20 octubre 2009

Afganistán, segundo round

karzai

El pie de esta foto dice que estos hombres son -de izquierda a derecha- Kai Eide, el enviado de la ONU para Afganistán, el senador estadounidense John Kerry y Hamid Karzai, presidente de Afganistán. Es una forma de verlo. Otra forma sería decir que John Kerry es el enviado de la metrópoli a la colonia, o de la casa matriz a la filial, que Karzai es su títere y que el enviado de Naciones Unidas tiene como función acallar a la opinión pública (cada vez más silenciosa, por cierto).

Se han juntado en Kabul para anunciar que sí, que habrá segunda vuelta en las elecciones presidenciales. La primera ronda, en agosto, costó 160 millones de euros, movilizó varios miles de soldados, y dio pie a los talibanes a matar a decenas de conciudadanos en la "fiesta de la democracia" y a cortar los dedos manchados de tinta de algunas personas (¿incautos, ingenuos, valientes?) que habían votado. Todo para nada. Karzai, como era previsible, manipuló los resultados. No ganó por mayoría absoluta, sino que se quedó en un insuficiente 48%. Y aún esa cifra resulta difícil de creer.

El 7 de noviembre los afganos tendrán que elegir de nuevo: arriesgarse a morir para dar su voto a unos políticos enriquecidos gracias a sus relaciones con mercenarios y narcotraficantes que, además, firman leyes que legalizan la violación dentro del matrimonio o quedarse en casa. Nada les garantiza que no se vaya a repetir el pucherazo. De hecho, el antiguo enviado de la UE para Afganistán no tiene duda que se el fraude se repetirá.

Yo lo tendría bastante claro:

Unos tipos invaden el país, desmembran el gobierno y el ejército, juegan con las amistades y enemistades de las tribus para lograr una volátil estabilidad, hacen escasos esfuerzos para sacar a los ciudadanos de la pobreza, no hacen nada para ayudar a las mujeres (ayudar de verdad, no hacerse fotos con ellas), montan unas elecciones que pocos quieren, tardan en reclamar los resultados por el miedo al qué dirán y, después, pretenden montar la farsa de nuevo.

Si yo fuera afgano, el 7 de noviembre haría lo usual: sobrevivir.

No hay comentarios: