Siempre acostumbra hacer el vulgo necio
de lo bueno y lo malo igual aprecio.
Yo le doy lo peor, que es lo que alaba.
De este modo sus hechos disculpaba
un escritor de farsas indecentes;
y un taimado poeta que lo oía,
respondió en los términos siguientes:
Al humilde jumento
su dueño daba paja, y le decía:
Toma, pues que con eso estás contento.
Díjolo tantas veces, que ya un día
se enfadó el asno, y replicó: Yo tomo
lo que me quieres dar; pero, hombre injusto,
¿piensas que sólo de la paja gusto?
Dame grano, y verás si me lo como.
Sepa quien para el público trabaja,
que tal vez a la plebe culpa en vano,
pues si en dándola paja, come paja,
siempre que la dan grano, come grano.
Moraleja:
Quien escribe para el público, y no escribe bien,
no debe fundar su disculpa en el mal gusto del vulgo.
22 octubre 2009
La telebasura (y la política, y tantas otras cosas) según Iriarte
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1 comentario:
Y yo pensando que hablabas de Esther...qué grande esta fábula¡¡¡ tendré que recuperar mis libros ilustrados de fábulas que de cría no entendí...seguro que ahora me dan muchas claves...
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