12 enero 2010

Desde el banquillo de los acusados, por Joan Mari Torrealdai, presidente del Consejo de Administración de Egunkaria

El tsunami inquisitorial del segundo Gobierno Aznar, con la doctrina Bush recién estrenada tras la resaca que siguió a la destrucción de las torres gemelas, me pilló con 60 años. De ellos, 40 los he dedicado a una actividad de notoria proyección pública, básicamente investigación cultural y labor editorial, con más de una docena de libros y cientos de artículos publicados, unido a una treintena de años como director de una revista cultural, de pensamiento y de ensayo, denominada Jakin (Saber, en euskera).

En ello estábamos cuando la Guardia Civil llegó a nuestras casas antes de la hora del lechero, a la 01.30 de la madrugada del 20 de febrero de 2003. En la mía rompieron a porrazos la puerta, apuntaron con armas de fuego a toda la familia, incluidos hijos menores, y me incomunicaron. Acto seguido se me mostró un papel según el cual, y por mi condición de presidente del consejo de administración del periódico diario Euskaldunon Egunkaria, resultaba acusado de “pertenencia o colaboración con banda armada”.

Así me enteré de que yo era, al parecer, de ETA. Me convirtieron en un hombre de armas, de la noche a la mañana.
Público 12-01-2010

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