La de ayer en Babelia es como la cuarta o quinta vez que leo sobre Storytelling, un ensayo que pretende demostrar, cómo los relatos han suplantado al análisis, simplificándolo todo y distorsionando la verdad.
Dice la editorial en la página web:
Comparto la tesis fundamental: los políticos y los medios nos manipula con historias. Pero olvida algo importante: la narración es la base del conocimiento humano, de la civilización.
En el principio de los tiempos, el mito -luego transformado en religión y en verdad indiscutible- explicaba el origen del mundo y sus leyes fundamentales. Hoy, al parecer cansados de datos, de razón, de análisis de comparaciones, las historias han vuelto. No con la misma fuerza, es cierto, pero está aquí. El relato como símbolo, como esencia, como ejemplo. La anciana votante de Obama, la niña de Rajoy, las noticias que comienzan, “Luis García tiene 60 años y ha sido despedido de su empresa...”.
Las narraciones ayudan a entender. Ayudan a estar en el mundo. Los chistes, anécdotas, leyendas urbanas, ¿qué son si no relatos? Y estos pueden usarse para muy diferentes fines.
Leyendo sobre Storyteling, recordé este poma de León Felipe. En unos pocos versos dice lo mismo que el autor en 300 páginas.
Dice la editorial en la página web:
Christian Salmon desvela cómo una buena historia es la nueva arma de distracción masiva que los políticos utilizan para vender sus mensajes al público. Un libro de cabecera para entender cómo se construye la imagen de la actualidad: la narración como una manera de simular, convencer y movilizar a la opinión pública.
Desde hace unos años, el arte de contar historias se ha convertido en el arte de la manipulación. Comunicación política, construcción de imaginarios, mentiras sofisticadas, el storytelling resulta mucho más eficaz que la propaganda porque no pretende modificar las convicciones de la gente, sino que busca hacerla partícipe de una historia apasionante, de una gran novela. Apunta a la credulidad. Hemos pasado así —como afirma el autor— de la opinión pública a la emoción pública. Lo importante —continúa el autor— ya no es el debate de ideas, sino la regulación de las emociones.
Storytelling es en sí el arte de contar historias con un fin comercial, político, moral, religioso. Un arte peligroso que en manos de los gurús del capitalismo se ha convertido en un arma nuclear de comunicación.
Comparto la tesis fundamental: los políticos y los medios nos manipula con historias. Pero olvida algo importante: la narración es la base del conocimiento humano, de la civilización.
En el principio de los tiempos, el mito -luego transformado en religión y en verdad indiscutible- explicaba el origen del mundo y sus leyes fundamentales. Hoy, al parecer cansados de datos, de razón, de análisis de comparaciones, las historias han vuelto. No con la misma fuerza, es cierto, pero está aquí. El relato como símbolo, como esencia, como ejemplo. La anciana votante de Obama, la niña de Rajoy, las noticias que comienzan, “Luis García tiene 60 años y ha sido despedido de su empresa...”.
Las narraciones ayudan a entender. Ayudan a estar en el mundo. Los chistes, anécdotas, leyendas urbanas, ¿qué son si no relatos? Y estos pueden usarse para muy diferentes fines.
Leyendo sobre Storyteling, recordé este poma de León Felipe. En unos pocos versos dice lo mismo que el autor en 300 páginas.
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
Que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan
con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
Y sé todos los cuentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario