22 julio 2009

Perpetuarse en el poder (o acudir de nuevo a las urnas)

Cada vez que escucho cierta expresión en los informativos, se me encienden las alarmas. La piel se me eriza, mis dientes chirrían, crece en mi interior el impulso de lanzar el tenedor al televisor y prohibir la entrada del diabólico aparato en mi casa. La odiada expresión es: "X pretende cambiar la constitución para perpetuarse en el poder"

Estas pocas palabras valen para descalificar a cualquier político. No importa su pasado, sus logros, su apoyo popular. Si quiere "perpetuarse en el poder" es un dictador, o un protodictador

Este protodictador siempre es un político de izquierdas, claro. ¿Alguien a oído decir "Álvaro Uribe quiere perpetuarse en el poder"? No, por supuesto. Pero ha hecho lo mismo que intentaba Manuel Zelaya en Honduras; la diferencia es que Uribe es de derechas y amigo de Estados Unidos (aunque tenga vínculos con el narcotráfico, su parlamento esté corrupto hasta la médula y practique el terrorismo de estado). Así que nadie (léase Estados Unidos y Europa) le pone pegas.

Por lo visto, para los medios españoles la ausencia de límites en la reelección es el camino directo hacia la dictadura. Pero olvidan que en Europa no existen tales límites. Que en España la Constitución (tan alabada cuando toca) no establece ninguna traba a la reelección. Felipe González gobernó 13 años; se presentó a las urnas hasta que los ciudadanos le retiraron su confianza. Igual que hicieron Zapatero en 2008 o Aznar en 2000. ¿También son dictadores?

Por lo general, una constitución no nace en circunstancias normales (y el caso nuestro es un buen ejemplo). Nacen de guerras, de golpes de Estado, de derrocamientos de dictaduras... En este contexto, la Carta Magna nunca es inocente. Si nos ponemos a analizar punto por punto el texto legal supremo español, podríamos sacar unas cuantas conclusiones que puede que disgustaran a muchos...

Por ello, en ocasiones los gobiernos están la obligación de cambiarla. ¿O acaso están escritas en sangre de virgen sobre mármol de
Carrara? Reformar la constitución requiere esfuerzo, aunar voluntades, derribar o esquivar escollos.


Es lo que ha ocurrido en Honduras. Manuel Zelaya no quiere "perpetuarse en el poder": quiere presentarse a la reelección.

Pero esto no se puede o no se quiere explicar en un informativo. Es más fácil ventilar el asunto en una frase. Y los espectadores se la creen.

El último ejemplo lo vi este fin de semana en TVE. Recordaban la revolución sandinista y terminaron la pieza diciendo que Daniel Ortega, de nuevo en el gobierno, cambiará la constitución para... Ya saben.

Por la tarde discutí el asunto con un compañero del trabajo. Dijo que aquí nadie se perpetuaba en el poder, y el recordé que había un hombre llamado Juan Carlos que, de hecho, sí ostentaba la jefatura de Estado de por vida. Pero de eso nadie se acuerda. Por cierto que hoy hace 40 años que Franco le nombró sucesor... ¿Será España una dictadura (y no lo sabremos)?

1 comentario:

Chabi dijo...

Plas, plas, plas!