10 febrero 2008

Sorpresas te da la vida

Una estudiante algo rebelde y pasota se queda embarazada. Éste es el punto de partida de Juno, una película nominada al Oscar a mejor guión, actriz, director y película. No está mal para una producción "independiente" (¿existe eso hoy?). El argumento puede no atraer mucho. La historia la hemos visto muchas veces, puede incluso tener un cierto tufillo a moralina. Pero su director es Jason Reitman, el tipo que dirigió la fantástica Gracias por fumar, y su guionista es una ex-stripper que lleva por nombre Diablo. Tiene su interés.

La película comienza cuando la muchacha, Juno, realiza una prueba de embarazo: positivo. Ninguna sorpresa. Es uno de los aciertos de la película. Juno no se asusta al conocer su estado; tampoco lo hace su mejor amiga, ni su padre o su madrastra (CJ Cregg, de El Ala Oeste, reconvertida en una bondadosa aunque pesada madastra). Todo lo que acontece lo toman sin mayor dramatismo. De una forma natural. Si todos nos tomásemos así la vida...

Una vez decide continuar con el embarazo (no quiere abortar después de escuchar de una activista pro-vida que los fetos tiene uñas), toma la decisión de donar su bebé a una pareja necesitada. Los afortunados serán el típico matrimonio de clase media-alta estadounidense. Casa con jardín, profesión liberal, artractivos y con problemas internos. todo lo contrario a juno y compañía. Cómo no, el choque (suave) interclasista les revelará aspectos de la vida y de elos mismos que desconocían.

Al final -será independiente, pero sigue siendo made in USA-, todo acaba bien. Y el mejor parado es el espectador, que sale del cine con una sonrisa en los labios.

Es obligado citar la banda sonora. Un puñado de canciones pop-alternativas que cuadran de maravilla con el tono buscado. El último plano es un zoom inverso de unos 3 minutos en el que los protagonistas se sientan a tocar la guitarra y cantar (sí, cantan los actores, y suena bien) una bonita canción de amor. ¿Empalagoso? Para nada. Aquí está la prueba.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Suena todo muy bonito... y muy falso...

Toñín dijo...

Pues no parece tener mala pinta. Es de agradecer una visión no tan catastrofista de la adolescencia.