28 noviembre 2008

La rabia me hizo vomitar la guerra de mi interior, por Victor Amela y Arkadi Babchenko

Tengo 31 años. Nací y vivo en Moscú. Soy corresponsal de guerra para la revista Novaia Gazeta. Estoy casado, tengo cuatro hijas, tres de ellas adoptadas. Soy demócrata y antifascista, antimilitarista y pacifista. ¿Dios? Soy ateo y fatalista. ¿Hacia dónde va Rusia? Ni idea...

¿Ha visto morir a mucha gente?

Yo he visto centenares de muertos, carretadas de muertos, camionadas de muertos, aviones rebosantes de muertos. He volado en un avión embutido de cadáveres y de heridos: los únicos indemnes allí éramos el avión y yo.

¿Cómo fue eso?

Retornaba como soldado de la primera guerra chechena, a la que me había enviado mi país con 19 años. Volaba hacia Moscú en un avión militar, de vuelta a casa.

Estaría contento.

Evocaba al montón de colegas que había visto morir. Llegué a casa y en la tele vi un reportaje sobre un rutilante club nocturno de Moscú en el que se lo pasaban en grande gastando dinero en cócteles, cantantes glamurosos... Algo se rompió dentro de mí.

¿El qué?

Mi vínculo con Moscú. ¡Sentí que mi país me traicionaba! ¿Cómo podían divertirse así a dos horas de la masacre de tantos chicos moscovitas, tantas mujeres y niños? ¡Les daba igual! No pude soportarlo. Moscú dejó de existir. Regresé a Chechenia.

¿Voluntario?

Era algo visceral, no podía no ir: me enrolé.

¿Qué es la guerra para usted?

La vida en condiciones extremas.

¿Y la de Chechenia?

La que llena mis pesadillas. Todas las noches emerge en mis sueños, ¡todas!

¿Ha necesitado terapia psicológica?

La necesitaría cada diez minutos. Supongo que escribir lo que viví es mi autoterapia.

Y habrá vivencias que no se olvidan.

Ver desangrarse, degollado, a un amigo... Llegar a una aldea y ver a soldados rusos, chicos como tú, crucificados y castrados...

Buf.

En venganza, el comandante de mi batallón y un soldado castraron a cuchillo a todos los hombres chechenos que pillaron por allí.

Escriba, escriba...

Encontré a un compañero con la tripa abierta, estrangulado con sus propios intestinos, bajo la pintada "Alá es grande" hecha con su sangre por los guerrilleros chechenos.

Escriba...

Una mujer chechena llegó hasta nuestro campamento, buscando a su hijo desaparecido... La dejamos metida en un zindán...

¿Qué es un zindán?

Un agujero en la tierra del que no puedes salir. La mujer había visto nuestra posición.

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Escriba...

También los chechenos los usan. Y soldados rusos acaban ahí por castigos arbitrarios: la brutalidad es la ley en nuestras filas.

¿La ha padecido usted?

¡He temido más a los míos que al enemigo! Tratado como ganado, al llegar recibí más golpes y palizas de las que puedo contar. Lo aprendes: también yo luego pegué a otros.

Perdone si abuso de sus recuerdos...

Recuerdo a una mujer rusa guapísima, de unos 35 años: nos suplicó a cinco soldados que la acompañásemos a la montaña a rescatar a su hijita de 12 años, secuestrada la noche anterior por un grupo checheno. Nos negamos, era una locura. Y se fue ella sola...

Se emociona...

Ehhh... ¿Qué sería de ella...?

¿Qué cree usted?

Como tantas madres de soldados rusos, que desesperadas llegaban con una foto de su hijo en la mano, buscándolo: los chechenos las secuestraban, violaban, asesinaban. ¡O morían bajo nuestro fuego, por confusión!

¿Ha matado usted?

Cuando los chechenos nos mataban, quería matarlos. Disparaba. No creo que acertase.

¿Cuándo temió más por su vida?

El pánico es tan constante... que dejas de sentirlo, todo llega a ser indiferente.

¿Cuándo empezó a escribir todo esto?

Al retorno de la segunda guerra, en el año 2000, vi en la tele otra cosa: un reportaje maquillado sobre la guerra, mera propaganda. La rabia me puso a escribir sobre mi guerra... ¡He vomitado la guerra de mi interior!

¿Qué ha contado?

El salvajismo, el trato a hostias de los oficiales a sus soldados, las torturas, tanta irracionalidad, tanta ineptitud, tanta corrupción...

¿Qué tipo de corrupción?

Robo de material bélico para venderlo en el mercado negro y forrarse. ¡Tanquetas incluidas! Un coronel borracho mató a un soldado en Moscú con una metralleta... que había robado en Chechenia. ¡Y este tío tenía en casa todo un arsenal, para venderlo!

Se le caería el pelo...

Qué va, hombre... Allí, si eres oficial, con algún contactillo en el FSB (el ex KGB), tú tranquilo. Ni le han privado de su cargo.

Escribiendo estas cosas, ¿no teme por su vida, Babchenko?

Los que mandan están tan estratosféricamente alejados de todo, que les da igual lo que escribas. Sólo si tocase el bolsillo de algún alto cargo... Pero ya todo el mundo en Rusia sabe lo que hay: no descubriría nada.

¿Cómo reaccionan sus compatriotas a sus escritos sobre Chechenia?

Entre los soldados que estuvimos en Chechenia hay dos grupos: "¡Ánimo,Arkan, cuenta toda la verdad!", dicen unos. "Este hijo de puta de Babchenko se cubre de mierda él y a todos nosotros", dicen otros...

¿Y cómo está ahora Chechenia?

No sé, hace ya cinco años que no voy por allí. Supongo que han matado ya a todos los que tenían que matar.


Babchenko es un chicarrón de ojos y temple frío tras los que se agazapa una fina sensibilidad para captar situaciones, registrar detalles, memorizar trances y estados de ánimo. Si la estabilidad de su sistema nervioso le salvó la vida en Chechenia, su memoria ha macerado vivencias destiladas en La guerra más cruel (Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores), vívido mosaico de estampas de las guerras chechenas. Vomitarlas le limpia por dentro y le salva la vida. Escribe en la misma revista en que lo hacía su admirada colega Anna Politkovskaya, asesinada por contar verdades. Y Babchenko se declara pacifista, "tan pacifista que por la paz... yo sería capaz de arrancarle la cabeza a cualquiera".



Entrevista de Víctor Amela a Arkadi Babchenko, ex soldado en las dos guerras de Chechenia en La Contra, 28-11-2008.

Marsé

Hacía tiempo que no me alegraba de un premio Cervantes (reviso la lista de premiados y el último que realmente me gusta es del año 1986 y por entonces, yo aún no leía mucho; así que, sencillamente, éste es el primer año que me gusta el Cervantes). Y eso que hasta hace 13 horas no había leído nada del ganador.

Pero Marsé me cae bien. Así de simple. Me parece un hombre honrado, serio, digno, coherente. Tien cara de viejo bruto y borrachín, pero escribe los diálogos más vivos que haya leído en mucho tiempo. Creía que era un mero cronista de la España de poguerra. Pero resulta que demás, tiene imaginación y sabe de técnica narrativa (algo infrecuente en muchos escritores, que no pasan del sujeto-verbo-predicado-punto).


A la espera de terminar Rabos de lagartija y escribir una reseñita, aquí va un vídeo editado por la editorial Candaya.




24 noviembre 2008

Viva Goytisolo

Nada más empezar la jornada laboral, una alegría. Mi querido Juan Goytisolo ha ganado el Premio Nacional de las letras. Aunque su última novela no valga el papel en el que está escrita, aunque se le haya subido su "marginación" y su "extranjeridad" a la cabeza, sigue siendo uno de los más grandes.

Un buen momento para revisitarlo.


Actualización 22'30:

Transcribo un texto que escribí sobre Goytisolo en febrero de 2007.

Juan Goytisolo ya no escribe. Al menos ficción. Su última novela, Telón de boca, data del 2003. Quien la leyese percibía un olor a despedida. El escritor estaba cansado, Monique su compañera de tantos años, había muerto recientemente; sólo le quedaba esperar el fin. Ahora aparece de cuando en cuando en El País, firmando artículos de opinión, como siempre, apocalípticos.

Pero hubo un Juan Goytisolo anterior, un escritor sin miedo al poder o al stablishment literario. Un autor que siempre fue por libre, escribiendo lo que no se debía escribir y de una forma nunca antes (ni después) vista por estos lares. Ése es el Juan que pasará a la historia de la literatura.

Una brevísima biografía de Juan Goytisolo señalaría que nace en Barcelona la víspera de reyes de 1931; que tiene por hermanos a Luis y José Agustín, ambos dedicados a la literatura; que se instaló en París a mediados de los cincuenta y trabajó en la editorial Gallimard, donde conoció a Monique Lange, su esposa y compañera durante 40 años; que conoció el éxito en el extranjero mucho antes que en España, donde aún es recibido con reticencia; que es homosexual y que vive en Marrakech.

Pero, como toda biografía, no es más que un resumen lleno de lagunas. La mejor forma de conocer a Juan Goytisolo es leer sus libros. En ellos vuelca con furia toda su vida, sus sentimientos, opiniones ante todo. Juan Goytisolo es un hombre tímido, prefiere la soledad elegida a las multitudes y conferencias, pero ante el papel se desnuda con una dignidad y una absoluta falta de vergüenza pasmosa.

Se inició, como era norma en la época, en el realismo social. En sus novelas y relatos presentaba una España triste y gris en la que sus protagonistas eran soldados desganados, borrachos y obreros. Pero éstas son unas obras que conviene olvidar, no tienen hoy ningún valor literario. "Mi escritura adulta -dirá- empieza con el último capítulo de Señas de identidad".

Esta novela inició el camino a seguir. Nacía un nuevo Juan Goytisolo, un escritor que rompía con su pasado de enfant terrible y símbolo de la literatura de protesta, símbolo creado por la cultura francesa. Un escritor que daba la espalda a su familia: a su padre moribundo, a sus hermanos, que podían competir con él, a su hermana, que no tenía ninguna importancia en su vida. Juan Goytisolo abandona definitivamente España y se traslada a París. Allí asumirá plenamente su sexualidad y aprenderá a liberarse de muchos corsés de la literatura de la mano del iconoclasta Jean Genet.

No es lugar éste para glosar todas sus novelas y ensayos. Bastará decir que en ellas arremete contra todo y contra todos. El franquismo, el Opus Dei, la política de inmigración europea, la guerra de Yugoslavia, los propios escritores. Señas de identidad es un punto de partida que le lleva a destruir paulatinamente el lenguaje, hasta hacerlo casi ininteligible, (algo similar al trabajo de Joyce en su Ulises o en su Finnegans wake). Tras Makbara, Goytisolo se centra más en la estructura que en el lenguaje: sus textos son más sencillos de leer a primera vista, pero en conjunto poseen mayor complejidad. Vista en conjunto, su primera etapa puede definirse de "destructiva" y los años posteriores como "constructivos". En palabras del escritor, su obra es "una construcción a partir de una destrucción".

Sus últimas décadas están íntimamente relacionadas con el mundo islámico. En el barrio parisino del Sentier aprende turco de la mano de un grupo de exiliados; conocerá más tarde la tradición literaria del Islam y se convierte en su defensor. Gracias a su apoyo, la plaza Xemaa el Fna, un espacio de convivencia e intercambio de tradiciones orales en Marrakech, se convierte en Patrimonio Oral de la Humanidad.

Pero todo esto no se logra sin dejar cadáveres por el camino. La relación con s hermano Luis es casi nula, de aquellos activistas políticos que frecuentaba en los sesenta no quiere saber nada; volvió la espalda a muchos de aquellos con quienes se relacionó. Siempre fue un experto en convertir a sus amigos en enemigos y en mantener el rencor (o la envidia) que muchos le tenían.

Hoy es un hombre solitario. Continúa viviendo en Marruecos, sin Monique pero con la compañía de un par de muchachos que adoptó. Ha declarado públicamente el fin de su relación con la ficción, se dedica a releer a Cervantes, Tolstoi o Las mil y una noches. Ya no espera nada, si acaso la muerte.


Un escritor en una guerra

Durante el cerco de Sarajevo, Juan Goytisolo fue el único intelectual europeo que se trasladó a la ciudad. Aguantó allí varios meses, testigo de las muertes que los bombardeos de la OTAN causaban. Junto con el fotógrafo aragonés Gervasio Sánchez escribió un libro en el que reflejaba la situación. Como única forma de escapar al horror, montó junto con Susan Sontag la obra Esperando a Godot, interpretada por actores no profesionales del lugar.


La carta más difícil

Cuando asumió plenamente su sexualidad, Juan Goytisolo llevaba varios años viviendo con Monique. La única forma de revelar su secreto era hacerlo por escrito. Así que le envió un laga carta a Moscú, donde ella estaba de viaje con su hija, en la que explicaba toda la situación y le repetía su amor incondicional; si no quería continua con él, lo entendería. La respuesta de Monique tardó unos días en llegar, pero fue positiva. Pocos meses después contraían matrimonio.

23 noviembre 2008

Todos los cuentos

La de ayer en Babelia es como la cuarta o quinta vez que leo sobre Storytelling, un ensayo que pretende demostrar, cómo los relatos han suplantado al análisis, simplificándolo todo y distorsionando la verdad.

Dice la editorial en la página web:

Christian Salmon desvela cómo una buena historia es la nueva arma de distracción masiva que los políticos utilizan para vender sus mensajes al público. Un libro de cabecera para entender cómo se construye la imagen de la actualidad: la narración como una manera de simular, convencer y movilizar a la opinión pública.

Desde hace unos años, el arte de contar historias se ha convertido en el arte de la manipulación. Comunicación política, construcción de imaginarios, mentiras sofisticadas, el storytelling resulta mucho más eficaz que la propaganda porque no pretende modificar las convicciones de la gente, sino que busca hacerla partícipe de una historia apasionante, de una gran novela. Apunta a la credulidad. Hemos pasado así —como afirma el autor— de la opinión pública a la emoción pública. Lo importante —continúa el autor— ya no es el debate de ideas, sino la regulación de las emociones.

Storytelling es en sí el arte de contar historias con un fin comercial, político, moral, religioso. Un arte peligroso que en manos de los gurús del capitalismo se ha convertido en un arma nuclear de comunicación.

Comparto la tesis fundamental: los políticos y los medios nos manipula con historias. Pero olvida algo importante: la narración es la base del conocimiento humano, de la civilización.

En el principio de los tiempos, el mito -luego transformado en religión y en verdad indiscutible- explicaba el origen del mundo y sus leyes fundamentales. Hoy, al parecer cansados de datos, de razón, de análisis de comparaciones, las historias han vuelto. No con la misma fuerza, es cierto, pero está aquí. El relato como símbolo, como esencia, como ejemplo. La anciana votante de Obama, la niña de Rajoy, las noticias que comienzan, “Luis García tiene 60 años y ha sido despedido de su empresa...”.

Las narraciones ayudan a entender. Ayudan a estar en el mundo. Los chistes, anécdotas, leyendas urbanas, ¿qué son si no relatos? Y estos pueden usarse para muy diferentes fines.

Leyendo sobre Storyteling, recordé este poma de León Felipe. En unos pocos versos dice lo mismo que el autor en 300 páginas.

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto:

Que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan
con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.

Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…

Y sé todos los cuentos.

20 noviembre 2008

Sangre nórdica

Supe de esta película, como he sabido de otros libros y discos, a través del diario argentino Página 12. Era un artículo dedicado a los vampiros en la cultura actual. Hablaba de Crepúsculo, de Anne Rice, de True blood... y de Let the right one in.

Una vez más, Página 12 acertó.

Let the right one in no es una película de vampiros al uso. Tal y como marca la última tendencia, el chupasangres no es el malo de la película (los tiempos de Christopher Lee y Bela pasaron a mejor vida) pero tampoco es un ser atractivo y seductor, como LugosiLestat o Louis, en Entrevista con el vampiro. Ni siquiera es dulce e inocente, como la saga El pequeño vampiro hizo creer a millones de niños.

Eli, la vampiresa, es una eterna niña de 12 años sucia y desarrapada. mata para comer, y lo hace sin pudor, sin delicadeza ni elegancia. nunca la sangre en os labios de un vampiro me ha parecido tan real como en esta película. Lo que Eli hace es, da igual como lo miremos, un asesinato. Uno tras otro.



Al comienzo de la película inicia una tímida amistad con Oskar, otro niño de 12 años, (éste, humano). Oskar teme a los vampiros, pero a los de verdad. A los que chupan la sangre mediante palizas, mediante burlas e intimidaciones a la salida del colegio; a los que arrebatan la vida violación tras violación, aunque su cara sea afable y familiar; a los que ahogan a gritos y rutinas. Los malos no siempre tienen colmillos.

Pero no puede hacer nada. Al menos, no él solo. Gracias a los ánimos y consejos de Eli, se enfrentará a tus asesinos potenciales. Y gracias a Eli, salvará su vida.

El paisaje es parte indispensable de la película. Estamos en Suecia en los años 70. hace frío, nieva, oscurece pronto. La gente va siempre abrigada. Son tristes, sucios, desagradables. Muy lejanos e la elegancia d nuestra imaginación. Una sociedad que no se preocupa de sus miembros; sus habitantes se encierran en sus casas, no quieren tener más relaciones que las indispensables, y aun éstas son frías y, en cierto modo, falsas. Quizá sea el clima, como muchas veces se ha dicho. Quizá no sea casualidad que el único adulto que se interesa por Oskar sea un exiliado cubano.

Al final de la película uno se siente más solo que antes, y piensa que igual el paraíso nórdico no es tal. Y desea, por unos momentos, que existan los vampiros. Y que sean como Eli.

19 noviembre 2008

Al abordaje

En el fondo, no son culpables. En última instancia se ven obligados por las situación de su país. En el fondo.

Los piratas somalíes son estos días portada de todos los medios de comunicación, debido al secuestro del Sirius Star, un superpetrolero que transportaba dos millones de barriles de petróleo a Estados Unidos. Con éste ya van 39 secuestros en 2008, entre ellos el de un barco español, el Playa de Bakio. Todos se han solucionado mediante el pago de rescates, más o menos reconocidos.

Es conveniente ir más allá de la pura noticia.

Hoy día los piratas ya no son españoles ni ingleses: pertenecen a naciones del Tercer Mundo. Indonesia, Malasia y, en especial, Somalia ocupan los primeros puestos en piratería. Somalia es un estado fallido, una tierra sin ley. El gobierno apenas es capaz de controlar la capital, los señores de la guerra campan a sus anchas y las milicias islamistas ganan terreno día a día (su última atrocidad fue lapidar a una niña de 14 años). En estas condiciones, la piratería es un lucrativo negocio. Frente a los niños famélicos, las mujeres secas y los campos yermos, los piratas viajan en coche, tienen teléfono móvil y viven en casas. Todo, gracias a los 20 millones de euros que este año han cobrado en rescates.

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Los piratas no son, al fin y al cabo, antiguos pescadores que han cambiado las redes por metralletas. El hambre apura. ¿Será muy osado compara a estos piratas con Robin Hood, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres?

La solución, según el ministro de Interior somalí, es dejar de pagar recates. Se equivoca. La solución es mucho mas compleja, casi imposible. Lo que hay que hacer es intentar que Somalia no sea un infierno, que se convierta, de verdad, en un Estado. Hay que crear un gobierno fuerte, hay que acabar con las milicias islamistas; hay que conseguir que la esperanza de vida sobrepase los 47 años, que la tasa de mortalidad infantil no sea de 100 cada 1000 (en España es de 4 cada 1000); que los analfabetos no sean 7 de cada 10 habitantes. También , por supuesto, hay que abastecer de comida a los somalíes, hay que proporcionarles una sanidad digna, un techo. Hay mucho por hacer. No toda la culpa es del gobierno ni de las milicias, pero son parte del problema.

Hasta que Somalia, y otros países, no prosperen, habrá piratas. A Occidente le interesa una Somalia desarrollada. Aunque sea por puro egoísmo.

14 noviembre 2008

Demasiadas rayas

XXX crea adicción.

XXX Inhibe los procesos cognitivos. Parece más adecuado como instrumento de lavado de cerebro, inducción del sueño o hipnosis que como estimulador de los procesos de aprendizaje.

XXX es una forma de inanición sensorial, capaz de provocar desorientación y confusión. Distorsiona el sentido del tiempo, lugar, historia y naturaleza. En ocasiones incapacita para distinguir lo real de lo irreal, o externo de lo interno, lo experimentado personalmente de lo que ha sido implantado desde fuera.

XXX disminuye la capacidad de crear imágenes propias; fomenta la sumisión y la pasividad.

XXX crea hiperactividad.

XXX limita la comprensión. Modifica la forma de recibir información, ofrece una experiencia sensorial angosta. A causa de XXX creemos que sabemos más, pero sabemos menos.

XXX es antidemocrática. Unos pocos producen y muchos consumen.

XXX embota la conciencia, facilitando así la autocracia.


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Uno lee estas frases y piensa que XXX es una peligrosa droga. Lo es. XXX es la droga más consumida del mundo. Con diferencia. XXX es la televisión.

Las frases de arriba son las conclusiones a las que llega Jerry Mander en su libro 4 buenas razones para eliminar la televisión. Está escrito a mediados de los años 70, pero no ha perdido vigencia. De hecho, algunos datos y comportamientos de la sociedad estadounidense en los años 70 pueden aplicarse a la España de 2008.

Después de 350 páginas de datos, análisis y entrevistas a científicos; después de reseñar estudios sobre la luz, la imágenes mentales, el sueño y la hiperactividad; después de preguntar a los ciudadanos sus sensaciones al ver la televisión; después de analizar el modo en que la televisión constriñe y distorsiona la realidad; después de todo esto, Mander resume en unas pocas frases los peligros de la televisión y propone su total eliminación.

Como mínimo, es un libro interesante. Un ensayo que obliga al lector a reflexionar sobre su comportamiento frente a la televisión. Como máximo, hará que el lector tire su televisor a la basura. Dentro de esos dos extremos hay un amplio rango de posibilidades. La elección es particular.

10 noviembre 2008

Soldados, por Enric González

El soldado es, en términos comparativos, y muchas veces también en términos absolutos, el servidor público peor pagado. Se trata de un funcionario al que enviamos a la guerra para que defienda nuestros intereses con su cuerpo y con su vida. Su trabajo merece el máximo respeto. Y, sin embargo, ofendemos con frecuencia al soldado. Diciendo, por ejemplo, que va en "misión de paz" a un territorio en guerra. O deslegitimando a su enemigo con el término "terrorista", un término que, inevitablemente, prolifera de nuevo tras la muerte del brigada Juan Andrés Suárez García y el cabo Rubén Alonso Ríos.

Ése es el problema de los juegos de palabras. En una guerra, fusilar a niños constituye un crimen de guerra. Hay reglas, aunque no se cumplan. Si no se reconoce la guerra, casi cualquier cosa que haga el enemigo puede calificarse como "terrorismo". Para el ejército nazi, los partisanos eran terroristas. Mal precedente.

Un soldado de un ejército regular, encuadrado en una fuerza multinacional de ocupación, es un objetivo militar legítimo, aunque quien le mate vista de civil y profese una ideología detestable. Si negamos eso, negamos su misma profesión. Ese soldado puede contar con el respaldo de la ONU, puede atenerse escrupulosamente a las leyes de la guerra, puede dejarse el corazón ayudando a la población civil, puede desear la paz con el máximo fervor: sigue siendo un soldado en territorio extranjero. Cuando cae, cae con honor en el campo de batalla y debemos agradecerle que lo sacrificara todo, su propia vida y la felicidad de su familia, en nombre de algo tan abstracto como nuestros intereses geoestratégicos. No le insultemos, por favor, diciendo que le enviamos a Afganistán para construir escuelas o mantener el orden público. A eso se dedican otros profesionales.

Y no insultemos nuestra propia inteligencia diciendo que ese soldado combate "por la libertad". Combate por nuestra seguridad. ¿Es legítimo defender nuestra seguridad ocupando militarmente un país tan lejano? Tan legítimo como hacerlo en Irak, supongo.

El País, 10-11-2008

Cita semanal

Probablemente no hay Dios. Deja de precuparte y disfruta de la vida.

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Nadie hablará de esta película cuando acabe el invierno

Me lo temía. Sabía que iba a tirar 6'80 euros a la basura; que iba a salir decepcionado del cine, que debía haberme quedado en casa leyendo. Aún así. Siempre caigo en la trampa.

Es un tópico, pero segundas partes no suelen ser buenas. Quizá alguna mejore a su predecesora (no es el caso de El Padrino II, como todo el mundo parece sostener), pero en general sólo son películas nacidas de su éxito. El productor quiere aprovechar el filón de la primera parte -la original y verdadera- y crea la segunda con ella en la mente. Repite personajes, esquemas, alude a diálogos, escenas, lugares o músicas, intenta imaginar un futuro para el protagonista, cierra su historia de forma definitiva. Todos estos recursos, por supuesto, son un error. Y casi todos ellos aparecen en Sólo quiero caminar, la, ejem, segunda parte de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto.

Aquí Gloria Duque (Victoria abril), la protagonista de Nadie hablará... ya no es la joven ignorante que intenta sobrevivir en un Madrid frío y gris. Ya no está desvalida ni necesita de la ayuda de su suegra. Ya no tiene miedo. Han pasado los años y se ha convertido en la jefa de una banda de ladronas. Ariadna Gil, Elena Anaya, Pilar López de Ayala están bajo su mando y se dedicar a robar y prostituirse (primer fallo de guión: si son unas expertas ladras y saben manejar el bricolaje mejor que McGyver, ¿para qué tantas felaciones?). Como los caminos del guionista son inescrutables, no se puede entender por qué un buen día están todas en México DF. Pero allí están, dispuestas a robar a un mafioso mexicano malísimo (tanto que da un poco de risa, ¡qué diferencia con los mafiosos de hace 15 años, con Federico Luppi a la cabeza!) en venganza por haber jugado una mala pasada, por decirlo suavemente, a una de ellas.

En este punto, toda la dignidad que podía tener la película se cae por la borda. Sólo quiero caminar deja de intentar ser algo para convertirse en una mala mezcla de Ocean's Eleven, Bella fuerza 5 y Amorres perros.

Vayamos por partes.

La banda de mafiosos mexicanos es patética. El jefe no se hace respetar, el segundo de a bordo (Diego Luna), -verdadero protagonista de la película, el único que la salva de la quema- viste a lo Reservoir Dogs, pero no consigue acercarse a la altura de los zapatos ni al Señor Rosa. Lo sicarios son blandos, estúpidos e irreales; uno de ellos dice ser virgen, con eso basta.

Las actrices (salvo Victoria Abril, que ya tiene una edad), son muy bellas y atraen al espectador sin tener que enseñar nada (todo un logro para el cine español). Punto. Agustín Díaz Yanes tiene en un plató a 4 grandes actrices y sólo consigue sacar algo, tampoco mucho, de Ariadna Gil. Elena Anaya es la Eelena Anaya de siempre, Pilar López de Ayala no sabe por dónde le viene el aire y la interpretación de Ariadna Gil ya se vio, y mejor, en la inolvidable Antártida. De Victoria Abril, sólo se puede decir que es la Gloria de la primera parte con 15 años más.

Durante la película uno se pregunta, “¿Todo esto para robar dinero? Qué triste”. Tantos problemas sólo por un puñado de billetes mexicanos. Nadie hablará... era un canto a la voluntad, a la resistencia, al valor de la vida, al amor, a la amistad. Sólo quiero caminar es, como mucho, un gruñido al dinero.

Lo mejor la música, cortesía de Javier Limón y Paco de Lucía. Pero, ya se sabe, cuando de una película te quedas con la música, malo.


Aquí los trailers de las 2 películas. Sólo hay que comparar.





07 noviembre 2008

¡Qué cuento tienen!

Hoy ha salido la siguiente noticia:

General Motors ha presentado sus resultados económicos del tercer trimestre, y asegura que su liquidez se acerca al mínimo necesario para poder trabajar. Ha obtenido unos beneficios de casi 38 mil millones de dólares, lo que supone pérdidas de 2.500 millones. El gerente de la compañía y los directivos de otras empresas del automóvil se reunieron ayer con la presidenta del Congreso de Estados Unidos para pedir la ayuda del Gobierno norteamericano. Sin ella, aseguran, peligra su supervivencia.

Una empresa obtiene 38 mil millones de dólares y dice que va mal. Repito, 38 mil millones dólares. Durante 3 meses. No sé cuál es el beneficio necesario para seguir tirando, pero mi instinto me dice que no tanto.

Quizá sea un malpensado, pero creo que esta empresa -y otras, muchas otras- se está aprovechando de la psicosis colectiva creada a raíz de la cacareada crisis económica. La factoría anuncia que "ha perdido" una millonada y que, en consecuencia, se ve obligada a despedir a parte de sus trabajadores. La Lógica, una rama de la Filosofía, sostiene que si la primera parte de una afirmación es falsa, su consecuencia también lo será. Se llama sofisma. Es lo que sucede en este caso. La empresa no "pierde" dinero; obtiene menos beneficios. Es distinto. Pero se escuda en esta mentira para despedir a sus tabajadores y, así, ganar dinero.

Pero esto no es suficiente, y la empresa -avariciosa, avariciosa- quiere aprovechar el momento. Ha visto que el gobierno ha ayudado a algunos bancos en quiebra y a otros en serias dificultades y ha pensado "yo también quiero". No hay nada como amenazar para conseguir algo. Sobre todo si eres poderoso. Sobre todo si te juntas con otros poderosos. Lo peor es que igual el goberno les echa un cable.

¡Qué vergüenza!

04 noviembre 2008

El último video

Prometo no hablar más de Obama antes de que gane las elecciones, pero este último vídeo es genial. En serio, quiero conocer al director de su campaña. Y al redactor de discursos.


01 noviembre 2008

Nada es gratis, por Anatoli

Ya están ahora los homosexuales, los proabortistas, los de la enseñanza laica y un montón de gente metiéndose con la reina Sofía, porque esta señora los pone un poco a parir. ¿No han visto de qué va el asunto? ¡Pero si hasta los guiris lo tenemos clarísimo! Sólo hace falta pensar un rato.

Veamos.

En 1976, el rey Fahd de Arabia Saudí le regaló al rey su primer yate 'Fortuna'. ¿Se ha metido alguna vez la monarquía con la familia real saudí?

No.

Hace ocho años, unos empresarios de Baleares, gente apellidada March y Matutes, le regaló al rey un yate nuevo, de 41 metros, que costó 20 millones de euros. Por lo visto no andaba bien y hubo que tunearlo en unos astilleros, lo que hizo subir la factura. Vale. ¿Se ha metido alguna vez la monarquía con los empresarios de Baleares?

No.

En 1988, el gran financiero Javier de la Rosa le regaló al rey un Porsche 959 que costaba 25 millones de pesetas. El rey se lo cargó al poco tiempo en un accidente en los Pirineos, pero eso no cuenta. Tampoco cuenta que Javier de la Rosa acabara en la cárcel y que lo trincaran con un tal Manuel Prado y Colón de Carvajal, que era el encargado de los negocios particulares del rey. ¿Se metió alguna vez la monarquía con Javier de la Rosa?

No.

El millonario americano Malcolm Forbes le regaló al rey una moto Harley Davidson. ¿Se ha metido la monarquía con Forbes?

No.

Varias casas de coches le han regalado al rey un Audi, un Mercedes, un Lancia. ¿Se ha metido el rey con los fabricantes de coches?

No.

Las Cortes han subido la asignación del rey para este año, con lo que está cayendo, un 14,5%. El sueldo para 2008 es de 8,5 millones de euros, que no incluyen las excursiones de caza a Rusia, Polonia, Eslovaquia y Rumanía para matar osos, bisontes y lo que se tercie, porque eso son invitaciones de Putin y otros amiguetes. ¿Se ha metido el rey con Putin o con los políticos españoles?

No.

Ahora los homosexuales, las feministas, los laicistas y demás deberían hacerse una pregunta: ¿qué le han regalado al rey?, ¿se les ha ocurrido alguna vez tener un detalle con la monarquía?, ¿se han rascado el bolsillo para tener contenta a la familia real? No, ¿verdad? Pues que paguen, y ya verán cómo no se meten con ellos.


Soitu 01-11-2008