Iñaki de Juana Chaos es un miserable hijo de puta. Un asesino que merecería la pena de muerte. Los 20 años que ha pasado en la cárcel no son suficientes para pagar todo el dolor que ha causado. En esto estamos todos de acuerdo.
Pero la ley es la ley. En España no existe la cadena perpetua, ni la pena de muerte. De Juana Chaos ya ha cumplido su pena. Ahora debe salir de la cárcel.
Hace un año escribí contra la condena por enaltecimiento de terrorismo que se le impuso. Era una artimaña para que no fuera puesto en libertad. El clima era tenso: tregua de ETA, De Juana en huelga de hambre y la derecha pidiendo lo imposible. La sociedad, se dijo entonces, no quiere verlo pasear por las calles.
Ahora estamos en una situación parecida. Dentro de un par de semanas el terrorista será libre, y desde el gobierno -y la oposición- se quiere hacer todo lo posible para amargarle la vida. Bajo la coartada de la indenmización a las víctimas, se le ha embargado su piso (una vivenda que ni siquiera es de su propiedad, sino de su esposa). Pero lo que no se dice es que sus víctimas ya han sido indemnizadas por el Estado; que todas las indemnizaciones las paga el Estado; que es imposible que un particular pueda pagar tal cantidad de dinero; que es una estratagema para "calmar a la sociedad".
Una sociedad que, por lo visto, esta indignada por la salida de De Juana Chaos. ¿Lo está? Me cuesta creerlo. Quizá sean los políticos -y sus fieles escuderos, los medios de comunicación- quienes inyecten el sentimiento en el cuerpo de los ciudadanos.
Hace un par de días el Consejero Vasco de Justicia, Joseba Azkárraga, declaró que "se están saltando muchos límites" de la Justicia, que "ya basta" de "perseguir" a este recluso, que "ya ha cumplido su condena". Por mucho que me desagrade estar de acuerdo con Azkárraga, no puedo menos que darle la razón.
De Juana Chaos estará el 2 de agsto en la calle porque lo decide la ley, porque la Constitución establece claros límites a las condenas penales. Si no nos gusta, hay que intentar cambniarla. Pero el gobierno no debe bordear la ilegalidad.
¿Cuántos etarras salen cada año de la cárcel? ¿Cuántos violadores y asesinos de mujeres? El problema es que De Juana Chaos se ha convertido -¿o lo hemos convertido?- en un símbolo. Y ya se sabe lo que se hace con los símbolos: unos los glorifican y otros los pisotean.
Pero la ley es la ley. En España no existe la cadena perpetua, ni la pena de muerte. De Juana Chaos ya ha cumplido su pena. Ahora debe salir de la cárcel.
Hace un año escribí contra la condena por enaltecimiento de terrorismo que se le impuso. Era una artimaña para que no fuera puesto en libertad. El clima era tenso: tregua de ETA, De Juana en huelga de hambre y la derecha pidiendo lo imposible. La sociedad, se dijo entonces, no quiere verlo pasear por las calles.
Ahora estamos en una situación parecida. Dentro de un par de semanas el terrorista será libre, y desde el gobierno -y la oposición- se quiere hacer todo lo posible para amargarle la vida. Bajo la coartada de la indenmización a las víctimas, se le ha embargado su piso (una vivenda que ni siquiera es de su propiedad, sino de su esposa). Pero lo que no se dice es que sus víctimas ya han sido indemnizadas por el Estado; que todas las indemnizaciones las paga el Estado; que es imposible que un particular pueda pagar tal cantidad de dinero; que es una estratagema para "calmar a la sociedad".
Una sociedad que, por lo visto, esta indignada por la salida de De Juana Chaos. ¿Lo está? Me cuesta creerlo. Quizá sean los políticos -y sus fieles escuderos, los medios de comunicación- quienes inyecten el sentimiento en el cuerpo de los ciudadanos.
Hace un par de días el Consejero Vasco de Justicia, Joseba Azkárraga, declaró que "se están saltando muchos límites" de la Justicia, que "ya basta" de "perseguir" a este recluso, que "ya ha cumplido su condena". Por mucho que me desagrade estar de acuerdo con Azkárraga, no puedo menos que darle la razón.
De Juana Chaos estará el 2 de agsto en la calle porque lo decide la ley, porque la Constitución establece claros límites a las condenas penales. Si no nos gusta, hay que intentar cambniarla. Pero el gobierno no debe bordear la ilegalidad.
¿Cuántos etarras salen cada año de la cárcel? ¿Cuántos violadores y asesinos de mujeres? El problema es que De Juana Chaos se ha convertido -¿o lo hemos convertido?- en un símbolo. Y ya se sabe lo que se hace con los símbolos: unos los glorifican y otros los pisotean.
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