya está operativa.

Las personas que lo deseen pueden inscribirse en esa página de internet y pasarán a recibir, de forma gratuita, la esquela con la fotografía de quien se ha muerto y el día del entierro, o, si lo prefieren, pueden estar informados a través del citado mensaje "sms" al móvil.

El portal cibernético contará con un registro histórico de datos, para poder comprobar la fecha en que falleció alguna persona del pueblo.

Según el gerente del tanatorio, se trata de "un servicio adicional" a "la cuelga de esquelas por el pueblo", y se ha decidido desarrollar por "el crecimiento de la población y lo que esto conlleva a la hora de enterarse de diversos sucesos, entre ellos quién se ha muerto"

Frikinoticia: Matar el aburrimiento a base de Sudokus

Es el trabajo de un jurado en todo juicio. Mantener silencio, prestar atención y decidir. En Sydney, como en el resto del planeta, no es diferente, aunque las caras de concentración de los miembros durante un juicio adquirieron un cariz acaso sospechoso. Y es que el motivo de su presunto interés no estaba en las declaraciones, sino en los sudokus que algunos de ellos hacían durante las vistas. Los números hablaron: tres meses de juicio que no sirven para nada.

Cuatro de las cinco personas que formaban parte del jurado durante un proceso de drogas fueron descubiertas con el conocido rompecabezas matemático.

Un portavoz del grupo reconoció el hecho, aunque fue uno de los abogados de la Defensa el que descubrió esta actitud, asegurando según en palabras que recoge The Times, que "fuimos informados este lunes de que algo estaba pasando con el jurado, por lo que miré y me dí cuenta de que ellos estaban escribiendo en diferentes direcciones y pensé que era obvia que no estaban tomando notas como lo haríamos cualquiera".

2008-06-11

Lejos de sentirse mal por el cerca de millón de dólares que el juicio está costando a los contribuyentes australianos o los tres meses que venía durando, esta anónima persona del grupo 'díscolo' aportó una particular explicación, aludiendo a la necesidad de mantener la mente activa: "Algunas de las pruebas apenas se muestran y encuentro difícil mantener mi atención todo el tiempo".

Ella descubrió, además, la 'competición' creada entre ellos, al reconocer que fotocopiaban los mismos puzles para hacerlos durante el juicio para compararlos, posteriormente, durante la hora de la comida.

Hasta el momento más de un centenar de testigos han participado en un caso en el que dos hombres podrían ser condenados a cadena perpetua. El proceso, declarado nulo, tendrá una nueva versión en pocas semanas una vez que se convoque a un nuevo jurado.

10 junio 2008

Las reglas del juego

1.

La iniciativa del lehendakari Ibarretxe de realizar una consulta a los ciudadanos vascos se asemeja a una bola de nieve que crece conforme baja la ladera de la montaña; puede convertirse en una avalancha, o también disolverse por sí misma y sólo hacer mucho ruido.


Ya el día que anunció su intención, todas las opiniones fueron unánimes. Era una convocatoria ilegal, un camino para la independencia del País Vasco, un regalo a ETA, una traición a los muertos… Ahora que ha especificado las preguntas de la consulta, la sarta de descalificaciones y bravuconadas se ha vuelto a repetir.

Porque es una bravuconada decir que “el gobierno parará la consulta ilegal” (además de saltarse a la torera la presnunción de inocencia; pero claro, al decir eso y lograr que todos los medios lo repitan, consiguen que los españoles creamos que en el norte están impulsando un referéndum ilegal y separatista). El Gobierno no detendrá nada; si acaso, lo hará la justicia. Y ésta no tiene fundamentos para detener la consulta, más allá de unas órdenes tácitas enviadas desde el Ejecutivo.


Imagen 1

Hay muchos que detestan la figura del lehendakari, que no soportan ver a Ibarretxe en televisión; pero no deben mezclarse sentimientos con leyes. En este asunto está actuando de forma escrupulosa. La consulta, al no ser vinculante, es legal. Así de sencilo. Otra cosa es que haya gente que no quiera que se haga; que busquen, entonces otras razones para tirarla. Pero que no mientan.

Cualquier ayuntamiento puede realizar una consulta para averiguar de qué color quieren sus habitantes que se pinten las fachadas; o si aceptan la instalación de una antena de telefonía móvil; o si quieren ser barrio o pueblo. Estas consultas han existido; pese a no ser vinculantes, el Ayuntamiento ha “obedeció la voluntad popular”. Y nadie dice nada.


2.


Mucha discusión ha surgido también de las preguntas. Son éstas:


¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez y para siempre?

¿Está usted de acuerdo en que los partidos políticos vascos, sin exclusiones, inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco, y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice 2010?


La primera podrá ser acusada, como mucho, de plagio. Con parecidas palabras se presentó Zapatero en el Congreso para pedir autorización para hablar con ETA.

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La segunda es un tanto retorcida, (pero no ilegal). Pregunta a los ciudadanos si quieren que los partidos hablen entre sí para llegar a un acuerdo democrático sobre el derecho a decidir. No dice que en ese acuerdo tenga que aprobarse el derecho a decidir; van hablar del asunto. Se juntarán PP, PSOE, PNV EB, y algún otro y dirán, “¿Queremos decidir por notros mismos?”. Hay 2 posibilidades, que quieran decidir o que no quieran decidir. Previendo el voto de PP y POE, puede que tengan fuerza suficiente para lograr que no quieran decidir, (al fin y al cabo, esta decisión la tomará el Parlamento vasco, no los ciudadanos).

En la segunda parte de la pregunta aparece la palabra tabú: referéndum. Pero si leemos con calma, veremos que el referéndum atañe a la decisión tomada por el Parlamento. O sea, los partidos dicen “Queremos que los vascos decidan”, y los ciudadanos vascos aprueban o rechazan esta moción. De nuevo, el resultado es incierto.

Y ya está. Tanto alboroto para preguntar lo que ya se había preguntado y para hacer mil y una pruebas para decidir si existe un derecho a decidir. Esto se empieza a parecer a las discusiones metodológicas de los revolucionarios en La vida de Brian.


3.

Pero que sea redundante y complicado, y puede que inútil, no significa que sea ilegal, inconstitucional o separatista.


El problema es que los dos principales partidos tienen miedo de resultado. Y, por temor a perder la partida, prefieren no jugar.


4.

Para dejar las cosas claras, que a nada que defiendes la libertad de expresión y la ley te llaman terrorista.

No me gusta el lehendakari, no me gusta el PNV, no me gusta su calculada ambigüedad; no quiero que el País Vasco sea independiente, no quiero que ninguna Comunidad Autónoma lo sea; quiero que en un futuro España esté plenamente integrada en Europa, y que ésta sea un único estado. Pero mis preferencias no invalidan la ley, no quitan que, hoy por hoy, Ibarretxe vaya por el camino de la ley (aunque no actúe de buena fe) y que el Gobierno actúe de forma irrespnsable y, si llega hasta el final, ilegal.

09 junio 2008

¿Qué es una noticia?

Las noticias siempre son relativas. Dependen del interés que suscitan en la gente.

Imagen 2

08 junio 2008

Breves

Barack Obama nació un 4 de agosto, el mismo día que José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos, pues, son Leo. Un buen signo (el Viajero a Itaca nació un 6 de agosto). Un buen presagio.

Manuel Fraga es partidario de Obama. Ahora resulta que el que una vez gritó "La calle es mía" ahora es de centro reformista.

"Vine a Akihabara para matar a gente. Estoy cansado del mundo". Lo ha dicho Tomohiro Katov después de asesinar a 7 personas en un barrio japonés. Una declaración digna de dar comienzo a una novela. Recuerda a Pedro Páramo

Internet no es tan malo como algunos pretenden hacer creer. Gracias a él (¿o ella?) se puede seguir de forma completa la gira de Leonard Cohen. Setlists, reseñas de periódicos, vídeos y blogs en una sola página. Hubo un tiempo en que acudir a un concierto significaba no saber que iba a suceder en el escenario. Hoy, ese tiempo pasó.

Hay noticias que, al parecer, no interesan. Como la propuesta de la Unión Europea de ampliar la jornada laboral a 65 horas. Sólo aparece en Soitu, y de la mano de un lector.

07 junio 2008

Cita semanal

Esta declaración no llenará ningún plato

somalia

05 junio 2008

Candidato Obama

Ahora que se ha pasado la borrachera de alegría, elogios y llamadas al momento histórico que ayer llenaron los medios de comunicación, es momento de hablar con cierta serenidad de la candidatura de Barack Obama a la Presidencia de los Estados Unidos.


1.
Ciertamente es un hecho histórico que un negro tenga posibilidades reales de acceder a la Casa Blanca. Pero cuidado. Las primeras veces nunca son buenas, y la novedad puede cegar a votantes de todos los bandos políticos y colores.

Hace un mes se criticaba y alababa por igual el nombramiento de Carmen Chacón como Ministra de Defensa. Todos los medios destacaron la oportunidad histórica para las mujeres. Y todos se quedaron en la superficie. Es natural en aquellos que criticaron su nombramiento; no lo es en los que lo aplaudieron. Si lo ven cono una normalización necesaria, lo peor que pueden hacer es incidir una y otra vez en el asunto.

Parecido puede suceder con Barack Obama. ¿Qué sabemos realmente de su ideario político? Es un hecho que los votantes eligen al candidato más carismático, más amable, menos irritante: se elige la personalidad, no las ideas. Pero los medios deberían, por pura honradez profesional, destacar y comentar las ideas y gestos políticos. No ha sido así. Las primarias demócratas han sido presentadas simplistamente como una batalla entre una mujer y un negro. Poco más sabíamos de ellos. En el otro bando, en cambio, sí había análisis político.

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Mientras los estadounidenses que conocen las ideas políticas de John McCain y apenas tienen interés en su personalidad (más allá de su avanzada edad, debate que fue cortado de raíz con la publicación de sus expedientes médicos), no saben nada del proyecto político de Barack Obama. Saben que es negro, carismático, lo asocian vagamente a Kennedy, saben que su abuela (entrevistada varias veces en televisión) reside en un pueblito de Kenia... ¿Es esto importante? No lo creo; más aún, es perjudicial para conseguir la victoria en noviembre. A la hora de la verdad, aquellos que sólo vean en él una figura bonita y atrayente pueden decidir quedarse en casa.

Dentro de 15 años, cuando otro negro inicie su campaña de primarias, ya no será noticia el color de su piel. Entonces podremos saber realmente qué piensa, cómo actúa y cuál es el futuro que ese dirigente depara al mundo (queramos o no, las elecciones estadounidenses marcan en cierta medida el futuro del planeta).


2.

El candidato demócrata es más inteligente que los medios que lo adoran o detestan y ayer mismo pronunció un discurso ante el Comité de Asuntos Públicos estadounidense-israelí, un poderoso lobby judío asentado en Washington. Con la victoria fresca, quiso estrechar lazos con Israel; un modo de acallar a todos los que habían criticado su tibia relación con este país (ya se sabe que en Estados Unidos, quien tiene en contra al lobby judío no tiene nada que hacer).

De la intervención salieron 2 titulares: "Quien ataca a Israel ataca a Estados Unidos" y "Haré todo lo que esté en mi opder para evitar que Irán consiga una bomba nuclear". Toda una declaración de principios; un regalo para los oídos de los judíos y un insulto para los palestinos, que ya han calificado de hostil al senador. Un portavoz de Hamás dijo que su discurso es la prueba de que la política estadounidense hacia Oriente Próximo no va a ser diferente de la ejercida por anteriores administraciones.

Así, en su primer acto como candidato ya ha mostrado un incondicional apoyo a Israel y una agresividad hacia el régimen de los ayatolás. Una jugada maestra con la que empezar a llenar de contenido su nombre y su figura.


3.
Hillary Clinton ha avanzado esta tarde que le gustaría estar en el equipo de Barack Obama; más concretamente, le gustaría ser la futura vicepresidenta, en caso de que Obama ganase las elecciones. Fiel a su estilo en esta campaña, no lo ha dicho a las claras, sino por boca de un asesor entrevistado en The Washington Post: "Hillary dice que si le preguntan ella debe aceptar, porque cree que es lo mejor para el partido; que esté unido para ganar las eleciones de noviembre"

clinton

Claro que la cosa no es tan sencilla. La vicepresidencia no es un puesto al que se acceda mediante un currículum y una entrevista de trabajo. Uno no se ofrece como vicepresidente. Es el candidato a presidente el que elige. Aunque se han dado varios casos en que el aspirante a la vicepresidencia lanza mensajes criptados o veladas peticiones. No siempre con éxito.

En todo caso, la posibilidad de un equipo formado por los hasta ahora rivales, es factible. Habrá que ver si resulta. Puede que ambos consiguan aunar el voto demócrata o, como dice Jimmy Carter, que sea el peor de los errores. Que la unión saque a relucir lo peor de cada uno; que los simpatizantes de Obama no quieran votar a Hillary, y viceversa; en definitiva, que la alianza sea un delicioso regalo para John McCain.

En todo caso, sería un pacto interesante, aunque de resultados impredecibles. Otra novedad en esta campaña plagada de gestos, palabras y hechos inéditos.


4.

Se puede terminar este rápido análisis de forma pesimista. En palabras del protagonista de El Gatopardo, "Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie".

Entrevista

Hoy ha salido una entrevista que me ha hecho Torres Burriel para El Periódico de Aragón. Se puede leer aquí.

04 junio 2008

Obama en portada: España

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