17 septiembre 2008

Apuntes para un estudio de la crisis económica

1

No soy economista, no sé mucho de flujos y reflujos financieros, no tengo acciones en ninguna empresa. Soy un ciudadano normal. No entiendo lo que ocurre. Pero entiendo lo que veo.

2
La crisis es un monstruo intangible con cientos de cabezas. Algunas sueltan veneno, otras están a la espera. Las hay pequeñas, tanto que sólo a posteriori hemos comprendido que ya nos hirieron. La crisis es una hidra invisible y acuosa. Se expande, está en todos los sectores, en las oficinas, en las casas, en las conversaciones, en los sueños. Todos hablan de ella pero nadie conoce su rostro, su origen, sus motivos. Ni el modo de matarla.

3
Su anuncio favoreció el doble-pensar en algunos políticos. Se dijo que bajar los impuestos era de izquierdas, que nadie saldría herido, que era una brisa pasajera. Pero sabían, lo terrible es que lo sabían, que la izquierda no debe reducir impuestos, que para muchos su sola mención provocaba llagas, que era un huracán. Su anuncio también favoreció la posición de otros políticos. Tuvieron que abrir la boca al máximo para meter en ella esas seis letras, lo hicieron. Olvidaron, como si nunca hubieran existido, sus viejos caballos de batalla. Se convirtieron en otros, se transformaron, renacieron y ganaron fuerza. Pero sabían, siempre lo supieron, que las palabras entran y salen de la boca con facilidad, que los viejos caballos de batalla aún cocean en la memoria de los ciudadanos, que si no fuera por la crisis, ellos estarían en números rojos.

4
Ahora la crisis nos envuelve en su manto oscuro, y las soluciones son parches que no convencen a nadie, ni siquiera a las mismas personas que los pegan con cuidado y temor. Su influyo convierte a los liberales en protectores y a los ricos egoístas en necesitados que suplican solidaridad. Las víctimas, sin embargo, no cambian.


5
La crisis acecha a todos, menos a algunos. Los de siempre. Algunos capean todas las tormentas con sus trabajos vitalicios, sus subidas de salario y sus fiestas de guardar. Otros se saben a salvo en sus despachos iluminados, visten sin preocupación sus trajes y revisan con gozo el informe que detalla su aumento anual de beneficios.

6
La frase "Si gano, para mí; si pierdo a medias", está camino de convertirse en lema mundial.

7
No sé muchas cosas, pero sé que algo falla.

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