28 febrero 2008

It's life and life only

No sé cuántos miembros de la Academia habrán visto La soledad, ni cuántos votarían por ella en los Goya. En cualquier caso, gracias a ellos se puede disfrutar de una joya del cine español.

Es triste que tenga que ser así. Un hombre –Jaime Rosales– escribe un intenso guión, consigue venderlo a una productora –una ardua labor, según ha dicho– y rueda una película durísima utilizando sistemas de grabación y montaje no usados aquí antes. Después, van cuatro gatos al cine.


Tiene que dar la campanada en los Goya para que el público –el "público en general", no sólo los frikis que se tragan todas las sesiones de los Renoir– vaya a verla.

la soledad

La soledad es una película dura. Ideal para ir solo al cine; para rumiar los pensamientos y analizar las emociones que suscita sin tener a nadie que comente los suyos. Una película para salir del cine en silencio, y volver a casa en silencio. Asimilando lo visto. Ésa fue mi experiencia (pues así puede definirse el visionado de esta película). Viernes a las 6 de la tarde; al cine sin compañía; todas las butacas ocupadas; nadie habla o come palomitas durante la sesión; nadie respira; acaba la película y salimos en silencio; vuelta a casa sin "salir" de la película; planes frustados por la impresión (pensaba hacer doble sesión y ver No es país para viejos; no me sentí con fuerzas para cambiar de registro tan rápido); las luces del Parque Grande se apagan; vuelvo a casa a oscuras, pensando lo puta que puede ser la vida y lo curativo que siempre es el verdadero arte.

El argumento importa lo justo. Rosales muestra al espectador un tiempo concreto de la vida de 2 mujeres; el público es un voyeur, presencia parte de sus vidas, de sus miserias, de sus escasas sonrisas. Al acabar la película, el espectador ya ha cumplido su función; de algún modo, no hay nada más que espiar.


La palabra voyeur tiene aquí un sentido especial debido a la técnica utilizada por Rosales para rodar. La elección de encuadres diferentes a los que estamos acostumbrados y la
polivisión son 2 de los grandes aciertos de la película. El espectador espía a través de ventanas, de pasillos. Vemos a los personajes desde una indiscreta distancia. En cuanto a la polivisión, ojalá otros directores se animaran a ello. Es el camino perfecto al realismo.

Mención aparte merecen las actrices (y los actores). Profesionales como la copa de un pino y absolutamente desconocidos para el gran público. Deberían haberles dado un premio conjunto, como hicieron con las actrices de
Volver en Cannes. Su trabajo es el más realista que he visto en mucho tiempo.

Quien esté interesado en conocer al creador de
La soledad, puede ver esta entrevista
en 4 partes que cuelga CeldaTV. Eso sí, mejor hacerlo después de ver la película.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hombre, me parece muy bien todo lo que dices sobre la película y sobre las "novedosas" técnicas del director... pero decir que la polivisión (que implica ver desde dos puntos de vista diferentes) es el camino al realismo... me parece poco realista salvo que seas un camaleón.