26 octubre 2009

Miedo

Uruguay sufrió una dictadura durante 12 años. A su término, como en muchos otros países, se firmaron leyes para proteger a los militares, policías, censores, torturadores... La dictadura daba paso a la democracia incompleta: sin examen de conciencia, sin justicia. En Latinoamérica las leyes tuvieron nombres tan reveladores como "Punto final y obediencia debida". Aquí en España, fueron más discretos: lo llamaron Transición.

Este fin de semana, los uruguayos han echado por la borda la oportunidad de reconciliarse con su pasado. Al mismo tiempo que las elecciones presidenciales, se votaba en referéndum la anulación de estas leyes. Los partidarios sólo han logrado el 48%, un porcentaje insuficiente.

Hoy, más de un general habrá brindado por el miedo de los uruguayos.

Creo sinceramente que el referéndum no ha salido adelante por puro miedo. Miedo al pasado, a resucitar fantasmas, a ver de nuevo caras que no se quieren ver, a la vuelta de las armas, a un nuevo golpe... El miedo es muy poderoso: Paraliza, atenaza, impide cumplir los sueños, impide vivir.

Es fácil criticar el comportamiento de los uruguayos desde el otro lado del Atlántico. Pero no hay que olvidar que en España tampoco ha habido examen de conciencia ni reconciliación, ni justicia. Manuel Fraga, Adolfo Suárez, Sabino Fernández Campo, Juan Carlos de Borbón... Son sólo algunos de los "notables" que se merecen un juicio o, como mínimo, una confrontación con su comportamiento durante la dictadura.

¿Qué sucedería si aquí se votase algo similar? ¿Querrían los españoles juzgar a toda una generación política y cultural? ¿Querrían revisar ese cuento de hadas llamado Transición y comprobar que no todo fue tan bonito, sino se usó el miedo a una nueva Guerra Civil (vamos, a un nuevo derechazo) para imponer una Constitución?

Pues pasaría lo mismo. Nada.

La derecha rancia votaría no a conciencia, pero buena parte de la sociedad votaría no por miedo.

Ojalá me equivoque.

1 comentario:

Tiresias dijo...

Si aquí una refrendum similar obtuviera el 48% ya me parecería un éxito... así de pesimista soy.