27 mayo 2007

El Quijote en su Nokia

Está claro: Japón es el futuro. O, al menos, eso se podría pensar al ver qué uso dan a su tecnología. Que guste o no, es otra cosa.
Cuando aquí las empresas intentan que, al menos, hagamos el experimento de navegar por la red a través del móvil, en Tokyo es habitual ver a los viajeros del metro leyendo y escribiendo los primeros correos de la mañana en sus teléfonos. Pero el uso del móvil va más allá. No sólo leen periódicos y blogs: también leen novelas. Narraciones escritas específicamente para teléfonos móviles.
La mayor parte de estos le
ctores son jóvenes adolescentes y veinteañeros, la primera generación que creció con el email. Los primeros que no tuvieron que pedirlo a sus padres: cuando nacieron, Internet ya estaba allí.
Estos lectores no se habían acercado jamás a un libro “de verdad”. No saben quien es Yasunari Kawabata, ni Kenzaburo Oé ni, por supuesto, Murasaki Shikibu. Sin embargo, leen y escriben novelas en pantallas táctiles que, de pasarlas al papel, ocuparían entre 2
00 y 500 páginas.
Chaco es la escritora de novelas para móviles más famosa de Japón. No se sabe mucho de ella.
Tiene veintipico años y escribe más rápido que Corín Tellado. En un año escribió cinco novelas, una de las cuales, Lo que me dio el Ángel, vendió más de un millón de copias. El anonimato es común entre este tipo de escritores, que muchas veces redactan historias eróticas, truculentas o demasiado personales.
Yoshi es otro escritor para móviles. Yoshi vio el futuro y decidió tomar la delantera. Creó una
página web de contenidos para teléfonos móviles y desde ella publicó Amor profundo, una novela habla de Ayu, una joven de 17 año que encuentra el amor tras un encuentto casual. Por supuesto, arrasó en las pantallas (de los móviles): fue leída por más de 20 millones de personas. ¿La clave? Un ritmo acelerado, una prosa concisa, mucho diálogo y evitar usar palabras difíciles. Estas sencillas reglas, por otra parte propias de cualquier bestselller, consiguen que aaquellos que no leen ni El código da Vinci pasen horas moviendo los ojos por una pequeña pantalla. Su arrollador triunfo llevó a sus autores a editarla en el formato impreso tradicional y sus protagonistas se inmortalizaron, además, en la consiguiente película.



En España, ha
ce un par de años se intentó iportar la tendencia (sin mucho éxito, a parecer). El canal Ciberpunk ofrecía relatos de conocidos autores como Suso de Toro, y novelas de nuevos nombres, como los escritores Javier Lorente, Iñigo Medina y David de Ugarte.
Los ciberpunk
nacieron tras la caída del Muro de Berlín como un grupo de jóvenes autores amantes de la ciencia ficción que querían unir la tecnología y las libertades individuales. Fueron sido pioneros en muchos terrenos de la red: desde el primer moblog a la introducción del software libre en la agenda política o la lucha por los derechos civiles en el ciberespacio.
Un ejemplo d
e relato para móvil es el siguiente, escrito por Suso de Toro:
“Yo apenas me percaté de lo que ocurrió, estalló el motor, creo, hubo una sacudida y luego caímos en barrena desde ocho mil metros de altura. Creo que no sobrevivimos nadie.”



Estos textos (reamente cuesta llamarlos novelas) recuerdan en cierto modo a las radio novelas de los años 50. Son publicadas en una serie diaria o semanal, con unas 2.000 letras en cada entrega, y con un sistema automático para retomar la lectura en el lugar dejado en último lugar, que evita las engorrosas búsquedas. Las personas que más utilizan los teléfonos móviles son las mujeres, las adolescentes y de 30 años de edad, según el portavoz de una editorial dedicada a los contenidos para móviles.

Las “móvil-novelas" deben ser fácilez de leer. Así, las novelas históricas que reflejan muchos nombres propios y una historia complicada, no son adecuadas para leer en los móviles. Sin embargo, las novelas policíacas han demostrado tener bastante éxito, y también las románticas, con un gran número de las lectoras.

Según una encuesta de la editorial Shincho, la gente lee la "literatura móvil" en el metro y antes de dormir en la cama, gracias a la luz propia de la micropantalla del teléfono móvil, lo que permite leer en la oscuridad sin molestar al vecino, o incluso mientras se lleva al bebé en brazos. Estos lectores adoran las novelas en el móvil por una variedad de razones, todas ellas relacionadas con la “comodidad”: no tienen que ir a la librería, no han de llevar un peso bajo el brazo, pueden leer en la oscuridad...
A pesar de que ciertos escritores rechazan las novelas para móviles por su simplicidad, argumentando que prescinden del verdadero sabor de la literatura, basado en la riqueza de la variedad de expresiones, las novelas de móviles son un desafío para las editoriales con el que esperan recobrar a los lectores.

El objetivo ahora es incorporar ilustraciones, sonidos y vídeos a estos textos. Pero, en tal caso, ¿seguirán siendo novelas?
Como anécdota, algunas páginas web ofrecen novelas cuyos derechos de autor han expirado. ¿Se imagina leer El Quijote en su Nokia? Quizá nuestros hijos lo hagan dentro de unos años.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo es literatura, o al menos un "intento de". Los soportes tampoco son tan importantes. Ya sabes, ¿ a qué se le da más importancia?, ¿ al continente o al contenido?. Aquí también acabará llegando, los japos suelen ser los primeros en estas cosas, que, aunque al principio nos parecen raras o extravagantes, con el paso del tiempo se convierten en algo cotidiano.
Bueno, que me hace ilusión ser el primero en comentar en tu andadura blogger.
Ciao ciao

Anónimo dijo...

Me parece muy bien que eso pueda llamarse literatura o "intento de", me parece maravilloso que los jovencitos que no pueden vivir apartados de su móvil ni unsólominuto al día al menos lo utilicen para leer algo sin faltas de ortografía... pero la literatura,la lectura implican; para mí, muchas otras cosas más. Dejando de lado el fetichismo que uno pueda sentir por caminar entre estanterías repletas de libros, coger uno, abrirlo, ojearlo, dejarlo; pasar a otro etc... también hay que tener en cuenta la intersubjetividad. Comentar el libro con los amigos, compañeros familia, prestarlo. Se podrá pasar el texto vía sms, claro está. Pero no es lo mismo. El contacto físico, la comunicación cara a cara es fundamental, lo ha sido y debería seguir siendolo para "nuestra especie" (ojo, comillas).

En definitiva y en mi opinión, estos relatyos son a la literatura en cierto modo lo que el chat es a la charla real en persona. Una gris imitación, porque reconozcamoslo, por más que uno sea tímido o poco sociable, unas palabras escritas en la pantalla con una foto fija en un recuadro nunca podrán igualar, ni de lejos, una conversación cara a cara.

Javier Burbano dijo...

El Quijote todavía no lo he leido todavía en mi Nokia, pero Los pazos de Ulloa, de Emilia Pardo Bazán sí. Es muy cómodo el leer un libro en el móvil, poner la letra lo grande que quieras y leerlo en cualquier momento que te apetezca.