05 octubre 2008

Estupidez sin límites

Este artículo podría muy bien haberlo escrito Javier Marías. En sus columnas semanales no es infrecuente leer críticas hacia quienes se ofenden por todo: mujeres, hombres, libreros, escritores, todos se han quejado alguna vez de sus palabras. Y a todos ha respondido desde un contundente razonamiento. No aspiro a lograr lo mismo que él. Pero voy a intentarlo.

La historia es la siguiente. El director de cine Fernando Meirelles, autor de la magnífica Ciudad de Dios, presenta estos días su adaptación de Ensayo sobre la ceguera. En la pantalla el título de Saramago se transforma, simplemente en Blindness, ceguera. Al parecer -y aquí no sé si reír o despotricar - la película no ha gustado nada a los ciegos de Estados Unidos.

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Primero me surge una pregunta, ¿ya la han visto? ¿Acaso no se estrena esta semana? La respuesta es sencilla. No, por supuesto que no la han visto -al margen de que el verbo "ver" quizá no es del todos correcto, pero vamos a obviarlo: si Beethoven podía componer sordo, los ciegos de Estados Unidos pueden ver películas; fin del debate-, sino que se han formado una opinión basándose, imagino, en el argumento, o los comentarios de prensa.

Segunda cuestión. El libro tiene 13 años. Tiempo más que suficiente para haberlo leído y criticarlo. Pues no, parece que han tenido que esperar a la película (y eso que existen los audiolibros y las novelas en braille). Así, se demuestra una vez más el abusivo poder de la imagen sobre la palabra escrita. ¿Es posible que en todo este tiempo -con la entrega del premio Nobel de Literatura por medio- no hayan oído hablar de Ensayo sobre la ceguera? No, claro que no.



Pero la clave del asunto está en la protesta de la Federación Nacional de Ciegos. Una protesta, sencillamente, estúpida. Según dicen, "Los invidentes aparecen en el filme como incompetentes, sucios, viciosos y depravados. Son incapaces de hacer las cosas más simples como vestirse, lavarse y encontrar el baño. La verdad es que la gente ciega normalmente hace las mismas cosas que los que pueden ver". Al margen de la veracidad de esta argumentación, -los ciegos son ciegos, punto; su día a día es más difícil que el de resto de la gente; si de verdad piensan que pueden desenvolverse como las personas que ven, deberían renunciar a beneficios fiscales, residencias...-, lo único que consiguen con ello es ponerse en evidencia. No creen que sean como los que pueden ver. Saben que ser ciego es, digámoslo claramente, una putada, y no están dispuestos a que nadie lo diga a las claras. No toleran que un "vidente" imagine su situación, que analice con crudeza lo costoso que es realizar las actividades básicas de la vida. Una dificultad aumentada en la novela, puesto que todos, menos una mujer, son ciegos. Es complicado tener una discapacidad, pero se soluciona con la ayuda de la gente. Si todos los humanos fuéramos minusválidos, esto se iría al garete.

ciego

Quizá esta novela debería haberla escrito un ciego. Pero hubiera tenido un matiz muy diferente al mensaje buscado por Saramago. Hubiera sido una novela de "denuncia", en la que se pusiese de manifiesto las carencias de los ciegos. Pero, imagino, tampoco la hubieran aceptado el resto de ciegos. "Quién se cree que es este escritorzuelo para mostrarnos como inútiles depravados", hubieran dicho. De todas formas, llegan tarde. Se les adelantó un portugués lúcido.

Continúa la nota de la Federación: "Mostrar a los ciegos en las pantallas estadounidenses poco mejor que si fuesen animales reforzará temores infundados y estereotipos en el gran público sobre la ceguera". Al contrario, quizá haga pensar al público lo duro que puede ser no ver. Pero esto no se lo plantean. Me recuerda a los que protestan por un spot de publicidad que, dicen, hiere sensibilidades y asienta tópicos. Los únicos prejuicios que asienta son los propios. Hace años había una publicidad que decía algo así: "La minusvalía se encuentra en el ojo del otro". Falso. Este comunicado lo demuestra.

José Saramago ha hecho un par de declaraciones sobre el asunto. La primera: "Eso no es polémica, porque para que haya una polémica es necesario dos interlocutores. En este casi una asociación de ciegos decide tener una opinión sobre una película que no vio", La segunda, La estupidez no distingue entre ciegos y no ciegos". Muy cierto.

Hay un capítulo de la novela Sobre héroes y tumbas, escrita por Ernesto Sabato que se llama Informe sobre ciegos. Imagino que al norte de Río Grande no lo habrán leído, porque hubieran puesto el grito en el cielo.


Actualización 2'14: Se me olvidaba lo más importante. Señores ciegos de Estados Unidos, ¡BLINDNESS ES FICCIÓN!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues si chico, pensaba que se te iba a olvidar lo obvio: se ofenden por una peli que es eso, una película, no un documental sobre el mundo de los ciegos.

Por otra parte, Javier Marías es un gilipollas arrogante y creído. De sus libros no puedo hablar porque no he leído ninguno.